dijous, 18 de febrer del 2021

JEP (5) YA TIENE RADIO

 

JEP (5) YA TIENE RADIO

Al parecer volveremos este año a repetir una Semana Santa descafeinada, aburrida y sin ton ni son. Añoro los paseos en bicicleta junto a la orilla del mar, ese mare nostrum hipnotizador. Eso sí, cuidando de no pegarme una ostia como el año pasado que me jubiló cuarenta días con sus cuarenta noches. Muñeca nueva.

A Jep no le gusta la playa. Me echó en cara no haberlo sacado a pasear durante tantos días. Le dije que era por el yeso en el brazo, pero era mentira, me apoltroné en casa y me daba pereza salir. Otros lo hicieron por mí, pero no me lo perdonó. Ya saben, Jep más que un perro es un hombre con instintos caninos. Ladra, pero no muerde.

El martes nos dejó Joan Margarit, sin duda el más brillante poeta contemporáneo catalán. Su basto legado literario es como un preciado tesoro a toda la humanidad. Literato, conferenciante, poeta y arquitecto de cálculo de estructuras. Una vida pletórica y preñada de experiencias. No hace ni un mes terminé de leer su libro “Para tener casa hay que ganar la guerra”, sin serlo, es como una auto biografía del personaje que deslumbra por los múltiples avatares de su infancia y adolescencia. Una lectura que no olvidaré nunca por su amenidad e interés. Laureado en múltiples ocasiones y traducido a distintas lenguas, ha ido derrochando maestría por doquier. Tuve el privilegio de compartir con él algunas veces, hace ya mucho tiempo. Descanse en paz.

Esta semana no les hablaré de la puñetera leña, no, ha subido la temperatura y se nota que en casa echamos menos humo y, por tanto, se han reducido los viajes al almacén. Motivo por el cual, Jep, está más contento por no turbar sus pensamientos de soledad. El lunes le regalé una radio vieja, de los tiempos de Antonio Machín, y el tío se pasa el día escuchando música, ya saben, clásica.

El tema elecciones también vamos a obviarlo, y digo bien, elecciones, no erecciones. Les confieso que estoy de política hasta los mismísimos mellizos, un tostonazo sin precedentes, entre otras razones porque del hacer y el deshacer de toda esa panda de funambulistas depende un pedazo muy suculento de nuestras vidas. De lo que queda de nuestras vidas, porque al paso que vamos…

La única novedad, aparte de cortarme el pelo, ha sido cambiar al suministrador de mi centro de comunicaciones íntimas y públicas, de Movistar a Orange. Estaba ya hasta el gorro, veremos si ahora aparece otro gorro. Es tanto el papeleo de Usuario, contraseñas, derivaciones, enlaces, SMS, correos y la madre de Calcuta, que te acaban las ganas de hacer cambios. Vivimos entre una amalgama de enchufes, conectores, empalmes, fibra, reproductores, altavoces, convertidores, impresoras, cascos y la madre que lo parió, que cuando ya todo está listo es la hora de ir a dormir. Eso sin contar con que un día, entre un mar de cables, no acabes estrangulado o electrocutado. Por poner un ejemplo.

  

 

 

 

dissabte, 13 de febrer del 2021

Jep (4) Sábado corriente

 

Un sábado corriente, un sábado más. Sin historias que contar ni mares donde navegar. De buena mañana, y siempre puntuales, han venido los leñadores, 500 kgs más de troncos redondos y opulentos, duros como la piedra que, añadidos a los entregados desde setiembre, hacen la suma nada despreciable de 2000kgs de leña. Año de frío y nieve. Los ha recepcionado mi nieto mayor, un crac. Poco después me he acercado al almacén para oler el aroma de almendro y olivo, todo un placer gratuito y tonificante. En eso que al oírme se ha desperezado Jep, algo malhumorado. Al acercarse husmeaba la leña y me ha hablado.

Buenos días, Pep. ¿No tienes nada mejor que hacer que interferir en mi sueño?

-Buenos días Jep, perdona pero era necesario descargar la leña.

No me refiero a la leña, creo que tendrías de estar en casa reflexionando sobre el voto que vas a emitir mañana y que a mí me es negado.

-Mira, no tengo nada que decidir ni mucho menos reflexionar. Depositaré el papel y me largaré. He llegado a odiarlo. La política me da diarrea, toda y todos, es un insulto a la inteligencia. García Sabell dijo “En España todo el mundo grita al mismo tiempo y nadie escucha a nadie”. Un escándalo, créeme.

Pero qué es lo que tú quieres, por cuál de ellos te decantas.

-Por ninguno, voto por rutina y deber cívico. Te diré cuál es mi estigma, mi mala suerte. Fíjate, tuve el gran desacierto de nacer cien miserables kilómetros por debajo de la frontera ¡Cien! Una pena, una verdadera pena.

-Jep ha bostezado y ha enfilado el camino hacia su dormitorio.

Comida en Solivella, acompañados de una nieta. Sobresaliente como siempre, ya no cenaré. De vuelta a casa hemos dejado a nuestra acompañante. Me he calzado los harapos domésticos –no sé andar por casa con la ropa de calle- y empezar a digerir periódicos y sus incontables mentiras, falsedades y animaladas varias. Pero menos da una piedra. No estaba de muy buena gaita pero he abierto los mensajes y hoy tenía ración doble. Y lo curioso es que habían dos que eran coincidentes, no en el fondo pero sí en la forma. Una señora me echaba en cara que cuando escribo en catalán no me entiende. El otro era de un señor que me ha dicho de todo menos bonito por escribir en castellano. Así, como suena. Obviamente no he contestado ni lo haré. Y no lo haré porque siempre he procurado contentar ambas lenguas. Los catalanes nos han parido bilingües, cosa que muchísimos no pueden decir. Otra cosa es el uso que de ello podamos hacer. La primera vez que estuve en Holanda quedé maravillado de su innato bilingüismo, aquí, como siempre, es un problema. Lástima de la cercana frontera.

Por lo demás, seguiré sin reflexionar, me tomaré el whisky que siempre pregono y luego no me lo bebo, miraré si el Barça vuelve a hacer el ridículo, y cuando las pestañas comiencen a oscilar como banderitas al viento, me meteré en el sobre.

dilluns, 8 de febrer del 2021

JEP (3)

 

JEP (3)

Jep lleva unos días muy extraño. Inquieto, a ratos triste, exigente y con cara de pocos amigos. No quiere desayunar conmigo ni acepta que me acueste con él. Tan solo lee periódicos y mira debates en televisión. Sigue con devoción los avatares de la política de los que yo me he dado de baja. Iré a votar, pero que los zurzan a todos. Él por ser considerado un perro, no puede votar. Al parecer su desasosiego proviene de la semana pasada. Me dijo que el domingo, en un pueblo cercano, se celebraba un baile de country americano en grupo, y que le hacía mucha ilusión participar. A lo que me negué tajantemente. A ver de dónde sacaba yo unas botas tejanas y un sombrero a lo Johnny Cash, con el cuerpo tan extravagante que tiene el tío. Me presento al baile de la mano de Jep y sale una matrona de esas de Nashville con sombrero, botas y un par de tetas que ni Manitú podría con ellas, y nos ahuyenta a chasquidos de látigo. De eso ni hablar, ya veremos si para su santo le compro un corcel albino de cartón con ruedecitas.

Ayer, tarde distendida y aburridísima, con Jep leyendo en el almacén, me asaltó el impúdico deseo de atizarme un whiskazo entre pecho y espalda. Ni recuerdo cuando fue la última vez. Tenía el culo como enladrillado de tanto reposo. Leo un titular de pasada “El alto representante de Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell…” Poco más y me ahogo del cargo. Resumiendo, se fue el muchacho como Panzer tiger español, a exigir la liberación del Sr. Navalny, jefe de la oposición encarcelado, a Sergei Lavrov, ministro de exteriores del gobierno moscovita. Y parece ser que Lavrov le gritó a la oreja de Borrell desde arriba en donde vive, le saca cuarenta centímetros al desgastado Borrell, que se metiera sus insinuaciones allá donde mejor le quepan y que se haga mirar lo de endosar cien años de presidio a los integrantes del procés. Sin olvidar a los exiliados y recordándole que por tocar la guitarra y cantar cuatro soeces, le endiñan nueve años de cárcel a un chaval. Todo sea dicho, con una elegancia y sonrisa en los labios que me recordó a un leñador de los Urales.

Al final no me trinqué el whisky, pero casi casi juraría que el potentísimo ministro ruso debería de ponerse hasta las trancas de vodka peleón. No son nadie privando los eslavos. Estuvo tan atento el hombre que igual acompañó al aeropuerto al altísimo representante y le introdujo en la valija diplomática una caja de espíritu ucraniano. Aunque, francamente, no creo que Borrell se liquide la caja del cicuta ucraniano, le obligaría a viajar en ambulancia de por vida. En fin, cosas de la alta política de las que ignoro casi todo, todo. Pues nada, aquí paz y después gloria, que no es una señora, que más quisiera yo.

Pues nada, al final del día agarré la botella y me fui al almacén a darle las buenas noches a Jep y, mientras nos calentábamos el estómago, me contaba algo de Bárcenas y la banda de cuatreros que hace años están entregados al country, sin botas pero con sombrero. Parece que hay marro del bueno.

 

 

 

dimecres, 3 de febrer del 2021

JEP (2)

 

Dicen los más agoreros que veremos la luz al final del túnel. En lo que no se ponen de acuerdo es en la longitud del túnel. Las tinieblas de lo desconocido han barrido este mundo traidor. Primero el 2021, después el 2023, más tarde el 2025. Ahora ya voces autorizadas hablan del 2050. No pueden imaginar el disgusto que me causa pensar que difícilmente voy a poder recibir el inicio de la recuperación sanitaria y económica como se merece. Según mis modestos cálculos, un servidor cree que en 2050 estaré dando vueltas a la tierra montado a lomos de Jep que, en orden natural, ya hará tiempo que se encuentre rodeado de satélites cabalgando en el más allá de lo sideral.

“Todos los que tenéis a semejantes míos, os aprovecháis cobardemente para ligar”. Me quedé fundido por el misil de Jet, no entendía sus palabras. “Si hombre sí, no disimules. Cuando salimos a pasear te falta tiempo para echar florecitas a cualquier mindundi atado a una señora. Que perrito más bonito, ¿también vive por aquí usted? ¿Siempre sale a esta hora? Sí, mi perro es muy grandote. Además, yo no soy un perro, soy Jep”. Pobrecito, estaba celoso, hoy veía visiones. No sé, anoche le puse en su mesita de noche una cajita de música, que se activa cada hora y suena la bonita música de Cara al Sol. Un viejo éxito de los años treinta encumbrado por los Tiñosos Ávidos de Sangre. Distinguido conjunto. Aun hoy parecen emerger entusiastas ufanos, rancios y casposos. Ay Jep, Jep, ¡alegra esta cara!

Si como pregonan algunos predicadores con tintes religiosos, después de la muerte, pero no se sabe cuándo, nos hemos de reencarnar en otra cosa, el asunto es para pensárselo, aunque no puedas remediarlo. Pongamos por caso que Jep se presenta de nuevo en este valle de lágrimas, vistiendo traje de alpaca, gafas fashion y camisa de marca. Y que a la postre resulta ser el presidente del gobierno, ¿Qué diría el propio Jep? Yo creo que no ladraría nada de nada, por eso es una reencarnación, y de pasada, como quien no quiere la cosa, viviría de puta madre. Dicho sin rencor alguno. Pero vayamos más allá. Ignoro si uno podrá escoger su rol en el nuevo mundo. Supongamos, puestos ya, que a mí me gustaría aparecer en cualquier rincón de Menorca. Tener una modesta casa con piscina cubierta, siete habitaciones, cinco baños, piano con pianista incluido, pista de tenis para hacer footing y embarcadero propio, claro. Ah, perdón, y tres asistentas, rubia, morena y ébano. Más que nada para tener con quien jugar al parchís. Y ahora viene lo bueno, soy un enamorado de Menorca, su luz diáfana y sus puestas de sol, son únicas en el mundo, si es que queda mundo. Sí señor, reencarnarme como un modesto isleño, y verlas pasar. Pero... y si me reencarnan en una ¡cabra! una cabra bigotuda, coja y pestilente. Dios mío, qué horror, triscando por los riscos todo el puto día y sin un aguilucho que zamparme ni hierba que tragar. ¡Qué fuerte!  

Esta noche me acostaré con Jep en el puto almacén, y a cada hora, cuando suene el Cara al Sol, nos levantaremos los dos y cantaremos aquello de Mami que me quede como estoy. Sin maracas.

dilluns, 1 de febrer del 2021

Jep (l)

 

JEP (1)

 

Tengo un perro, su nombre es Jep, de él no puedo decir otra cosa que no sea que es una excelente, una bellísima persona. Nos conocimos hace unos diez años, era pequeño y ya demostraba maneras. Yo no entendía nada de perros, y ahora casi que tampoco, pero a él sí, entre ambos existe una relación inexplicable e indestructible. Cuando cumplió seis años su cabeza llegaba un poco más arriba de mi ombligo. Momento en que mi mujer se recreó con una de esas frases que hacen historia "O él o yo". Pobre Jep, pobrecito, le tenía su dormitorio abajo, en el garaje, en una habitación destinada a bodega. No ladró nunca por la noche, y ni siquiera descorchó una sola botella de vino.

 

Ante esta situación tan comprometida no tuve más remedio que llevarlo a un almacén en donde guardo trastos de aquellos que se guardan y nunca más en la vida los volverás a sacar. También tengo la leña para alimentar el hogar de casa, Dios nos libre que a mi mujer le faltase la leña, podría ser origen de "la leña o ..." La enciende cada día, más la calefacción. Una sauna. El caso es que construí un habitáculo muy digno y confortable para Jep, estaba caliente y a tocar de la cama le puse un recorte que tenía de césped artificial. Hay una especie de tallercito, latas de aceite, de las Garrigues, claro, muebles, mesa, sillas e incluso un fogón.  De vez en cuando me acerco para desayunar con él, se sienta a mi lado y damos un repaso rápido al periódico. El caso es que hará unos tres años que renovamos el coche de mi mujer, elegido por ella. Quiso probarlo y se acercó al monasterio colindante de nuestro domicilio y al volver me dijo "demasiado alto". Desde aquel día que el coche está en el almacén, por lo que ya hace más o menos un año que Jep duerme en el asiento trasero. Y tranquilo.

 

El perro, dicho sin menosprecio, se ha hecho tanto a mí que a veces me siento cohibido, con la mirada ya sé si aprueba lo que hago o me estoy equivocando. Le gusta la música clásica como a mí, especialmente la ópera, compartimos los colores del Barça, cada vez menos, y eso de pasar los veranos en Cambrils no lo lleva demasiado bien, como yo. Se podría decir que es hombre de secano, como yo. Yo procedo de Barcelona y él de Irlanda, pero tenemos un sentimiento rústico, montañoso, amantes de los bosques, las verdes laderas, los viñedos, los almendros o los arroyos. No tuve la suerte de conocer a sus padres, pero no hay ninguna duda de que debían de ser gente de orden y disciplinada, respetuosos con el medio y amantes de la libertad.



 

                

En una ocasión estábamos holgazaneando en lo alto de una roca en la orilla del mar, habíamos estado conversando bastante rato de temas políticos, del desbarajuste tan punzante, decepcionante y cansino que tenemos en Catalunya. Inquieto por sus respuestas, sin apenas apercibirme, lancé un cigarrillo al agua. Jep me miró con reprobación y acercándose al oído me dijo "No seas lerdo, Pep”, eso no lo tienes que hacer nunca". Sin duda es alguien con principios muy altivos y encomiables. Es su talante. Su modo de ver la vida en tecnicolor.

 

Arriba Jep, si te viene de gusto la semana próxima seguimos contando.

 

(Nota, es irlandés, pero habla mi lengua mejor que yo.)