dilluns, 1 de febrer del 2021

Jep (l)

 

JEP (1)

 

Tengo un perro, su nombre es Jep, de él no puedo decir otra cosa que no sea que es una excelente, una bellísima persona. Nos conocimos hace unos diez años, era pequeño y ya demostraba maneras. Yo no entendía nada de perros, y ahora casi que tampoco, pero a él sí, entre ambos existe una relación inexplicable e indestructible. Cuando cumplió seis años su cabeza llegaba un poco más arriba de mi ombligo. Momento en que mi mujer se recreó con una de esas frases que hacen historia "O él o yo". Pobre Jep, pobrecito, le tenía su dormitorio abajo, en el garaje, en una habitación destinada a bodega. No ladró nunca por la noche, y ni siquiera descorchó una sola botella de vino.

 

Ante esta situación tan comprometida no tuve más remedio que llevarlo a un almacén en donde guardo trastos de aquellos que se guardan y nunca más en la vida los volverás a sacar. También tengo la leña para alimentar el hogar de casa, Dios nos libre que a mi mujer le faltase la leña, podría ser origen de "la leña o ..." La enciende cada día, más la calefacción. Una sauna. El caso es que construí un habitáculo muy digno y confortable para Jep, estaba caliente y a tocar de la cama le puse un recorte que tenía de césped artificial. Hay una especie de tallercito, latas de aceite, de las Garrigues, claro, muebles, mesa, sillas e incluso un fogón.  De vez en cuando me acerco para desayunar con él, se sienta a mi lado y damos un repaso rápido al periódico. El caso es que hará unos tres años que renovamos el coche de mi mujer, elegido por ella. Quiso probarlo y se acercó al monasterio colindante de nuestro domicilio y al volver me dijo "demasiado alto". Desde aquel día que el coche está en el almacén, por lo que ya hace más o menos un año que Jep duerme en el asiento trasero. Y tranquilo.

 

El perro, dicho sin menosprecio, se ha hecho tanto a mí que a veces me siento cohibido, con la mirada ya sé si aprueba lo que hago o me estoy equivocando. Le gusta la música clásica como a mí, especialmente la ópera, compartimos los colores del Barça, cada vez menos, y eso de pasar los veranos en Cambrils no lo lleva demasiado bien, como yo. Se podría decir que es hombre de secano, como yo. Yo procedo de Barcelona y él de Irlanda, pero tenemos un sentimiento rústico, montañoso, amantes de los bosques, las verdes laderas, los viñedos, los almendros o los arroyos. No tuve la suerte de conocer a sus padres, pero no hay ninguna duda de que debían de ser gente de orden y disciplinada, respetuosos con el medio y amantes de la libertad.



 

                

En una ocasión estábamos holgazaneando en lo alto de una roca en la orilla del mar, habíamos estado conversando bastante rato de temas políticos, del desbarajuste tan punzante, decepcionante y cansino que tenemos en Catalunya. Inquieto por sus respuestas, sin apenas apercibirme, lancé un cigarrillo al agua. Jep me miró con reprobación y acercándose al oído me dijo "No seas lerdo, Pep”, eso no lo tienes que hacer nunca". Sin duda es alguien con principios muy altivos y encomiables. Es su talante. Su modo de ver la vida en tecnicolor.

 

Arriba Jep, si te viene de gusto la semana próxima seguimos contando.

 

(Nota, es irlandés, pero habla mi lengua mejor que yo.)