dijous, 27 de febrer del 2020

CARNAVAL O VERGÜENZA


¿Es realmente España un país jaranero, contento, alegre, bullicioso, juerguista, despreocupado y satírico? Pues claro que sí, naturalmente que lo es. Y amante de la pandereta, faltaría más. Fíjense si no, ¿se imaginan que en el país vasco, Madrid o Catalunya se hiciera broma o escarnio del Holocausto? Pues no, es impensable. Por qué, pues porque son o somos aburridos, tediosos, respetuosos, serios y escasamente dados a los excesos y bullicios.

Aprovechando los fastos carnavalescos, donde parece que todo es válido, la Asociación “cultural” El Chaparral, de Las Mesas (Cuenca), ha participado en la desfilada de Carnaval de Campo de Criptana, con una representación satírica y cutre del Holocausto. Reuniendo verdugos y víctimas en un aquelarre festivo, soez, ofensivo y lamentable por las calles de la población. Sin duda el objeto paródico era el entretenimiento de la gente, y que los organizadores no han dudado en calificarlo como hecho histórico. Vómito causa una iniciativa como ésta basada en los millones de personas que fueron gaseadas, fusiladas, separadas o exterminadas en hornos crematorios. ¿Qué podemos decir a los familiares de seis millones de personas que fueron aniquiladas impunemente por la crueldad de un loco genocida? No lo sé, quizá pedir perdón por ser tan ignorantes. En definitiva, España es, ha sido y será un encuentro de ignorancia irresponsable y crueldad reaccionaria. Es una historia de sangre y odio que también es un hecho histórico. Lamentable pero histórico.


A nivel de reyerta política en la calle y en sede parlamentaria se ha usado y se sigue tildando a contrarios de nazis. Palabra abominable por su inmensa carga de odio y horror. La memoria nos inflige la daga de la muerte al recordar niños amontonados como ovejas exterminadas, masacradas para entretenimiento de los hijos de Hitler en sus siniestros campos de muerte. Familias sin tiempo de darse un abrazo final, un beso de adiós para siempre. Nada. ¿Bajo qué acusación? Ninguna, tan solo por ser como eres y de venir de donde vienes. Campos con chimeneas humeantes de barbacoas humanas. Seis millones, seis millones de nombres en un papel, de cruces anónimas, de vidas segadas por el odio, de balance a algo tan peregrino como llamarle segunda guerra mundial.

Cuando se llega a extremos de banalizar estas inhumanas experiencias es que algo, algo muy importante, está fallando en esta sociedad que algunos llaman como avanzada. Si realmente es avanzada cómo es posible relativizar, mediar, jugar o transigir con el Holocausto. Recuerdan que, a finales del año 2017, en determinadas partes de España se jaleaba a las fuerzas de seguridad en sus desplazamientos a Catalunya con gritos corales como “A por ellos”, a por ellos es sinónimo de carnaza, no de personas, ¡en pleno siglo XXI! Dios mío, Dios mío, libéranos de tanta zafiedad, rencor, ignorancia y malicia.