divendres, 25 de setembre del 2015

HOLA, SOY SUSANA, ADIÓS.

Una de las cosas que más asco han dado estas últimas horas, han sido las referencias implícitas y reiteradas a los catalanes de adopción o nacidos en otras latitudes. Como si hubiera alguna diferencia entre estos y los autóctonos, todos son catalanes. Y si no que se lo pregunten a Eduardo Reyes, nacido en Córdoba y llegado a Catalunya a los nueve años, preside Súmate, una entidad independentista formada por castellanohablantes que reclama una Catalunya soberana y social. No todas las personas que han llegado a estas tierras tienen porque sentirse independentistas, ni mucho menos, las cuestiones de conciencia son libres. Si bien es cierto que la mayoría de ellas se han integrado de un modo voluntario, constructivo y leal en la tierra que les ha acogido y que, lógicamente, votaran lo que les dé la gana, como no puede ser de otra manera.

Han aparecido por aquí, en la colonia de España, estos días, personajes que ni conocen Catalunya, ni entienden nada de sus demandas, ni les importa un carajo. Cargados con un lirio en la mano y la simpatía propia del que no tardará en clavarte un navajazo por la espalda. De la derecha hay que agradecer que siempre llevan las cartas en la mano, sabes de antemano que vienen a joderte, la izquierda es más graciosa, más ocurrente, ríen y gritan más. Pero en lo substancial, en esencia, son exactamente lo mismo: Ni nación, ni pacto fiscal, ni derecho a decidir, ni nada que pueda alterar sus reglas de juego. Esto es, son distintos pero calcados a la hora de cercenar cualquier aspiración de un pueblo que lleva centurias maltratado.

Pablo Iglesias, Núñez Feijóo i la simpática Susana Díaz también han aterrizado por aquí, con más pena que gloria, para decirnos con buen humor y sonrisas contagiosas, que los catalanes somos unos nazis. Regalito que se ha ido repartiendo estas dos semanas con insólita profusión, como si de incienso se tratase. Ninguno ignora que si no fuese por Catalunya, España seguiría siendo un cortijo anclado en la oscuridad de siglos, en un solar garbancero. Y no hablo de economía, sino de jugar la carta del modernismo, de la innovación, el progreso. De ser algo o alguien en este mundo. Pero no, vienen a insultar, a criticar, ofender, reñir. A decirnos que España nos mantiene, y que una Cataluña sin la madraza es un suicidio colectivo. Cuando lo que pensamos muchos y nos callamos es que una España sin los prófugos es una muerte por inanición. También ellos se lo saben, pero callan, lo invierten. Susanita ha venido, ha toreado con gracejo, ha insultado al presidente y sus acólitos, que son cientos de miles, y se ha largado con aire fresco a la bahía de Cádiz donde la esperaba Rajoy para inaugurar un puente y discursear acerca del “desafío catalán”.


Pero tampoco todas las personas son como Eduardo Reyes, y así debe ser. Esto es una democracia y todos deben votar libremente sus preferencias y sus convicciones. Los hay que no quieren la independencia, claro que sí, otros apuestan por un renovado pacto fiscal con Madrid y respeto por la lengua y la cultura catalana. Acabar con el desprecio y las infamias que se vierten contra esta tierra. Y cuando se levanten voces miméticas alegando “qué hay de lo mío”, se les recuerde que todo el mundo parte de la misma línea de salida. Ayudar se debe ayudar a quien lo necesita, pero mantener solo se mantiene a la querida. No hay que engañarse, todavía queda gente que llevando medio siglo compartiendo las alegrías y sinsabores de estos pagos, todavía no hablan la lengua, ni la entienden, ni quieren. Que maldicen y reniegan del lugar, sosteniendo que gracias a ellos se ha podido prosperar, sin acordarse de que quizá de donde huyeron no hubieran tenido la oportunidad ni siquiera el derecho a poder hacerlo. No conocen el territorio ni su costumbrismo, admiran a políticos foráneos y militan en ámbitos deportivos de otras latitudes. Conocen las mentiras que se vierten sobre la lengua o los inventados problemas de los niños en la escuela, y callan. Pero la grandeza de la democracia es que cabemos todos en ella por tanto, salga el que salga de este sufragio dominical, deberemos aceptarlo, comenzando por mí mismo. 

dijous, 17 de setembre del 2015

CICUTA, BUEN PROVECHO.

Decididamente el mundo está medio tocado del ala, consultas el diario en Internet y después de haberte narcotizado el cerebro con las informaciones políticas, les sigue una serie de notas de agencia que te remueven las tripas. O te haces un hartón de reír, depende. Ahora lo que priva es el "proceso", proceso hacia la independencia. Desde la Diada los diarios de Madrid, destacando uno qué suele presumir de tener la <razón>, se han llegado a decir tantas sandeces, mentiras, ofensas y amenazas que, francamente, quizás sí que tenemos que salir corriendo  de esta olla de grillos lo antes posible. Al presidente Mas ya sólo les falta bautizarlo como yonki, por lo demás ya le han dicho de todo. Al día siguiente de la manifestación un diario castizo y chulapon publicó una inmensa foto de la Meridiana vacía como una exagerada alopecia y un gran titular que decía "Fracaso de la manifestación, la fiesta pierde fuelle, pinchazo clamoroso", etc. A ver, una cosa es discrepar o no estar de acuerdo en algo, y el otro es querer discutir con un hacha en la mano después de darle una coz a la mesa de conversaciones. No hay diálogo con esta gente. Lo que se comenta de juego sucio y funcionamiento de las alcantarillas es más cierto que una diarrea no deseada. Por cierto, ya que viene al caso, a los de Unió, PSC, Sí que es Pot / Podemos y la CUP ya les pueden ir dando sopas con honda, porqué si ni en estos momentos trascendentales para nuestro país son capaces de ir todos a una, que Dios nos coja confesados. Como si después no tuvieran tiempo de tirarse los trastos a la cabeza. Otra cosa sería si lo que pretenden es traicionar a su pueblo.

Cómo es que en la democracia española, Marca España, se puede hablar de casi todo, insultar, mentir, ofender, calumniar, boicotear, denunciar en falso, difamar, contagiar opinión, pasearse en bragas, fornicar en La Rambla, ahogar fiscal y financieramente, exigir los que menos contribuyen, amenazar, y no pasa nada de nada? Y en cambio una opción política como es la independencia no se puede ni mencionar, bajo pena de prisión, confinamiento, aislamiento, reprobación, castigo, herejía, abandono, enfermedad mental o psicopatía congénita. Es curioso que unos cientos de miles de ciudadanos se vean sometidos a la negación de la opción y el voto, y por contra invitarles a zamparse una cucharada de cicuta, según las redes sociales y recomendaciones de acreditados tertulianos a sueldo.

La cuestión no es independencia sí o no, que yo creo que sí, el dilema es más sencillo y humilde…Nos dais permiso para hacer un referéndum con todas las garantías para saber de una vez por todas cuántos somos los independentistas y cuántos suman los unionistas? No hay más. Porque claro está, también hay mucha gente que está encantadísima con los sucesivos gobiernos españoles y sus truculencias y ocurrencias para hundir las raíces catalanas. Y queremos saber cuántos son también. Ahora se ha cumplido un año de las votaciones en Escocia y la verdad les tengo que decir, el comportamiento del gobierno de su majestad y del premier escocés fue tan escrupuloso y modélico que viene a confirmar mi suposición de que nos encontramos a los pies de una democracia platanera, por no decir bananera, de hechos y tics absolutistas, imperativos, excluyentes, diferente, porque efectivamente…Spain is different.

Ahora mismo todos los departamentos gubernamentales españoles están obsesionados en conseguir opiniones favorables a sus intereses de todas las cancillerías posibles, empezando por los de asuntos exteriores comandado por el inefable Sr. Margallo. Vanas pretensiones hasta ahora porque lo único que han logrado son declaraciones de tono híper diplomático y sin entrar en el fondo de la cuestión. Incluido el Sr. Obama que se ha limitado a declarar una obviedad como un templo. Esperen a que se produzca una confirmación de una mayoría independentista el día 27, mi cumpleaños, que verán a las mismas cancillerías llamar asustados al Sr. Margallo interesándose por saber cómo van a pagar la deuda contraída. No hay que olvidar que el pelotazo español triplica al griego.


dijous, 10 de setembre del 2015

ENSEÑANZA Y POESÍA

Dentro de pocos días todos los niños y otros que ya se afeitan comenzarán un nuevo curso escolar. Algunos pequeños lo harán con lágrimas en los ojos, mientras que los de patillas pobladas entrarán en sus aulas entre saludos y bromas más o menos sinceras. Cada año por estas fechas me viene a la cabeza mi ya muy lejana experiencia colegial. Todo era muy gris y la enseñanza muy rígida, por decirlo suavemente, suavidad que es una grande y piadosa mentira. Estudié en un colegio religioso hasta que los pelos de las piernas empezaron a brotar. Tampoco creo que la enseñanza pública se diferenciara demasiado, es más, seguro que mucho peor, al menos en instalaciones, espacios y actividades extra escolares. Pero en cuanto al cuadro docente, realmente lastimoso en ambos casos. No guardo ningún grato recuerdo ni de maestros ni de hermanos, unos por vocación superflua y los otros supongo que por sueldos de hambre y miseria. A pesar de las alocuciones como Signum fidei o Ora et labora que presidían la congregación Lasallista, la ayuda al necesitado y el saber cristiano, mis únicos vídeos mentales registrados son de prepotencia, férrea disciplina, tics de homosexualidad, hipocresía y fanatismo religioso .

Tampoco quiero exagerar, ni tampoco he heredado convicciones de ningún tipo, supongo que son rémoras compartidas por millones de personas. Mi duda es si la enseñanza actual ha evolucionado hacia la excelencia por parte de los enseñantes. Si las encuestas dicen la verdad, el maestro que nos gusta no es el diligente que llega puntual a clase y cumple meticulosamente con el programa. Los adolescentes ya no están por los abucheos, los toques de pito o las aburridas y repetitivas lecciones en las que uno declama como un loro cuestiones vagas y difusas en un tono reiterativo, mientras el resto se revuelven en el asiento medio adormecidos sin parar de bostezar . Ni se enseña ni se aprende. "Muéstrame un corazón que esté libre de necios sueños, y te enseñaré un hombre feliz". La pasión es necesaria en el que se hace y cuando lo tenemos que transmitir a un cerebro puro y limpio, deseoso de aprender, aun tenemos que poner más énfasis. El profesor debe sentir esta necesidad imperiosa de transmitir el conocimiento cautivando el alumnado, no repitiendo unos textos recitados sin temple y exentos de contagio, huérfanos de convicción, muertos antes de empezar el primer aliento. El educador debe ser un artista creativo, innovador, buen comunicador y el mejor compañero. Para tener éxito no es necesario estar en el estrado, al contrario, integrado como un compañero más del grupo, pero sabiendo ser líder, arrastrando las creencias e ideas para que todo el mundo participe y disfrute. "Sólo en soñar tenemos libertad, siempre ha sido así, y siempre así será".

Carpe diem, aprovecha el momento. El día de hoy no se volverá a repetir, vive intensamente cada instante. Aprende a amar el conocimiento, sólo así conrearás tu personalidad y, con ella, sabrás y podrás dar vida a los demás también. No te permitas caer en el aburrimiento, la indiferencia o la holgazanería. Sueña todo lo que puedas y eleva los objetivos, no te conformes escondido en el anonimato de un grupo o las intrascendencias poco aleccionadoras. Creo que algo ya ha cambiado, ya se hacen las cosas de otra manera, pero me persiste la duda de si ya lo hemos de dar por bueno o debemos seguir hurgando para que el alumnado disfrute estudiando. "Chicos, tenéis que esforzaros para encontrar vuestra propia voz. Por qué cuanto más tiempo esperéis para empezar, menos probabilidades tendréis de encontrarla”. La mayoría de los hombres llevan una vida de silenciosa desesperación. No os resignéis.

Si no hemos tenido un Robin Williams en nuestras vidas, alguien nos ha negado la oportunidad de ser mejores de lo que somos. Y no hablo de ingresar en el Club de los poetas muertos, sino, solamente, de enseñar y aprender. Carpe diem.

divendres, 4 de setembre del 2015

PARIS, CIUDAD BAGUETTE

Quizás por una simple cuestión de deformación profesional, una de las cosas a las que presto atención siempre que puedo en París, y en Francia, es el pan. El pan y el croissant son sin duda emblemáticos para los franceses. Y con razón. Desde que en 1789 el populacho de la capital asalta La Bastilla y las cabezas comienzan a ceder bajo la afilada guillotina, nunca ha faltado el pan en las Boulangerie francesas. La población, ahogada y oprimida por la tiranía, el hambre y la corrupción, "Los Miserables", pone de rodillas al poder y se conjura para hacer dictar unas normas por las que nunca más les falte el pan, como símbolo de la pobreza y el hambre. De tal manera que este tipo de establecimiento está obligado por ley a no poder cerrar las puertas por ningún motivo, y mucho menos por vacaciones. Decreto que se ha mantenido vigente hasta hace dos décadas. En 1995 se introdujo una modificación por la que la mitad podían cerrar en julio y el resto en agosto. Derogado hoy ya el funcionamiento de las panaderías, cierran ya cuando quieren como en todas partes, si bien hay acuerdos gremiales que facilitan el orden para no desabastecer ninguna barriada.
La mayoría de hornos parisinos tienen su clientela muy fidelizada y cuando se acerca el período veraniego la gente se interesa y se informa dónde poder encontrar una baguette lo más parecida posible a la de su horno habitual. Y a veces conlleva asumir largas distancias, porque a un buen pan no se puede renunciar alegremente. Y eso es una verdad como un templo. Los franceses saben apreciar la calidad y el consumo de un buen pan, no de otras cosas que por su forma o color también los llamen pan, anatema frecuente aún en nuestras latitudes. Concretamente en Cataluña se ha hecho un cambio apreciable en cuanto a la calidad del pan. Ha pasado a la historia la "torna" y, con ella, los precios de posguerra. Hoy el pan, de promedio, lo compramos entre los seis y los ocho euros por kg. Es un sector que se ha dinamizado y profesionalizado mucho y que cuenta con reconocidos artesanos y modélicas fábricas de masa congelada. En todo caso subsiste por desgracia en muchos puntos finales de venta, el verdadero secreto de un buen pan, la cocción. Se siguen haciendo incalificables herejías a la hora de cocerlo. Prueben de comprarlo en una gasolinera, por ejemplo.

Con una Baguette francesa sería capaz de comerme un << bocadillo de calamares>>, tan madrileño y áspero él. O mojar los cuernos de un croissant en un café con diez gotas de leche. No un croissant hecho con manteca de cerdo, sino con mantequilla y crujiente al punto; placer de dioses. Por muy sofisticada y elaborada que pueda ser una comida, si no va acompañada de un buen pan se va a pique el experimento. Lo mismo podríamos decir de esta comida si la tuviéramos que regar con un brik de tintorro peleón, un sacrilegio. El pan tiene una importancia capital, vital a la hora de sentarse a la mesa. No sirve ni es admisible cualquier pan, barras deformes sin greña o que a las cinco de la tarde se han doblado como un boomerang. Conozco una señora que los restos diarios de pan los guarda en el congelador entre morcillas, bacalao o helados de pistacho. Esto es de una sangre fría inaceptable. No se puede sacar un mendrugo del congelador para la cena, antes te compras dos gallinas y las alimentas. Pero es que además pretende descongelarlo en el microondas, obteniendo como resultado una masa asquerosa entre boniato y suela de zapato. Lamentablemente cuando se inventó el catecismo no existía el microondas, el congelador y, según cómo, ni el pan. De haber sido así, el procedimiento de la señora hubiese sido considerado como pecado mortal.


Bien, termino, hoy me he preparado una punta de baguette crujiente, manchada con aceite de las Garrigues, y relleno con anchoas de la Escala, y un plato de tomate del Benac bien aderezado, sal y orégano. Un Priorato serio y contundente presidirá el encuentro.