divendres, 29 de maig del 2015

CON CAMISETA NO, POR FAVOR

Normalmente decimos, o diríamos, ya han pasado las elecciones y la vida continúa, todo sigue igual. Pero no es así, sí que la vida continúa pero el estado de las cosas ya no es el mismo de antes. Al Sur de los Pirineos ha habido una sacudida muy importante que ha dañado las patas de miles de sillas en todo el estado, como no ha sucedido en los últimos treinta y cinco años. La irrupción de nuevas opciones en el panorama político ha sido contundente y con todos los credenciales para quedarse. No vale sorprenderse ni esconder la cabeza bajo el ala. Estaba cantado que habría un revolcón favorecido por el cansancio, la austeridad, la corrupción y la prepotencia. Demasiada gente desahuciada, arruinada, en paro o necesitada. Ellos lo llaman los desfavorecidos, un cruel eufemismo, un sarcasmo como otro. En cualquier caso creo que toca celebrar el fin del fatídico bipartidismo español que se había convertido en una sanguijuela para el asustado contribuyente español. El hecho de sólo haber, principalmente, dos partidos políticos, fruto de la nefasta etapa de transición y el café para todos, a la larga se ha evidenciado como un freno al crecimiento del país, una limitación de las libertades democráticas, un talante prepotente por parte de los mandatarios y, desgraciadamente, el perturbador y maléfico enfrentamiento entre los diferentes pueblos alimentado por el propio poder. Sólo hay que recordar el año 2006 en que Rajoy se fue de tourné por las españas haciendo proselitismo y alentando a la gente en contra de Cataluña -el Estatut? -. Cuando los periodistas preguntaban a la gente qué firmaban les contestaban ... contra Cataluña! Y esto ha durado hasta el domingo pasado en el que voces autorizadas del establishment pepero han acabado por reconocer que el echar mano de Cataluña para ganar votos se les ha vuelto en contra, pero el daño ya está hecho. Las derechas son demasiado extremas y las izquierdas, osadas y delirantes. España es el cuarto país de la UE que más paga por la factura de la electricidad en el hogar y el tercero con el precio del gas doméstico más elevado.

Uno de los casos más sonados de estos comicios del pasado domingo ha sido la pérdida del Ayuntamiento de Barcelona por parte de Trias. Por un escasísimo margen, pero lo ha perdido. Yo siempre he apostado por la renovación del aire, dejar que entre el aire fresco. A estas alturas todavía no sé si las huestes de Colau llegarán a representar a todos los barceloneses, hay cierto baile de bastones. Los recién llegados siempre son una incógnita, por aquello de la falta de experiencia, a mí no me preocupa porque en definitiva le pasa a todo el mundo, y la experiencia se adquiere con el día a día. Si bien hay que tener en cuenta que hay cargos y cargos. Y la alcaldía de Barcelona, ​​hoy por hoy, es de una trascendencia muy importante, y de amplio eco internacional. Barcelona está presente en infinidad de congresos y foros en el extranjero. De igual manera la ciudad recibe un buen número de eventos internacionales que por su significación son objeto de codicia por muchas capitales europeas. Factores que por sí solos exigen un candidato de alta cualificación gestora e intelectual y unas maneras consecuentes al cargo que ostenta. Ignoro si la Sra. Colau habla idiomas, si sabe hacer uso de la palabra sin ofender a nadie, si sabe obviar las expresiones de mal gusto o si ya dispone de una modista que sepa vestirla a tono de las nuevas circunstancias. El populismo, y ella lo es, puede servir para gobernar a Chaves y Maduros, pero esto es Europa. Algo más que la piña colada y camisetas rojas.

Pronto descubrirá la Sra.Colau las presiones que recibe el poder, de uno y otro signo. Empezando por las propias izquierdas acostumbradas a deshilachar a quien gobierna sin pedir permiso a nadie. Los grandes colectivos y sindicatos siempre amenazantes. Las partidas presupuestarias que no se pueden administrar como el cajón del local social. A tratar a la Guardia Urbana como colaboradores indispensables y no como enemigos. A rodearse de profesionales y no de agitadores profesionales. A no prometer, bajo la sombra de una pancarta, pagar imposibles que ignora de dónde saldrán. Y por favor, cuando vengan jefes de estado o altos mandatarios de países extranjeros, recíbalos como el lustre de su cargo exige. Y si se trata de una empresa con voluntad de invertir en Barcelona, no dude ni un instante, absténgase de la camiseta roja, por favor.

Aire nuevo si, caras nuevas si, ilusiones nuevas sí. Pero populismos de pandereta, pancarta, silbato y camiseta, los menos posibles, se lo ruego.


dijous, 21 de maig del 2015

SOLSTICIO DE VERANO EN EL CAMPO.

El pueblo visto a distancia, en una noche de luna brumosa y amarillenta, se atisba como la garganta de un escenario recortada por los diversos perfiles de las casas. Sobresale el campanario como si a tientas se abriera paso entre las viejas casas ancladas como la roca en la tierra. Las chimeneas ya reposan, el frío ha marchado sin un adiós preciso, y también desapareció su ardiente aliento entre cenizo y color del melocotón verde. Es aquel hierático momento en que la oscuridad borra el paisaje y las últimas bombillas de la población salpican de luz trémula las calles desiertas. Las aristas del frío y los gritos del viento han desertado, quién sabe si escuchando nuestros anhelos. Se oye la diminuta quebradiza líquida de un arroyo cercano, donde un par o tres de ranas croan sus estúpidos y repetitivos canticos. Son unos bichos que siempre me han causado dentera; pequeños, viscosos y aburridos como una piedra. Ahora, eso sí, para asco, terror, desconfianza,  y manifiesta cobardía; las serpientes. No nos tragamos.

Queda un mes justo para que entre el solsticio de verano. Y eso es bueno para casi todo el mundo, sobre todo   para aquellas personas que vivan angustiadas, se sientan depresivas o sufren un dolor imaginado, pero que lo pasan muy mal. La primavera ya da un jovial respiro, cala hondo, pero parece que en verano, aparte de que todo bicho sobrevive, desenreda los oscuros pensamientos y da un empujoncito a los que se sienten más o menos depresivos. La naturaleza nos dota de todos los elementos necesarios para que podamos sentirnos retribuidos, empezando por el sol que  da lustre a nuestras traumatizadas carrocerías y cuida de que no nos extendamos demasiado a la hora de la siesta con su molesto bochorno. El bochorno que cuando se pega al mismo vientre de las nubes en un día pegajoso y soporífero,  hace descargar el feroz chubasco sobre el mar y la tierra con guarnición de rayos y truenos, que deja  los polvorientos caminos como verdaderas autovías del placer olfativo. Las cornisas de las casas gimotean con una sinfonía de gotas de colores que se empujan unas a otras para precipitarse al vacío. Y los charcos de calles y caminos se tiñen de un vaporoso y sulfuroso color estaño. Siempre pienso que cuando cesa el aguacero se disuelve un dulce murmullo y me siento vehemente ante la crudeza del ruido estrepitoso del hombre.

La aparición de la lluvia en el campo es un estallido similar al efecto que produce un trueno de aquellos que hacen temblar sillas y cristales. El líquido celestial invade llanuras, valles y montañas, iniciando un desfile de colores y olores que colapsan los sentidos. Como por arte de magia se dibujan traviesos y atrevidos arroyos que no se hacen esperar, los pámpanos gotean y las espigas apuntan al cielo. La cabecera del incipiente riachuelo bordea plantas, serpentea los sedientos surcos, sortea cepas y esquiva árboles. Pondrá la proa según la fuerza de las aguas y a lo largo de su camino, en uno u otro recodo, se irá hundiendo en la tierra hasta desaparecer y quedarse inmóvil, difuso,  y ya no se llamará río ni arroyo, ni tan sólo agua, ahora ya solo será un fugaz depósito de agua para alimentar la vegetación.


Anoche mientras miraba la geométrica silueta del pueblo a oscuras, bajo la luz de una luna brumosa y amarillenta, imaginaba a sus hombres y mujeres abstraídos en sus obligaciones de cada día. Algunos cenando y comentando los desasosiegos del día para salir  adelante, otros aburridos viendo y escuchando lo que ya han visto y escuchado todo el día en la caja tonta, e incluso unos cuantos bien encamados haciéndose promesas inciertas o reviviendo aquel sueño que un día tuvieron y tanto les entusiasmó, sabiendo que nunca se cumpliría pero que tanto se deleitan en recordarlo. No sé a ciencia cierta si el agua del cielo y el sol pueden curarlo todo, es posible que no, pero son tan gratificantes...

divendres, 15 de maig del 2015

VAYA UN CANSANCIO

El próximo 24 de mayo se van a dilucidar muchas cosas en este país. Las elecciones locales van a emitir señales de hastío, preocupación y cambio. Sobre todo de cambio. Todavía queda gente que cree  que con determinados políticos o siglas, no solamente cambiarán las cosas sino que les van a arreglar la vida. Hay que ser infeliz para esperar milagros terrenales. Son legiones las familias y empresas que con estos largos años de crisis han visto truncadas sus vidas, ahorros y patrimonios. La mayoría ocultos en el anonimato, resignados a su suerte y esperanzados en que un día las cosas se arreglen. Otros, más pancarteros y pegados a un pito, se han cansado de manifestarse y gritar consignas en favor de demandas u objetivos utópicos e imposibles. Paradójicamente estos últimos no suelen padecer tantas calamidades ni privaciones como los mencionados anteriormente. Alimentan la idea de que vendrá un redentor con su espada de fuego para exterminar a los mangantes pecadores.

Algo parece moverse, algún cambio parece confirmarse, más de un partido político se encuentra en crisis de nervios. Miles de sillas, poltronas y prebendas tiemblan bajo las posaderas de sus ocupantes. Todo y teniendo claro que estas elecciones locales no tendrán la contundencia ni la fuerza expeditiva que tendrán las de fin de año para renovar las cortes generales del Estado. En estas saltarán muchas chispas. Y creo que somos muchos los que esperamos que esto se produzca. Y ya no es cuestión del gobierno actual, que también, sino de todos los partidos llamados nacionales o tradicionales en España. El binomio P.P. y PSOE ya no ilusiona, no convence, son prácticamente iguales en los grandes temas de estado, son más de lo mismo. Es de suponer que se va a producir una fragmentación tal del arco parlamentario que hará de la tarea constituyente de un gobierno una tentativa casi imposible y, llegado el caso, con muchas más limitaciones de poder. Para tranquilidad nuestra todo indica que las mayorías parlamentarias y todos sus vicios abusivos se irán directamente a hacer puñetas en el sentido más amplio y satisfactorio para la comunidad. Cierto que pueda darse el caso de convertirse en un país ingobernable, Italia lo sufrió durante décadas y no por ello se han extinguido. Pero claro, España no es Italia.

Los representantes de los partidos de nuevo cuño también necesariamente deberán moderar su verbo y gesto. Dos de ellos van a producir un efecto asalto a las instituciones de importante relevancia, el golpe será letal para muchos, lo que de momento ignoramos es si se tratará de una ola en un vaso de agua o se asentarán de por vida en las instituciones. Lo que es evidente es que los excesos verbales de estos días, los toscos gestos y los populismos asamblearios de baja estofa, no tienen cabida en un régimen de libertades y democrático. Y si tienen alguna duda que consulten con el primer ministro griego, Tsipras, o su sheriff indomable, Varoufakis. La Sra. Colau, que de momento es más prestidigitadora que política, y su socio Iglesias, tildan a ciertos políticos de chusma y mafia. Argumentaciones que, ni de ser ciertas, no caben más que en los chiringuitos de juego o en las borracheras de fin de semana. Dios nos libre de ser administrados por esta casta. De momento solo son carnaza para analizar.


Es evidente y necesario un cambio, un cambio total, pero con las reglas del juego bien aprendidas. Yo no las tengo todas, y no tendrían más que copiar de Europa, tan simple como esto, copiar. Pero no olvidemos que esto es España y aquí las cosas siempre son distintas, diferentes, de otra manera, a su manera. España siempre ha sido durante su historia una tierra de convulsiones, pronunciamientos, dictaduras y garrotazos. Hoy se conducen mejores coches, se viste mejor, nos alimentamos razonablemente bien, dicen que tenemos democracia, pero cada individuo sigue guardando en el armario el garrote de siempre. En Inglaterra se democratiza la gente con el diálogo, aquí se discute con los puños en las mismas narices de las urnas. Una pena.






dimecres, 6 de maig del 2015

"SEIS"


A principios del próximo mes de junio se cumplirán seis años de esta increíble y apasionante relación entre mis más intimas sensaciones y recuerdos y el lector, que es quien da sentido al blog, a través del Tren de llarg recorregut. Un símbolo sobre ruedas de hierro que metafóricamente ha servido como correa de transmisión para poder plasmar sobre el papel cientos de historias almacenadas en el cuaderno de bitácora y arrancadas semana a semana para encajarlas entre vías, cambios  de aguja, pasos a nivel con barrera y semáforos en verde. Son tantos los quilómetros recorridos que ya he perdido la cuenta. Miles de estaciones transitadas, unas durante el anonimato de la noche y el candor de la belleza oculta en pequeños rincones de ensueño. Algunas con el ajetreo y la masificación de las grandes ciudades. Otras más modestas y calladas, casi vergonzosas y tímidas, al pairo de heladas colinas entre montañas nevadas. A riesgo de caer en el atrevimiento he de decir que casi nada de este mundo le es ajeno a la curiosidad del tren. Tampoco puedo obviar en este largo recorrido el lugar destacado que siempre he reservado para la música, fiel y leal compañera de todos mis itinerarios, siendo la ópera brillante y destacada protagonista. Como lo es también en mi vida. No hay historia si no hay difusión, y el tren ha tenido los mejores raíles para ello: La Vanguardia.

En esta fértil singladura he conocido personas que con sus impagables opiniones han dado sustento y ánimo para que el tren no desfalleciera ante las brumas del Báltico, ni con mis devaneos juveniles en la decadente Venecia, entre muros enmohecidos por la humedad y el romanticismo. La turbación en las praderas de Kenia buscando a Karen o en Madison al encuentro de un cruel semáforo que heló el corazón de Francesca. Cinecittà, derruída, abandonada y solitaria, sin rastro de Fellini ni Visconti, pero sí de su legado imperecedero. La quinta de Mahler siguiendo el humo del tren a lo largo del Danubio, o paralizado de emoción al cruzar la bella Toscana con el intermedio de Caballería Rusticana batiendo los cipreses.

No soy escritor, ni tan solo un mal escritor, solo intento ser un relator que, embriagado por la música, viaja por el mundo y pone letras en sus ojos para contar lo que ven y lo que les cautiva. Ya es tiempo de bonanza y el sol tuesta los muros del monasterio para que las piedras se camuflen de color manzana al horno. El puente de Brooklyn visto desde el River Café se asemeja a un descomunal brazo que enmarca el skyline de Manhattan. La Scala, el Metropolitan, el Liceu, La Fenice, el San Carlo, el Covent Garden y tantos otros templos musicales donde nos bautizamos con notas de oro y charol. Volendam y su mar embravecido como una guinda en la cabeza de Holanda. Auswitch y Mauthausen nos rompieron el corazón y sentimos el gélido frío de la muerte y el  horror. Los fascinantes colores de Andalucía. El espectacular amanecer de Lisboa como una gran puerta abierta al misterio atlántico. Paris, Londres, Roma, Florencia, Múnich, Ámsterdam, Atenas, New York,Viena, Praga, Berlín, Nairobi, Nápoles, Milán,etc, viejas ciudades a las que el tren descosió sus costuras para admirarlas y aprender de ellas.

Palidezco al recordar un trocito de mediterráneo llamado Mar Tirreno en donde se alza la isla de Capri, lujuriosa, subyugante, emperatriz de la belleza, de la que escribí…el sol se sumerge en el mar irisando sus profundidades. Lucca, patria de Puccini, antigua fortaleza en círculo donde rendí homenaje de admiración al maestro que aun hoy turba mis sentidos con su dulce sensibilidad. Los conciertos nocturnos en los cálidos veranos en Central Park. Las reposadas anotaciones en la libreta de campo en un refugio de montaña cubierto de nieve, las largas conversaciones frente al hogar quemando troncos de encina y haya entre los muros de Poblet. Tran-tran,tran-tran,tran-tran. Es imposible hacernos eco aquí de todos los lugares en donde el tren a cruzado silencioso y abnegado recorriendo la vida.

Seis años, setenta y dos meses, trescientas doce semanas, dos mil ciento noventa días con sus noches han alumbrado trescientas doce crónicas que deseo fervientemente que les hayan acompañado y entretenido tanto como a mí de podérselas ofrecer.

Me tendrán que disculpar, el tren arranca de nuevo.