dijous, 31 de desembre del 2015

MESA CON ENTRAÑABLES PROPÓSITOS

A medida que van pasando los días, durante estas largas fiestas, los vamos contando por sobremesas, me refiero a mesas donde se engulle todo lo que se nos pone por delante, sea para comer o para cenar. Dudo que la costumbre provenga del cristianismo, más bien lo asocio al canibalismo. Comemos y bebemos como náufragos recién repescados, como rescatados del infierno y las penurias. Las comidas son largas, contundentes, variadas, grasientas y opulentas. Seguramente son proporcionales los momentos que nos alargan nuestras pasiones en disfrutar las viandas con el tiempo que se nos acorta la vida por los excesos. Pero ya se sabe, somos humanos y la humanidad es lo más equino que hay en el mundo animal.

Has probado este vino? No, no lo conozco, pero por la añada ya veo qué será excelente. Pronto comienzan las sutilezas, delicatesen y actitudes respetuosas que, a medida que el tiempo vaya transcurriendo, irá calentando el ambiente, y el dios Baco abrirá sus entretelas para hacer notar su presencia. El vermut, vino blanco, vino tinto, el cava, la mistela o moscatel de los postres, la copa, el chupito, en fin, que cuando comienza la tanda de los gintonics de media tarde, incluso los más refinados de piel ya evidencian un laberinto cerebral de tres pares de huevos. Los charlatanes que no callan ni con amenazas, la dueña de la casa encerrada en la cocina bajo una montaña de platos, bandejas, cubiertos y ollas, implorando que no vuelva otra Navidad, los niños jugando la final en el recibidor con la maldita pelota, el novio de la cuñada desgranando lo mal que le pagan en el trabajo y resulta que no tiene trabajo, la abuela en un rinconcito adormecida con la cabeza baja y un chupito aferrado a la mano y el perro bostezando sobre la cama de la abuela. Escenas de Navidad que se repiten año tras año. Eso sin mencionar al dueño de la casa que a media tarde, con los ojos extraviados, y la ayuda de su hermano soltero, el tío, se empeñan en poner canciones de Luis Mariano y Jorge Negrete con el volumen por las nubes y los exabruptos provenientes de la cocina a puerta cerrada.

Hay muchas personas que por legítimas y distintas razones no les gustan estas fiestas. Pero no sé muy bien por qué, yo creo que a la mayoría sí que les gustan. Se ha extendido y proliferado la costumbre de hacerse regalos, cuando antes eran propiedad privada de los reyes magos de oriente. Ahora, al menos los adultos, se intercambian obsequios donde el rasgo destacado no es el precio o valor que puedan tener, sino el acierto y el gusto en escogerlo. Se trata de ser imaginativo como para halagar a la persona regalada, saber tocar la fibra sin romperse el bolsillo. Y tengo que reconocer que hay personas con mucho gusto para estas cuestiones. Yo no, negado. De todos modos, como que la mente humana es indescifrable, también abunda el caso en que haciendo un regalo que tú crees sorprendente y de muy buen gusto, el receptor o receptora se deshace con afectaciones, alguna lagrimita y dos besos pero cuando se da media vuelta le susurra a su pareja al oído, vaya mierda de regalo. Si, es un día en que la expresión "vaya mierda de regalo" se convierte en top trending news. Pero aunque lo oigas no te puedes enfadar de ninguna manera, porque a causa de la ley compensatoria, también has considerado una verdadera mierda el regalo que te han hecho. Y ya se sabe,  todos felices.


En la vida todo son tópicos y hábitos, caminamos siempre por el puente de las repeticiones, todo es sabido y todo es ignorado. Ahora viene la odiosa cena de fin de año y se repetirán los tópicos: Nena, pero dónde vas enseñando las tetas con este vestido? Es que se me ha encogido. Y tú dónde vas con la bragueta abierta? Joder niña, llevo 25 cenas de fin de año diciendo que lo arregles. Pobre, ya ni se da cuenta de que no es la cremallera, sino la cerveza que achucha por dentro. Levanto la última copa para desearles un muy feliz año nuevo!!

dimecres, 23 de desembre del 2015

OLETUUU!! (CUENTECITO NAVIDEÑO)

Érase una vez un pueblecito  llamado Oletuuu. Buena y paciente gente eran sus moradores, tan paciente que no daban un palo al agua ni por tropiezo. Provenían de lejos, sus raíces estaban extendidas de norte a sur sin pasar por alto el centro. Tenaces y afanosos empleaban el día solo en actividades de carácter artesanal, tanto es así que la mitad del censo padecía de tendinitis aguda en manos, brazos y codos. Aun no siendo expertos en el arte de  cincelar la piedra o irisar lienzos, destacaban en la singular rama del baroteo. Llámese baroteo a la conspicua y dura habilidad para afincarse en un bar todo el día o, los más habilidosos, recorrer distintos establecimientos del ramo haciendo gala de la dureza de sus codos. Se podría etiquetar como la ruta del lingotazo. La otra mitad del censo, más sutil y sufridora, padecía el síndrome del Túnel Carpiano, afección de estreñimiento de la mano que produce hormigueo y dolor, en este caso producido por tener agarrado de día y de noche el mando a distancia de la tele. Al parecer, según relatan los libros de historia, la toponimia de este pueblo viene de muy antiguo, Oletuuu no es nada nuevo ni fruto de un acuerdo entre las partes, aquí no hay partes. Según artículos de Triquipedia este antiguo pueblo ya existía ochenta y dos semanas antes de JC, dedicados como todo el mundo al arte de la caza y al de partirse la crisma con sus cortantes instrumentos de sílice. Las mujeres, guarecidas todo el santo día en las húmedas cuevas mirando la tele, salían al atardecer al encuentro de sus fatigados primates, hambrientos y exhaustos. Habitualmente cargaban con algún que otro dinosaurio para su doma, si bien se alimentaban con rabo de diplodocus, cuna y origen de las actuales tapas. Todo el poblado se unía en un clamor, Oletuuu! Oletuuu!

Hoy en día la economía de los Oletuuu es de las más participativas y sostenibles del planeta. Moderna, ágil, distributiva, equitativa y, fiscalmente incontestable. Basa su estructura financiera en los postulados de la arquitectura económica más moderna, ni Keines, ni Smith, ni Krugman. Los pilares de tal milagro se sostienen en la doctrina del Profesor Rontoro, artífice del prodigio económico de Iberia por sus innovadoras técnicas compensatorias. En realidad es tan sencillo como poner en práctica y blanco sobre negro el flujo de los vasos comunicantes, esto es, yo lleno mi vaso hasta el borde y sin dar tiempo ni a bebérmelo, es aspirado por centrifugación y mega absorción siendo transportado a cientos de km. Con lo cual te quedas con tu vaso y sin nada que beber. A ese movimiento traslaticio, que tiene más de físico que no comunicante, el Profesor Rontoro lo ha dado en llamar MLS (migración líquida solidaria). En algunos casos los agentes productores de líquido se han querido parapetar, con evidentes muestras de egoísmo y mezquindad, en un supuesto atropello a sus  derechos y desconsideración hacia su talante emprendedor y productivo. También aquí el Profesor mueve ficha aplicando sus vastos conocimientos para corregir cualquier desviación de los flujos monetarios. En efecto, en un gesto que le honra y tirando de manual, decreta la aplicación inmediata del CQTA (cállate que te asfixio). Con lo cual queda asegurado el suministro de los Oletuuu y la supervivencia de las rutas del baroteo y demás gastos corrientes e infrecuentes.


No es baladí pensar que más temprano que tarde, las teorías de Rontoro serán debatidas y puestas en jaque. De tal manera que según rumores de pasillo, la mismísima Comisión Europea ha puesto en boca de su presidente, Jean-Claude Juncker, las siguientes afirmaciones: “No vamos a permitir que a los pocos que llenan su vaso de agua, les sea arrebatado y mega absorbido hasta la última gota”. Yo dudo mucho de la autenticidad de esas afirmaciones, es más, apuesto a que las absorciones proseguirán en aras al sostenimiento y globalización de los Oletuuu.


Tampoco no hagan demasiado caso de todo, no es más que un cuento navideño arrumbado en la polvorienta oscuridad del desván en el vagón de cola. Y no se olviden… sean buenos y Feliz Navidad!!

dimecres, 16 de desembre del 2015

SUEÑA O ENVEJECE

I have a dream”, sí, de noche tuvo un sueño Martin Luther King, era el 28 de agosto de 1963 cuando habló en las escalinatas del monumento a Lincoln, Washington, a lo largo de una de las mejores  piezas oratorias de la historia. Defensor a ultranza de la coexistencia pacífica entre blancos y negros, abolicionista de la esclavitud y defensor de las libertades individuales, caía poco antes de cumplirse los cinco años de su inolvidable discurso, cosido a balas en Memphis, Tennessee.  A la edad de 39 años. Ese fue su sueño, vivir en concordia, sin diferencias raciales, compartiendo aulas en la universidad, viajar en los mismos autobuses y comer en los mismos restaurantes. Sin duda se trató de un bello sueño, de un justo y humano anhelo. Aunque, sin él poderlo remediar, las heridas todavía no han cicatrizado, hay fisuras que fluyen y se esparcen.

Sin ser tan contundentes ni trascendentales, quién no ha tenido un sueño, quién ha puesto límites a fantasías, quimeras o espejismos? Luther combatía por la humanidad, por la igualdad entre todos los seres, nosotros solemos instalar el listón mucho más bajo, casi a nivel de tierra, por aquello de poner los pies en el suelo. Hasta en eso, soñar, somos discretos, casi prudentes. Así y todo, por poco que cueste construir castillos en el aire, qué cara nos sale su demolición, su evaporización. Cuando el sueño se transforma y se muta en realidad nos sentimos aturdidos y contrariados, y muchas veces hasta lo consideramos una injusticia. Apelamos a la mala suerte y desafiamos el azar. Pero también hay que hacer notar que somos de buen conformar, aceptamos el sinsabor con gusto a miel: “Los viejos sueños eran buenos sueños. No se cumplieron, pero me alegro de haberlos tenido”.

No les parece que la mera posibilidad de poder soñar ya nos hace la vida un poco más interesante, huir de rigideces y desalientos para desatar todas aquellas pequeñas o grandes cosas que solo en pensarlas asoma un cosquilleo en el pecho, un rayo plateado en la mirada? Coger aviones, visitar lugares exóticos, codearse con las estrellas, malgastar dinero, amar sin ser amado. No cuesta un euro ni hay que hacer cola alguna. Dispones a tu antojo porque nadie te va a contradecir, ninguna autoridad te lo prohibirá y con un poco de suerte y dedicación hasta puede que lo vivas intensamente durante una noche de profundo sueño. Pero si algún día la diosa fortuna te sonríe, comprenderás la riqueza de nuestra imaginación y la pobreza de algunas realidades.

Shakespeare dijo que “un hombre que no se alimenta de sus sueños envejece pronto”, comparto esa afirmación. Hay que soñar, es necesario soñar, porque de lo contrario nos volvemos insensibles y despiadados con la esperanza, no atendemos a los impulsos y ruegos del corazón y vagamos por las esquinas de la vida buscando respuestas en dónde no las hay; La humanidad es culpable de mis desdichas, no yo. Pero hay una cuestión que tampoco hay que pasar por alto ni olvidar: dijo Sarah Ban que el mundo necesita soñadores, pero también hacedores. Claro, una cosa es soñar maravillosas banalidades y la otra pensar en sueños en los que algo inesperado mejorará tu vida. La verdadera magia precisa de sudores, determinación y trabajo duro, todo lo demás es una utopía más fantástica que el propio sueño.

Calderón lo plasma con maestría en la voz de Segismundo:
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.


No es fracaso, traición, ni mucho menos injusticia, tan solo se trata de vivir la vida dos veces, la real y la imaginada o deseada. Es necesario soñar, y soñar que soñaste, pero jamás olvidar, ya saben, que al final de cada episodio los sueños, sueños son.

divendres, 11 de desembre del 2015

CORTE DE PELO

Hoy me ha dado por ir a cortarme  el pelo, los llevaba demasiado largos y por la mañana en la ducha me costaba mucho rato aclararlos. Supongo que no es una buena razón para cortárselos, pero me da pereza, siempre corro porque no me espera nadie. Puede parecer una incoherencia lo que digo, pero mi tiempo es sólo mío y me lo administro como me parece. La última vez que me pasaron el corta césped por la cabeza me parece que era el tiempo de irme a la playa. Antes de entrar me he fumando un purito en la puerta y frente a mí había un balcón lleno de ropa tendida, a fe de Dios nada glamuroso, pero me ha impulsado a desenfundar el teléfono y dejar constancia de aquella embadurnada urbana. Y de urbana propiamente dicho tenía poco, porque hablo de un pueblo de 3800 habitantes, aproximadamente. Mucha niebla y un frío aceptable, teniendo en cuenta que lo que para mí es aceptable, en Barcelona circulan con gorros prusianos y chupas desmesuradas. A Barcelona sólo voy por razones muy concretas y poco diversas: al médico, el Liceu o La illa. Ya sé que es un bagaje muy pobre, pero hoy por hoy es todo lo que necesito de la metrópolis, y ya hace veinte años que la abandoné. Y porqué la abandoné? Pues por qué hace veinte años que ya hacía veinte años que deseaba irme, no por conocer cosas nuevas, sino para reencontrarme con lo que siempre había deseado, la tranquilidad y el entorno bucólico que te envuelve y seduce de día y de noche. Nada de paredes de hormigón, de humo de autobuses, colas para todo, malos olores de diversos orígenes, colegios a dos horas de casa, manteros profanando lugares públicos o meretrices metiendo mano en La Rambla. Y no lo digo por qué no me guste que me metan mano, pero sí de otra manera.

 Bueno, como decía al principio, me han aligerado el cogote esta mañana. La peluquería reúne unas determinadas condiciones que, si por mí fuera, la propondría para el premio en la excelencia por representar con exactitud cómo son estos establecimientos de pueblo, que no tienen nada que ver con los de la ciudad. Aquí las cosas siempre son más naturales, más auténticas, sin parafernales inútiles, y con precios remarcablemente más adecuados. Incluso tienes derecho a integrarte en un grupito de un par o tres de señoras mayores que amenizan el rato haciendo un exhaustivo repaso de las últimas novedades e incidencias locales. Así mismo puedes encontrar revistas gráficas en cualquier rincón amontonadas sin orden alguno  que te devuelvan a la coronación de la reina de Inglaterra o a la nefasta tragedia de su nuera, lady Dy. Y eso no tiene precio. Una pequeña televisión empotrada en la pared, esquina con el techo, en régimen de mínimo volumen, informando y detallando los sucesos que se van desarrollando por las mañanas de la televisión nacional, porque las otras son las extranjeras. Aunque desgraciadamente las señoras no miran la tele. Se inclinan por asuntos más mundanos, más cercanos. Sin pasar por alto los temas vitales como la cosecha de aceite o el precio que la bodega está pagando el vino. Y ahora toca la cosa de los adornos navideños, puntuar las calles que más relucen, ignorando que hace veinte años que son las mismas, esto no es Barcelona, ​​con lo cual se deben tener muy en cuenta las iniciativas particulares ligadas a portales, ventanas y balcones. Y dentro de pocos días cogerán temple las matizaciones referentes a la exhibición de la estrella real, preludio de la llegada de los pajes de los magos de oriente. Y así, con el viento soplando y barriendo las últimas hojas, dejo la peluquería hasta nueva orden, con las manos en los bolsillos y pensando qué bien que lo hice hace veinte años ya. Algún día tenía de hacer algo bien hecho.

divendres, 4 de desembre del 2015

ESPERPENTO

Al parecer, hoy por hoy, Junts pel Si y la CUP se fumaran la pipa de la paz de una vez por todas. Si es así, el camino habrá sido más un vía crucis que un camino. Totalmente inaceptable desde todos los puntos de vista, singularmente el ético. Mientras no se demuestre lo contrario, muy a pesar de los demás partidos políticos, el presidente Mas es la única opción con los conocimientos necesarios y dominio de la escena para en estos momentos de especial crudeza y deterioro de las relaciones con España, pueda defender y negociar con el gobierno central. Y sin pasar por alto la peligrosa situación personal que ha asumido, pendiente de sentencia judicial. Mas es el 129 presidente de la Generalitat, dato que en España ni se entiende, ninguno de sus antecesores llegó tan lejos en la defensa de las reclamaciones de su país. Con el juego sucio del estado español han intentado untarlo de porquería y a día de hoy nada se ha podido demostrar. Ni judializar. De la misma manera que ningún juez ha llamado a capitulo a quien lo difamó. Si hacemos un repaso mental de todos los líderes políticos de España, Catalunya incluida, no encuentro ninguno ni de lejos que pueda codearse con líderes mundiales con la presencia, la educación, el saber estar y el dominio de idiomas como Mas. Todo es hojarasca, picaresca cutre, maledicencia y soberbia enfática.

Pero creo que Mas se ha equivocado y los que le conocen bien saben que no es por amor a la poltrona, ni falta que le hace. En todo caso es un compromiso personal: propuso un rumbo y no piensa abandonar el timón hasta su destino. Pero se equivocó. Los resultados del 27/S le fueron propicios por mayoría pero no la suficiente para iniciar el tránsito hacia un estado propio. La realidad ha venido a confirmar que Catalunya es un país complejo, muy complejo, totalmente distinto a España. Catalunya es una sociedad plural y diversa en donde siempre han asomado enfoques más europeístas y progresistas que las del estado al que pertenece. Las demandas o inquietudes del pueblo catalán no han sido nunca atendidas ni tan solo recibidas por el estado español, solo menospreciadas o combatidas con los fallos de los tribunales. No hay política, hay judialización de la política, con lo cual el diálogo es inexistente. Y el déficit fiscal es ya asfixiante, letal de necesidad, pese a que la vicepresidenta del gobierno diga que se ha demostrado que el pueblo español es muy ¡solidario! con Catalunya.

El tremendo error ha sido ceder a las exigencias y esperpénticas demandas de la CUP que, sin antecedentes de gobierno ni experiencia parlamentaria, han entrado en escena para lograr un común acuerdo de gobierno en aras a poder acreditar una mayoría holgada en el parlamento. Vano y fútil intento aunque se logre. Con estos antecedentes y una actitud rayana a la provocación hasta donde pueden llegar juntos? Acaso se les puede confiar la cartera de economía, o a delegar con sus maneras a negociar con el gobierno del estado. No están de acuerdo con que Mas sea el presidente del futuro gobierno, bien, de acuerdo, pero que no propongan a otro de Convergencia o veten a futuros consellers. Tanto se valoran? Entonces que se mojen del todo y se postulen para altos cargos del govern, sin duda que sabrán hacerlo. Otra cosa es que cuando decidan no pagar un euro de la mastodóntica deuda catalana, confisquen empresas o manden delegaciones a Europa con camiseta i rastas, se encuentren con respuestas inesperadas y realidades apabullantes. Por mucho que duela o no guste las cosas de palacio van muy despacio y hay cosas que en palacio nunca las aceptarán. Y hacer un mundo encerrado entre Puigcerdà y Amposta es demasiado pequeño, se parece a un gulag.


Mas se ha equivocado y se ha perjudicado fatalmente. No los necesitaba para nada, la democracia tiene otros caminos por explorar. 

dijous, 3 de desembre del 2015

UN LLIBRE

Quan vaig publicar el meu primer i darrer llibre recordo que tenia una mena de pessigolletes que em feien sentir bé, feia patxoca veure el teu fillet darrere dels vidres d’algun aparador. Temps després i de punyetera casualitat el vaig poder veure a Paris i Hamburg en llibreries especialitzades en llengua estrangera. Tots tenim el nostre petit ego, i el que digui el contrari menteix com un llepafils. Ara, a la volta dels anys, m’he donat compte de què el què jo escric no és material per lligar-lo amb cola i tancar-lo dins de dues tapes en color. Per una molt senzilla raó: la gent tendeix a escollir una història que té un començament a la tercera pàgina i no conclou el seu desenllaç fins al final del llibre. Jo faig el mateix.

Em sembla que el que jo faig en diuen articulista, que ve a ser com si em diguessin lampista. O sigui, començo un relat què més o menys a les set-centes paraules acaba, és mort. I així ho vinc fent aviat farà set anys a La Vanguardia cada diumenge. I perquè? Doncs en primer lloc perquè em ve de gust, m’agrada, i després perquè penso que per escriure una llarga història necessites disposar d’unes eines mentals que no tinc al meu magatzem. Però el que a mi m’agrada és treure el pa calent, recent enfornat, perquè en definitiva què és un blog intimista sinó una mena de diari personal, esmicolar les sensacions i experiències del dia a dia. Acostar les teves vivències al lector per compartir sentiments, il·lusions, decepcions, angunies, i aportar el teu petit granet de sorra en causes què s’ho mereixen.


Sempre he procurat mantenir-me allunyat de les bregues politiques, ja hi ha una munió d’autors que si dediquen i un fotimer de periodistes que ho exploten fins la sacietat. I es fa difícil no dir la teva en aquests temps. Els esdeveniments se succeeixen pel broc gros i a tal velocitat que t’empenyen a posar-hi cullerada. Com diu un bon amic, si tots els fills de puta volessin es faria de nit i ni piles ens haurien deixat per les llanternes. Voleu dir que ens en sortirem? Jo cada dia ho veig més magre per el poder i dolenteria d’uns i per la ineficiència i improvisació dels altres. De seguir així les coses ja em veig escrivint les meves innocents cròniques  en un bon rotllo de paper higiènic.

 M'agradaria saber l'opinió dels meus lectors cada setmana, per crua que sigui.

divendres, 27 de novembre del 2015

VIENTO

No hay viento favorable para quien no sabe adónde va. Estas sabias palabras encierran multitud de acepciones o significados; desde la persona que se encuentra perdida y confusa para tomar decisiones hasta los que se internan por desconocidos caminos y no saben cuál tomar. Es necesario tener firmes y bien alimentados criterios para no sucumbir ante la duda, antes de inclinarse por uno u otro de los platillos de la balanza, precisamos saber de qué estamos hablando, cual nos conviene más, qué vericueto nos mostrará la solución  de nuestra encrucijada. O aliviará nuestra desazón.

Hoy el sol luce diáfano y destellante, han desaparecido las espesas nieblas de los últimos días e incluso la temperatura ha ascendido. Pero el viento del norte sopla sin misericordia y barre praderas y conciencias. Es contundente y silva entre sacudidas ramas, los últimos pámpanos de las cepas salen volando y olvidando que un día fueron madres protectoras de dulces racimos. El viento toma distintos caminos en su loca huida, lo mismo sacude viejas terrazas a cuatro vientos, como se arrastra a ras de suelo peinando caminos que fueron polvorientos y ya no lo son. Día y noche corre el río, día y noche sopla el viento empujando el agua con desdén y furia hasta fundirlo con el mar. Qué suerte, la naturaleza es sabia, y el hombre, por mucho que lo intente, no podrá nunca superarla.

Vivimos tiempos agitados también, demasiado agitados. Y no estoy hablando de la naturaleza, sino de los hombres que todo lo corrompen. Estamos todavía en los albores de lo que parecía una recuperación de la terrible crisis económica que ha mordido ruda y cruentamente haciendas, empresas, hogares y personas. Nada más cruel que la falta de trabajo y el empobrecimiento, sobre todo de aquellos a quienes la dentellada les ha cogido en la recta final de su contribución a la sociedad, llevándose por delante el esfuerzo de décadas y sus expectativas de futuro. Sin contar con una generación a la que se le ha segado la vida prematuramente. Por si fuera poco ahora nos vemos abocados a una enfermiza tormenta de raíz política nunca vista hasta ahora. Se desatan las pasiones y se esgrimen los más bajos instintos. Es un diálogo a coces, palabras como afilados dardos, se miente con impostura, la amenaza se convierte en mano de santo y la tensión palpita bajo las piedras. La razón aquí no vale, se escuda en la metáfora o la mentira. Los hay qué, ahogados en el inmovilismo y la ineficacia durante años de poltrona y un suculento sueldo, sacan a relucir su pobre y lamentable oratoria, cubierta de zafiedad y vulgaridad, para denostar a los oponentes sin diálogo o razonamiento alguno, tan solo en aras a no perder sus privilegios. Esto sí es una tormenta de efectos devastadores para la sociedad. Hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego.
Qué podemos hacer nosotros para desbrozar tantas espinas y para no encharcarnos en tanto lodazal. De qué se nos puede acusar si tan solo hemos vivido esclavos del trabajo, de ser responsables y no ir más allá de lo permitido, de amamantar tantas ubres que nos hemos quedado secos, de pagar por lo no recibido, de mirar al sol rogando un poco de comprensión, de creer que éramos solidarios y ser tildados de egoístas insolidarios. Qué hacer?


He andado por un camino de cunetas tristes, sin flores para oler ni pájaros con los que hablar. He vuelto la vista atrás viendo el valle ensortijado por los caprichos del viento, aquí soleado y algo más lejos sombreado por frías lágrimas de oscuridad, cambiantes a tenor del ajetreado juego de las nubes envueltas en vientos desconocidos. Entran sin llamar, invaden mis pulmones las gélidas esencias del bosque qué, majestuoso e inmóvil, balancea los pinos de agujas caducas, como si de un gran estandarte se tratara. No es momento de conjeturas, tampoco de felices veleidades, asciendo poco a poco, bastón en mano, tan solo dejándome embriagar por el enigma de madera y agua. Como aromatiza la vida!

divendres, 20 de novembre del 2015

SPORNOSEXUALES

Lo bueno de Internet es que no te acostarás nunca sin saber algo más. Sin que ello presuponga un mejoramiento de tu bagaje intelectual ni de tus creencias, principios o gustos. Con frecuencia es precisamente todo lo contrario. Navegas por esos océanos de la información y vas tirando anclas según lo llamativo de lo visto o leído. La verdad, paja hay en cantidades faraónicas, de la misma manera que hay imbéciles que de no ser por internet, serían los mismos imbéciles, pero más anónimos, más escondidos. Por no hablar de homosexuales disparando pullas, señoritas de servicio a domicilio con dos labios como dos neumáticos, vendedores de humo, embaucadores financieros, sociedades sin ánimo de lucro que te pueden despellejar, aportaciones a causas perdidas o chaquetas de piel de conejo sobada forradas con tejido testicular, a un euro la pieza. Eso si, te mandan la chaqueta del Kazakhstan esquina con Mongolia pero te pueden sorber la taladrada y extenuada visa.

En aquellos tiempos en los que uno todavía pretendía deslumbrar al sexo débil –es un decir- mediante impacto visual y artes de combate consideradas dentro de lo correcto, existían especímenes que por su atuendo, peinado o corpulencia, sobrepasaban la categoría de machos para integrarse en un subgénero llamado “cachas”. El cachas era un tío bien dotado, aunque su cara fuera un pedo. Si bien los había con educación y glamur, la mayoría gruñían como un chimpancé cabreado, tiraban de pata de elefante y gastaban el jodido fija pelo para sustentar el cutre tupé a modo de cortinaje lánguido. Tenían en común el cultivo, desarrollo y mantenimiento de su musculatura que acostumbraba a ser inversamente proporcional a la disminución de su raquítico cerebro. Amantes de broncas y peleas para dilucidar su supremacía con los nudillos, y que se dirigían a sus presas con lo de “Qué pasa chona, bailas? En fin, para olvidar.

Toda vez que uno ya no está, afortunadamente, para éstas mandangas, pero no puedo por menos que sorprenderme al enterarme hoy de que ha cambiado la denominación de estos seres excepcionales. Efectivamente, a día de hoy, por lo menos son cuatro los subgéneros de elementos que marcan la pauta, a saber: Hipster, Metrosexual, Retrosexual y Lumbersexual. Está abriéndose paso el tío Spornosexual, pero vamos a esperar su definitiva implantación, parece que promete. Hay que conceder en su favor que ya no son tan burros como antes ni eructan para hablar, es gente más preparada, si bien a mi modesto entender no dejan de ser todos ellos una generación de soplagaitas que a fuerza de cambios ornamentales y actitudes llamativas, pretenden dar un nuevo lustre a su imagen pública. El Hipster es un tipo bohemio de clase media al que le preocupa la cultura ininteligible, huye de la moda y su estética combina trapos viejos con gafas de color, y una pobladísima barba que debe contener de todo. Metrosexual es el tío que adora su cuerpo, con tics de homosexualidad, vanidosos y se tatúan hasta el culo. Lo suyo es el medio urbano “in”. El Retrosexual se distingue por cuidar su aspecto físico y hacerlo compatible con un aire descuidado, cuida y realza su rasgo más viril, se contrapone al Metrosexual. El Lumbersexual, como su nombre indica, leñador, es un elemento con camisas de grandes cuadros, lumber, y bajo una apariencia descuidada y barba a tramos, se esconde un tío presumido en busca de una imagen interesante, que atraiga.


Al igual que las abubillas o los zorritos, que sueltan un rastro tan pestilente que ahoga, estos animales sexuales también desprenden un rastro, en este caso perfumado con excelsas esencias que cautivan a sus víctimas a la primera dosis. Estos personajes hacen de su propio cuerpo una marca. Por todo lo expuesto y opinado ustedes comprenderán que me sienta más antiguo que la espada de Napoleón, y que determinadas modas o tendencias no tengan la suficiente aceptación ni comprensión por mi parte. Examinado mi perfil y aspecto frente al espejo, encendiendo un cigarrillo, no he visto más Lumbersexual que mis calzoncillos a cuadros y marca, lo que se dice marca, el pedazo barrigón que cuelga. En fin, una birria.    

divendres, 13 de novembre del 2015

EL HOMBRE QUE SUSURRABA A LAS OVEJAS

A la vista de cómo está el panorama más mundano de todos, el político, que ya empieza a inspirarme una especie de angustia por las interminables reiteraciones y escenarios, más trasnochados que la taberna de Arístides, esta semana me he puesto unos tapones en los oídos para poder vivir un poco ausente de tanta demagogia bélica, ofensiva, estéril y vacua. Se pensaba que esta vez las fuerzas "vivas" del país harían piña y obtendríamos unos credenciales incontestables. Pero no ha sido así, Cataluña, haciendo honor a su histórica tradición, ha vuelto a desintegrarse con sus propios explosivos. A mí que me perdonen por mi ignorancia, pero si para poder llegar a un común acuerdo con los de la camiseta, es necesario que el presidente se baje incluso los calcetines, si llegaran a gobernar quiere decir que 62 diputados serían cautivos de los 10 raptores durante cuatro años. Y eso es una quimera absurda y sin sentido. A pesar del mega revuelo que supone, que vuelvan a convocar elecciones y que los electores nos lo pensemos dos veces antes de hacernos la foto depositando la papeleta en según dónde. No es hora de experimentos.

Razones más que suficientes para que esta semana haya optado por perderme entre los laberintos de la holgazanería y las reflexiones trascendentales que, en ocasiones, dan pie a algún descubrimiento que conmueve la humanidad. De momento me he sacado la sillita a la calle, porque todavía se puede, y me he dedicado a ver desfilar, no los cadáveres de mis enemigos, sino algún que otro pasaje que últimamente me haya dado brillo al espíritu. Mientras inventariaba las ovejas, se me representó un día de primavera soleado en el puerto de Nápoles haciendo cola para abordar un vaporetto que me transportó a Capri. A mi lado se sentó una señora inglesa que resoplaba como un ciervo, sonrió al estilo hola, mira que bien, y luego esparció todos sus lomos por la silla náutica. Un servidor, que es de perfil intranquilo, le di la espalda y me dispuse a ver por la ventanilla las salpicaduras de la espuma que provocaba la desmedida velocidad de aquel trasto marinero. Me dolía poder rayar aquellas irisadas aguas donde el sol se zambulle en las profundidades, distinguiendo entre lo que es un bonito paisaje y lo que son imágenes que te labran un poco la superficie del corazón. La gran roca volcánica de Capri ya recortaba su perfil en el horizonte, aislada y amparada por el mar Tirreno. Atrás quedaba la península sorrentina cerrando el golfo de Nápoles y dando la espalda a la costa amalfitana.

Ya se avistaba el embarcadero. Y desde el mini puerto caminar por la empinada cuesta hasta la La Piazzetta y poder desenfundar un reconfortante cigarrillo en el mirador del cielo, así lo llamo yo, bien acompañado por un agua tónica con poca ginebra. En este lugar, absorto por su belleza, puedes llegar a perder el nombre y fundirte en la divinidad del momento. Más tarde, sobre la una, cuando ya me disponía a subir a Anacapri para comer, con uno de esos descolgados taxis Fiat provistos de  cuatro cañas en los extremos y un toldo para el sol, de repente me volví a encontrar contando ovejas en la puerta de casa y sentado en la vieja silla. Algún vecino tenía la tele demasiado alta y el discurso de Antonio Baños me volvió la realidad. En la pérfida, vergonzosa e insalubre realidad. Qué despropósito todo esto, no sé dónde vamos a parar como decía mi abuela. Qué quieren que les diga, vistas las cosas y escuchada Europa, si yo fuera el presidente mandaría a  toda esta trupe a hacer puñetas y contactaría con todos aquellos fósiles trasnochados y cutres de la meseta y les diría venid por aquí y enseñadnos la mercancía que nos podéis ofrecer, ya preguntaremos a la gente si les conviene. Y si no encaja ya volveremos a la fiesta pero más razonadamente. Se está bien en la sillita con los ojos entornados.


divendres, 6 de novembre del 2015

CUENTO DE COLORES

Pese a dedicar todos mis desvelos y mis amores imposibles a la montaña, al mundo rural, toda mi vida me he movido en la dicotomía de mar o montaña. He nacido y vivido en Barcelona, hoy vivo en un pequeño pueblo con unos alrededores de ensueño por sus singulares rasgos campestres y he veraneado y pasado largas estancias en la orilla del mar. Son ya tantos años sorteando olas y compartiendo con Neptuno, que no voy a negar a estas alturas mi predilección por el mar. Pero nada ni nadie me podrán hacer vacilar de mi largo y sólido idilio con los silenciosos caminos, los atardeceres en el siempre enigmático bosque o los increíbles desayunos con los amigos en un rústico refugio al abrigo de tormentas o agresivas ventiscas. En este tiempo, otoño, el campo viste sus mejores galas arrancadas de lo más profundo de la naturaleza. Viñas, bosques, prados y bancales se disfrazan de ocres, amarillos, azabaches y escalera de verdes, y es tal el impacto que producen en el alma que piensas en una recreación de la vida mediante la tristeza y la exultación a la que nos sumerge el otoño. Baudelaire quizá se excedió, pero tenía el corazón herido: “Pronto nos hundiremos en las frías tinieblas/Adiós, intensa luz de nuestro breve estío/Ya oigo como caen con fúnebre sonido/los ruidosos leños sobre el patio de piedra”.

Se dice que en esta época del año hasta pueden enfermar nuestros sueños. La maravilla del otoño puede ahogar nuestro débil y frío aliento en las noches de rayos y truenos, cuando la emboscada nocturna enmudece entre salvajes vientos al galope. En las viejas casas de pueblo, encaradas a los cuatro vientos o levantadas en estrechos callejones de extenuados adoquines y de paredes de piedra afiladas por mil tramontanas. Las jambas de las carcomidas puertas cimbrean de tal manera que los dinteles del umbral emiten quejidos casi imperceptibles pero aterradores. Hasta los perros retroceden enloquecidos y los gatos porfían por sus siete vidas. En otoño los riachuelos despiertan de su letargo, rotos y muertos por la larga sequía y que han ido acumulando broza de naturaleza muerta en su diminuto lecho. A no tardar el agua fluirá por sus entrañas montaña abajo, arrastrando los restos encallados en su curso y la hojarasca reseca de tanto sudor. En un valle cercano, casi a sotobosque, se extienden unas cuantas casitas esparcidas como siembra a mano. Ya humean sus pequeñas chimeneas entre crujidos de encina y desvalidos almendros que procuran calor y cobijo a sus moradores. Como cada año ya se han anticipado a la llegada del tiempo de los mil colores, y en su despensa, almacén y corrales se apilan los esfuerzos de un año en forma de aceite, grano, vino y almendras.


Mar o montaña? Me quedo con las dos, pero…la montaña es mi hogar, mi guía, mi consultora. Después de recorrer mil y un lugares, de descubrirme ante la grandiosidad de paisajes, ciudades y gentes de todas partes, sigo teniendo la inquietud y el desasosiego en la distancia por volver a mi redil, a mis pequeñas cosas, al caminar entre piedras, al suspirar entre flores y fragancias del bosque. Me gusta vivir el otoño en casa, y el invierno, y la primavera. El verano se lo entrego al mar para que haga de mi lo que quiera. Se trata de Vivir, con mayúscula. Y aunque puede que haya esperado hasta el invierno de mi vida para ver las cosas que he visto, no cabe duda de que ha valido la pena.


dilluns, 2 de novembre del 2015

SENSIBILIDAD Y SENTIMIENTOS. REVISTA EL FRANCOLI. Octubre 2015

Alguna vez han sentido la voluntad o el deseo de buscar o encontrar respuesta a sus inquietudes mediante la música? Para mí diría que casi es congénito, yo creo que desde aquel tiempo en que arrastraba mi culo por el suelo, siempre he tenido a la música por compañera, consejera, amante, evocadora y liberadora de todas mis pasiones. Por suerte nuestra desde que el mundo gira en medio de la inmensidad del universo, el único lenguaje que ha unido a la humanidad ha sido la música. No hay que estudiar, ni afinar, ni traducir, todo el mundo la entiende. Tan sólo hay que tener un corazón normalito y un mucho de sensibilidad para apreciar lo inmaterial. La música es un arte supremo, y el arte se siente, se admira, se sufre incluso. "La música es la palabra del alma sensible como la palabra es el lenguaje del alma intelectual".

En un pasado no muy lejano, seguramente por escasez de medios materiales, se consideraba la ópera o la música clásica como géneros elitistas y clasistas, pero esto, como tantas otras cosas, hoy ya es sólo una utopía, afortunadamente. Hoy está prácticamente al alcance de todos, y la cantidad de medios para su audición es casi inalcanzable. Hay escritas en el pentagrama de la historia tan bellas páginas que se hace imposible no caer rendido, fulminado, tocado, ante determinadas partituras. La ópera gusta o no, no hay término medio. Pero me atrevo a decir que en muchos casos, si no gusta, es sencillamente por falta de atención, por esta falta de perseverancia que nos aleja de sensaciones insospechadas. Se podría establecer un símil con la contemplación apresurada de una bella obra pictórica. Si en vez de desfilar ante ella como el que mira el campanario del pueblo vecino, no apreciamos nada en absoluto. Pero si nos paramos delante de ella descubriremos colores inauditos, expresiones humanas, como un mensaje implícito del maestro que en su día nos quiso explicar algo a través de un lienzo. Todas las expresiones del arte son un puro mensaje.

Cuando Gustav Mahler compuso su 5ª sinfonía, no solamente creó una descomunal obra sinfónica de altísimo nivel, sino que a través de ella nos habla de la muerte, el sufrimiento y las nubes negras que se ciernen sobre la Europa de principios del 1900. Los grandes artistas casi siempre crean sus obras bajo la influencia de su estado de ánimo, sean tristes o alegres y, de este modo, nos permiten ver más allá de unos movimientos musicales o de un óleo indescifrable. Mozart, Giordano, Puccini, Verdi, Rossini, Wagner, Donizzetti o Bizet, no son sólo genios de la música, son grandes arquitectos de la vida que con sus obras edifican nuestra sensibilidad y modelan nuestros sentimientos.


dissabte, 31 d’octubre del 2015

PATADA EN EL CULO

El pasado día 27, en un artículo publicado por La Vanguardia, Borja de Riquer se hacía eco de las declaraciones de un colega suyo de la universidad de Medellín a propósito de las relaciones entre Catalunya y España. Decía el colombiano haber comprobado que los gobernantes de Madrid actuaban de la misma manera que hace doscientos años con los criollos de Nueva Granada que clamaban "Viva el rey y muera el mal gobierno". Aquí en Colombia a principios del siglo XIX no había muchos independentistas, pero sí había un gran descontento por la política que practicaban los funcionarios españoles, y las quejas ante los virreyes y el gobierno de Madrid que no recibieron nunca la más mínima atención. Esta desatención, acompañada de un notable desprecio hacia la gente de aquí, fue lo que hizo crecer los partidarios de la independencia. No querían depender de aquellos funcionarios corruptos e ineficaces y de aquel gobierno de Madrid, tan lejano como soberbio. Sigue el docente, cuando oigo hablar Rajoy, y sobre todo la vicepresidenta Sáenz de Santamaría me parece que estoy sintiendo lo mismo que decían los virreyes y los gobernadores españoles de hace dos siglos. Sólo saben amenazar con castigos y leyes y se muestran tan arrogantes como desconocedores de los problemas. Da la impresión de que los gobernantes de Madrid contemplan a los catalanes como hace dos siglos miraban a los habitantes de sus colonias. Todo ello propició la emancipación de toda la América continental. Creo, concluyó el amigo de De Riquer, que estos que hoy gobiernan en Madrid también acabarán perdiendo Cataluña porque no tienen la mentalidad de políticos, sino de funcionarios que no están dispuestos a negociar nada con nadie.

La baja calidad democrática y la crisis territorial han evidenciado la ausencia de verdaderos hombres de estado con capacidad de comprender la naturaleza real de los problemas y abordarlos con valentía antes no se pudran y sean muy difíciles de resolver. No tienen sensibilidad ni capacidad política para adaptarse a los cambios y las exigencias sociales. Por principio los políticos españoles, y una parte importante de la población española, anteponen la amenaza y la violencia a cualquier tipo de pacto o cesión. Nada de acuerdos en una mesa, ordeno y mando y juego raso y patada en el culo. La ignorancia, la envidia y la arrogancia hacen el resto, primero resistir hasta la muerte antes que ceder o negociar. Retroceder todos antes de que tú prosperes. Esta es la verdadera Marca España.


Los catalanes no han sido nunca buenos banqueros ni han sabido resolver su presencia en este mundo. Parecía que finalmente se habían enfocado las cosas de manera efectiva y bien calculada. Pero la hemos vuelto a pifiar estrepitosamente. El presidente Mas, que había iniciado el proceso con rigor y seriedad, no ha leído con suficiente atención el resultado de las últimas elecciones, y el conjunto de las diversas fuerzas políticas catalanas han hecho y hacen todo lo posible para dividirse y darse calabazas mutuamente. Y ya sólo ha faltado la nefasta actuación de la CUP, con su ceguera y estrafalaria conducta, para poner punto y final a un proceso en el que habíamos depositado muchas ilusiones un buen puñado de catalanes. El poder del estado, y sus argucias de juego sucio, nos volverán a pisar una vez más en una vieja historia que ya hace más pena que gloria. De aquí hasta el veinte de diciembre veremos acontecimientos que nos calentarán la sangre y volveremos a sentir el escalofrío de la soledad, el desprecio, el aplastamiento e incluso, muy probablemente, la vergüenza. De la incompetencia del estado y sus sórdidos altos funcionarios ya hemos hablado ampliamente, pero que nadie pretenda ocultar o justificar la ancestral incompetencia de la clase política catalana que en nada se parece a la cordura y dignidad del común de los catalanes. La elección de la señora Forcadell como segunda autoridad de Cataluña, la rotura de la baraja improvisada y forzada por los diez diputados de la camiseta, la inhabilitación del presidente Mas y la intervención o suspensión de la Generalitat, nos dejará a todos exactamente con el culo al aire, nunca mejor dicho. Esto sin contar con la desaprobación de la mayoría de países con voz y voto. Una pena y una verdadera lástima. Servirá toda esta inmensa chapuza para que las futuras generaciones tomen nota? Ojalá me equivoque y me tenga que comer este artículo con patatas.

dissabte, 24 d’octubre del 2015

LA TERRAZA DEL FARO

El comedor da a una terraza frontal al mar. Tiene ocho metros de largo por dos veinte de ancho y en un extremo una escalera de caracol que conduce al castillo de proa. Pienso que es una excepción porque ya hace tiempo que no se hacen terrazas tan generosas. Muy al contrario, balconcitos tristes y de reducidas dimensiones que, como mucho, dan amparo a dos silloncitos y una mesita. Yo me rebelo ante esa miserable escasez de espacio exterior. Una buena terraza puede llegar a ser la pieza principal de una vivienda si uno está dispuesto a sacarle partido, y en este caso les puedo asegurar que desde esta atalaya controlo infinidad de acontecimientos y, por supuesto, cualquier suceso náutico. En su gran mayoría se trata de embarcaciones de recreo, públicas y privadas, y puesto que este es un tramo de costa con importantes flotas pesqueras de distintas poblaciones, también están significativamente representadas en este teatro al aire libre. Uno de los actos más representados es cuando al atardecer regresan los barcos a puerto precedidos cada uno de ellos por una nube de gaviotas al acecho de cualquier despiste u obsequio de la marinería en forma de rapaz con agallas y escamas. Todos sabemos que el mar es el gran teatro en donde siempre se representa la misma obra y siempre seduce y cautiva más. Amanecer en el mar es una sinfonía de colores y sensaciones interpretada con cortos y suaves movimientos que congelan las miradas. Al alba se vierten en el cielo tinteros etéreos de trazas amarillas, marrones y blancas que en una rápida e imperceptible explosión culminan el milagro de la vida o la muerte, del día o la noche, de lo exánime o lo vigoroso. En breves instantes la noche no será más que un recuerdo entre incontables lucecitas.

Cuando me encuentro aquí siempre madrugo para asistir a ese silencioso tránsito entre la oscuridad y la luz. Pocas cosas hay en este mundo comparables al milagro diario y eterno de la vida. El oficio de marino y el de pescador muchas veces se han querido ensamblar como vidas paralelas a la soledad, al carácter huraño, al rostro surcado por la furia de los vientos y con las manos encallecidas y retorcidas por largas jornadas de arriar bramantes, maromas y amarras. Varados en el lomo de un banco que promete, preparan las artes de captura a la luz de sus grandes lámparas. Desde la profundidad los peces, atraídos por los potentes focos, emergen  raudos en busca de ese amanecer falso, de ese extraño día que los envolverá en unas redes sin escapatoria posible. Y así en invierno y en primavera, siempre, toda la vida el pescador viviendo a dos millas de la costa y durmiendo toda la vida en tierra. La lluvia inesperada, la zozobra temida, la niebla traidora escampada a golpes de campana. Y el frío de madrugada, cuando el crepúsculo está por llegar, y se aferra a los huesos del marinero que no ve el frío a bordo pero lo siente en el alma mientras apila cientos de cajas con residentes moribundos y ese olor de salitre que envuelve la noche de dura labor y malos pensamientos.   

Todo eso y mucho más vislumbro desde la terraza frente al mar. Cuento las pequeñas derrotas que surcan frente mí, los prismáticos me ponen al corriente de las tripulaciones y allá a lo lejos, a espaldas del horizonte, donde se encuentran los líquidos caminos de los grandes barcos y los transatlánticos de cruceristas, también anoto en el libro de tránsito el día, la hora, el nombre, el tonelaje y el destino. Y cuando no lo distingo o lo ignoro, me lo invento. Mi terraza es como un faro, un faro sin lámpara destellante, sin rotar sobre si misma. Aunque bien pensado, más que faro, debe ser la terraza del faro, por donde alimento mis sueños de mar y me levanto de noche para contemplar la llegada de la aurora. 

divendres, 16 d’octubre del 2015

QUEJARSE ES UNA FELONÍA?

Uno tiene ya casi olvidada su capacidad de sorprenderse, corren tiempos extraños y lo que antes se consideraba una vulgar metedura de pata o un desliz inadecuado, vistos hoy, eran un juego de niños en comparación con las barbaridades que hoy se suceden una tras otra. En muchos casos ni llaman la atención de nadie, o pasan desapercibidas, o quedan olvidadas con algunas palabras más o menos despectivas y cómicas en muchos casos. De poco sirve irritarse o sentirse ofendido, la sociedad es multidisciplinar y plural. Pero hay pronunciamientos que sobrepasan con creces el más elemental sentido común. Andamos sobre  arenas movedizas donde el ignorante se erige en dictador, el culto pontifica con más fobia que criterio, y la intolerancia parece adueñarse de cualquier debate.

El arzobispo de Valencia, conocido por sus invectivas pastorales y sus tics derechones, se erige por méritos propios en campeón de la estupidez i el desatino. Antonio Cañizares se opone a la postura del Papa Francisco en uno de sus meditados arrebatos y trata de poco menos que escoria al dramático éxodo de refugiados que llegan a Europa. Critica el trabajo de Cáritas por haber puesto en marcha un programa de ayuda al refugiado. Duda de que sean perseguidos en su país, Siria, y dice “lo que viene ahora no se puede jugar. No se puede jugar con la historia ni con la identidad de los pueblos”. ¿Ultranacionalismo? Cataloga a los emigrantes como un verdadero Caballo de Troya. Poco antes de las elecciones en Catalunya convocó una vigilia “por la unidad de España”, en un arranque propio de catalanofobia y desprecio absoluto por las razones que impulsan a un pueblo decir basta. Y relativiza miserablemente los efectos de la crisis económica porque no ve ahora “más gente pidiendo en la calle o viviendo bajo un puente, como antes”. Este es, amigos, un pastor  para conducir a la tierra prometida a las ovejas descarriadas. O eso tendría que ser, pero no, a mi modo de ver no es más que un frágil farsante que se pasa por el forro el sufrimiento de pobres y emigrantes, y que enarbola la espada del conquistador a modo de librito litúrgico. Caridad cristiana!

España es y ha sido secularmente un pueblo negado para el diálogo, el acuerdo o el pacto. Siempre ha resuelto sus contenciosos mediante el mamporro, la humillación, el aislamiento o la aniquilación del adversario. Y nada ha cambiado. Tampoco hay distingo en el color del poder, solo entienden de imposición y cerrazón ante los problemas o demandas: ordeno y mando…y eso es tan pobre…Cuando pienso en episodios, como los recientes, en que un adolescente, al acudir a un evento deportivo es increpado y detenido por lucir una determinada bandera y posteriormente multado y condenado a cinco años de prohibición a entrar en recintos deportivos, francamente, me invade el desasosiego, el hartazgo y el temor de que las cosas sigan siendo así. Cada 12 de octubre activos y conocidos elementos de la más pura y extrema derecha, visitan la montaña de Montjuic en Barcelona, para hacer un alarde de lamentables signos de tiempos pasados, insultando al pueblo catalán, ultrajando a sus dirigentes y símbolos identitarios, para culminar prendiendo fuego a la bandera catalana. De las más altas esferas nadie abre la boca. Y preñados de banderas pre constitucionales. Acaso esto no es más grave que lucir una enseña en la espalda en las gradas de un recinto deportivo?


A mi modo de ver se advierte una cierta deriva en el seno del gobierno de España. Lejos de afrontar los problemas ni que solo sea con una débil pátina de interés y coloquio, se aferran a la negación absoluta, al necio desprecio a cualquier indicio de diálogo, nada existe sin su consentimiento. Aunque sean millones de personas quienes lo reclamen. Se convierten en la mayor factoría de independentistas. Pero lo más triste de toda la historia es que deriven todas las patatas calientes a los tribunales, que creo que no ven con buenos ojos, cuando son cuestiones meramente políticas, no judiciales. Y saben lo que pienso? Pues que  algunos crean que con algún o algunos golpes de efecto, puedan silenciar o borrar la memoria de la mayoría de un pueblo, van equivocados. Son demasiadas tropelías. No podemos ni quejarnos?

dijous, 8 d’octubre del 2015

EL CROMATISMO DE LA SOLEDAD

Hoy es un día extraño para mí. Estoy sentado ante el teclado y miro las hileras de letras sin distinguirlas, son todas iguales. Me evocan un oráculo o un foro atestado de oradores mudos. Es más fácil hablar que decir las mismas cosas por escrito. No tengo nada que decir, nada me llama la atención, todo es evanescente, inane, fútil y repetitivo. Estamos en la era de la comunicación, me estremezco al pensar en el bombardeo diario de información que adquiere proporciones abrumadoras, gigantescas. Se suceden sin solución de continuidad sin tener en cuenta nuestras limitaciones de asimilación. Nos volvemos insensibles sin darnos cuenta, da igual un bombardeo sobre civiles en Siria, el asesinato de niños a manos de los verdugos del Estado Islámico o las transparencias femeninas de actrices en busca del estrellato. Casi nada nos afecta ya. La avalancha de información es proporcional a nuestra indiferencia.

Llevo algunos días solo en casa, no es nuevo ni tan solo una excepción, siempre hay imponderables a los que no puedes hacer frente, pero hay que afrontarlos. Los espacios son grandes y el sol penetra decidido, bruscamente invade tu intimidad, acelera su presencia y deja constancia de su poder. Hace ya ocho meses nos dejó Milú, chispeante, juguetona, jovial y finalmente tan envejecida que ni dudar pudo en decirnos adiós. La encuentro a faltar, mitigaba las  soledades. No sé porque cuento estas cosas, pero si me acerco al teclado no sé qué puedo escribir, y no es el frío quien agarrota mis dedos, es mi mente que bucea en la profundidad de un mar oscuro en tinieblas, en un desierto barrido por el viento, en una encrucijada de caminos barrados. La hierba del jardín desaparece día a día bajo un manto desleído de hojas caducas que se desprenden de las ramas y  balancean en su descenso, sus últimas tonalidades ocres, amarillas, sienas y naranjas, son como diminutos telegramas anunciando el otoño. El despliegue cromático es tan audaz que no hay artista de los pinceles capaz de rivalizar. A unos centenares de metros, en la falda de la montaña, a pie del bosque, se dibuja un lienzo de verdes y marrones que al atardecer parecen incisiones del frío sobre  la vegetación, ejércitos con cuerpos de  madera erecta y la copa verde. Es aquel momento, aquel en que los vetustos muros del monasterio adoptan el color de las manzanas al horno. No sé porque hablo de manzanas, a quien le interesan las manzanas. No sé sobre qué escribir.

Esta mañana tenía una cita, una cita a las diez. Pero se ha retrasado y no ha sido hasta las once, ha leído en voz alta los cuatro folios llenos de números, guarismos y porcentajes. Puedes irte tranquilo, pero no te excedas, deja el tabaco, me ha dicho. Su bata blanca no me impresiona, ni tampoco su semblante medio huraño medio docente. Siempre temes alguna sorpresa indeseada, pero vamos a seguir enhebrando la aguja mientras podamos. Tenía una gestión en la costa al mediodía, pero el reloj ha corrido demasiado y la he pospuesto para mañana. He vuelto a casa, la casa vacía, y me he dispuesto a escribir alguna cosa para aprovechar el tiempo, pero ha sido en vano, no sé de qué escribir. Tan solo he cumplido con la obligación de cada día: empezar y terminar el crucigrama de La Vanguardia. Eso es todo.


He rescatado de un estante al viejo John Barry y su “Somewhere in time”, una manera como otra de burlar el estado de ánimo. También podrían probar, si les apetece,  con la 5ª de mi íntimo amigo Mahler, pero no se lo aconsejo, lo mismo dejaban lo que hacían y se dedicaban a las ensoñaciones inalcanzables a bordo de una buena hamaca. De todos modos, y aprovechando que ayer el Liceu programó Nabucco, les animo a que contemplen este formidable vídeo del Va Pensiero y su coro de esclavos www.youtube.com/watch?v=oPy_HwOtumU , no se pierdan el final. Entenderán el porqué a veces nos preocupamos por banalidades y estupideces, cuando hay muchos que claman por su libertad. Es increíble, no sé de qué escribir hoy. 

dimarts, 6 d’octubre del 2015

SENSIBILIDAD Y SENTIMIENTOS

Alguna vez han sentido la voluntad o el deseo de buscar o encontrar respuesta a sus inquietudes mediante la música? Para mí diría que casi es congénito, yo creo que desde aquel tiempo en que arrastraba mi culo por tierra, siempre he tenido a la música por compañera, consejera, amante, evocadora y liberadora de todas mis pasiones. Por suerte nuestra desde que el mundo gira en medio de la inmensidad del universo, el único lenguaje que ha unido a la humanidad ha sido la música. No hay que estudiar, ni vocalizar, ni traducir, todo el mundo lo entiende. Tan sólo hay que tener un corazón normalito y un mucho de sensibilidad para apreciar lo inmaterial. La música es un arte supremo, y el arte se siente, se admira, se sufre incluso. "La música es la palabra del alma sensible como la palabra es el lenguaje del alma intelectuall".

En un pasado no muy lejano, seguramente por escasez de medios materiales, se consideraba la ópera o la música clásica como géneros elitistas y clasistas, pero esto, como tantas otras cosas, hoy ya es sólo una utopía, afortunadamente. Hoy está prácticamente al alcance de todos, y la cantidad de medios para su audición es casi inalcanzable. Hay escritas en el pentagrama de la historia tan bellas páginas que se hace imposible no caer rendido, fulminado, tocado, ante determinadas partituras. La ópera gusta o no, no hay término medio. Pero me atrevo a decir que en muchos casos, si no gusta, es sencillamente por falta de atención, por esta falta de perseverancia que nos aleja de sensaciones insospechadas. Se podría establecer un símil con la contemplación apresurada de una bella obra pictórica. Si en vez de desfilar ante ella como el que mira el campanario del pueblo vecino, no apreciamos nada en absoluto. Pero si nos paramos delante de ella descubriremos colores inauditos, expresiones humanas, como un mensaje implícito del maestro que en su día nos quiso explicar algo a través de un lienzo. Todas las expresiones del arte son un puro mensaje.


Cuando Gustav Mahler compuso su 5ª sinfonía, no solamente creó una descomunal obra sinfónica de altísimo nivel, sino que a través de ella nos habla de la muerte, el sufrimiento y las nubes negras que se ciernen sobre la Europa de principios del 1900. Los grandes artistas casi siempre crean sus obras bajo la influencia de su estado de ánimo, sean tristes o alegres y, de este modo, nos permiten ver más allá de unos movimientos musicales o de un óleo indescifrable. Mozart, Giordano, Puccini, Verdi, Rossini, Wagner, Donizzetti o Bizet, no son sólo genios de la música, son grandes arquitectos de la vida que con sus obras edifican nuestra sensibilidad y modelan nuestros sentimientos.

divendres, 2 d’octubre del 2015

LA PÉRGOLA DEL RESTAURANTE

Nueve de la noche, cielo cubierto de espesas nubes que incrementan la precipitada oscuridad. Una terraza en la calle con el techo cerrado por grandes toldos negros y ocho o diez mesas dispuestas sin orden ni preferencias. Las camareras no cesan de cruzar la acera entre la pérgola y el restaurante. Escasos metros de recorrido pero constantes. Son chicas de rasgos asiáticos que trabajan con gran diligencia y pegadas a una sonrisa inamovible. Se cubren con un gorro de chef y visten camiseta y pantalón negro. Se encuentra en lo que llaman la parte alta de la ciudad, que algunos consideran sinónimo propio de gente bien estante o acomodada. No tengo apetito pero agradezco poder estirar las piernas e intentar olvidar la presión de los zapatos en unos pies más que comprimidos. Caen gotas, sin llegar a llover pero insistentes, algunos peatones pasan bajo un paraguas, pero la mayoría caminan despreocupados sin tan siquiera apretar el paso. Predomina la gente joven, muchas mujeres con atuendos informales pero sobrias, se podría de decir que incluso elegantes. La percha ayuda. Debe de ser un lugar conocido y concurrido porque algunos vienen directos y otros se paran al pasar. Vanos intentos, las mesas están todas ocupadas. La única mesa con un solo comensal es la mía. Simulo leer el periódico mientras apuro una helada copa de cerveza.

Nueve y treinta minutos. Una fuente encima de mi mesa alberga una gran flor de alargadas  hojas a base de jamón ibérico y graciosos pétalos de Camembert, Gouda, Brie y Cabrales. Una cestita de mimbre con triángulos de pan de semillas, la mitad untados con tomate. Nada mejor que una copa con recias lágrimas del Priorato para acompañar tan noble compañía. El huidizo apetito da señales de querer reincorporarse a la reunión. En la mesa más cercana hay dos jóvenes conversando mientras sostienen la carta sin apenas mirarla. Los dos lucen barba, el de frente la tiene más poblada y desordenada, su oponente la lleva muy cortita i perfilada por manos diestras. Fuma con el codo alzado y la mano colgando como un higo maduro. A mi me da que debe tener alguna que otra pérdida de aceite. Bajo dos globos de luz blancos comparten mesa dos señoras que ya dijeron adiós muy buenas a la juventud, pero mantienen ese porte audaz y malicioso que la experiencia dota. No alcanzo a ver que comen, pero la botella de vino, que ya es la segunda, emerge y desaparece con rauda habilidad. Fuman por los descosidos, enlazan un cigarrillo con otro, rubio extra largo y mini puritos holandeses, como yo. Por lo menos hace cinco años ya que dejé el tabaco rubio, fumo menos unidades diarias y no perjudica tanto, pero al final jode igual. No tengo remedio.

La evidencia dice que no soy un gran observador, pero si observador nato. Que nada tiene que ver con el  chafarderío, la intromisión o la impertinencia. Callo, veo, anoto y lo cuento. Fuerza mayor me tiene retenido en un centro hospitalario. Una vez pasada la congoja y los nervios presos en la incertidumbre, el tiempo se aletarga y las horas se preñan de minutos. Los días se prolongan y la paciencia se rinde ante la inactividad, el tedio y las subidas y bajadas en ascensor a la búsqueda de un cigarrillo amigo y consolador. Al mediodía he vuelto a la pérgola de cada día. Hoy compartía el espacio un miembro de Ciudadanos. No es momento para la política pero ahí estaba. He omitido su presencia para dedicar las miradas bajo los toldos negros a cualquier impulso humano, en donde radica la puñetera verdad de cualquier historia. Unas judías tiernas con almejas y un entrecot al punto han dado sentido al momento. Un blanco vilafranqués bien frío se ha impuesto a las veleidades del ambiente. Con el café abrigo la esperanza de no volver más por aquí ni, si puede ser, al edificio que corona la esquina.

divendres, 25 de setembre del 2015

HOLA, SOY SUSANA, ADIÓS.

Una de las cosas que más asco han dado estas últimas horas, han sido las referencias implícitas y reiteradas a los catalanes de adopción o nacidos en otras latitudes. Como si hubiera alguna diferencia entre estos y los autóctonos, todos son catalanes. Y si no que se lo pregunten a Eduardo Reyes, nacido en Córdoba y llegado a Catalunya a los nueve años, preside Súmate, una entidad independentista formada por castellanohablantes que reclama una Catalunya soberana y social. No todas las personas que han llegado a estas tierras tienen porque sentirse independentistas, ni mucho menos, las cuestiones de conciencia son libres. Si bien es cierto que la mayoría de ellas se han integrado de un modo voluntario, constructivo y leal en la tierra que les ha acogido y que, lógicamente, votaran lo que les dé la gana, como no puede ser de otra manera.

Han aparecido por aquí, en la colonia de España, estos días, personajes que ni conocen Catalunya, ni entienden nada de sus demandas, ni les importa un carajo. Cargados con un lirio en la mano y la simpatía propia del que no tardará en clavarte un navajazo por la espalda. De la derecha hay que agradecer que siempre llevan las cartas en la mano, sabes de antemano que vienen a joderte, la izquierda es más graciosa, más ocurrente, ríen y gritan más. Pero en lo substancial, en esencia, son exactamente lo mismo: Ni nación, ni pacto fiscal, ni derecho a decidir, ni nada que pueda alterar sus reglas de juego. Esto es, son distintos pero calcados a la hora de cercenar cualquier aspiración de un pueblo que lleva centurias maltratado.

Pablo Iglesias, Núñez Feijóo i la simpática Susana Díaz también han aterrizado por aquí, con más pena que gloria, para decirnos con buen humor y sonrisas contagiosas, que los catalanes somos unos nazis. Regalito que se ha ido repartiendo estas dos semanas con insólita profusión, como si de incienso se tratase. Ninguno ignora que si no fuese por Catalunya, España seguiría siendo un cortijo anclado en la oscuridad de siglos, en un solar garbancero. Y no hablo de economía, sino de jugar la carta del modernismo, de la innovación, el progreso. De ser algo o alguien en este mundo. Pero no, vienen a insultar, a criticar, ofender, reñir. A decirnos que España nos mantiene, y que una Cataluña sin la madraza es un suicidio colectivo. Cuando lo que pensamos muchos y nos callamos es que una España sin los prófugos es una muerte por inanición. También ellos se lo saben, pero callan, lo invierten. Susanita ha venido, ha toreado con gracejo, ha insultado al presidente y sus acólitos, que son cientos de miles, y se ha largado con aire fresco a la bahía de Cádiz donde la esperaba Rajoy para inaugurar un puente y discursear acerca del “desafío catalán”.


Pero tampoco todas las personas son como Eduardo Reyes, y así debe ser. Esto es una democracia y todos deben votar libremente sus preferencias y sus convicciones. Los hay que no quieren la independencia, claro que sí, otros apuestan por un renovado pacto fiscal con Madrid y respeto por la lengua y la cultura catalana. Acabar con el desprecio y las infamias que se vierten contra esta tierra. Y cuando se levanten voces miméticas alegando “qué hay de lo mío”, se les recuerde que todo el mundo parte de la misma línea de salida. Ayudar se debe ayudar a quien lo necesita, pero mantener solo se mantiene a la querida. No hay que engañarse, todavía queda gente que llevando medio siglo compartiendo las alegrías y sinsabores de estos pagos, todavía no hablan la lengua, ni la entienden, ni quieren. Que maldicen y reniegan del lugar, sosteniendo que gracias a ellos se ha podido prosperar, sin acordarse de que quizá de donde huyeron no hubieran tenido la oportunidad ni siquiera el derecho a poder hacerlo. No conocen el territorio ni su costumbrismo, admiran a políticos foráneos y militan en ámbitos deportivos de otras latitudes. Conocen las mentiras que se vierten sobre la lengua o los inventados problemas de los niños en la escuela, y callan. Pero la grandeza de la democracia es que cabemos todos en ella por tanto, salga el que salga de este sufragio dominical, deberemos aceptarlo, comenzando por mí mismo. 

dijous, 17 de setembre del 2015

CICUTA, BUEN PROVECHO.

Decididamente el mundo está medio tocado del ala, consultas el diario en Internet y después de haberte narcotizado el cerebro con las informaciones políticas, les sigue una serie de notas de agencia que te remueven las tripas. O te haces un hartón de reír, depende. Ahora lo que priva es el "proceso", proceso hacia la independencia. Desde la Diada los diarios de Madrid, destacando uno qué suele presumir de tener la <razón>, se han llegado a decir tantas sandeces, mentiras, ofensas y amenazas que, francamente, quizás sí que tenemos que salir corriendo  de esta olla de grillos lo antes posible. Al presidente Mas ya sólo les falta bautizarlo como yonki, por lo demás ya le han dicho de todo. Al día siguiente de la manifestación un diario castizo y chulapon publicó una inmensa foto de la Meridiana vacía como una exagerada alopecia y un gran titular que decía "Fracaso de la manifestación, la fiesta pierde fuelle, pinchazo clamoroso", etc. A ver, una cosa es discrepar o no estar de acuerdo en algo, y el otro es querer discutir con un hacha en la mano después de darle una coz a la mesa de conversaciones. No hay diálogo con esta gente. Lo que se comenta de juego sucio y funcionamiento de las alcantarillas es más cierto que una diarrea no deseada. Por cierto, ya que viene al caso, a los de Unió, PSC, Sí que es Pot / Podemos y la CUP ya les pueden ir dando sopas con honda, porqué si ni en estos momentos trascendentales para nuestro país son capaces de ir todos a una, que Dios nos coja confesados. Como si después no tuvieran tiempo de tirarse los trastos a la cabeza. Otra cosa sería si lo que pretenden es traicionar a su pueblo.

Cómo es que en la democracia española, Marca España, se puede hablar de casi todo, insultar, mentir, ofender, calumniar, boicotear, denunciar en falso, difamar, contagiar opinión, pasearse en bragas, fornicar en La Rambla, ahogar fiscal y financieramente, exigir los que menos contribuyen, amenazar, y no pasa nada de nada? Y en cambio una opción política como es la independencia no se puede ni mencionar, bajo pena de prisión, confinamiento, aislamiento, reprobación, castigo, herejía, abandono, enfermedad mental o psicopatía congénita. Es curioso que unos cientos de miles de ciudadanos se vean sometidos a la negación de la opción y el voto, y por contra invitarles a zamparse una cucharada de cicuta, según las redes sociales y recomendaciones de acreditados tertulianos a sueldo.

La cuestión no es independencia sí o no, que yo creo que sí, el dilema es más sencillo y humilde…Nos dais permiso para hacer un referéndum con todas las garantías para saber de una vez por todas cuántos somos los independentistas y cuántos suman los unionistas? No hay más. Porque claro está, también hay mucha gente que está encantadísima con los sucesivos gobiernos españoles y sus truculencias y ocurrencias para hundir las raíces catalanas. Y queremos saber cuántos son también. Ahora se ha cumplido un año de las votaciones en Escocia y la verdad les tengo que decir, el comportamiento del gobierno de su majestad y del premier escocés fue tan escrupuloso y modélico que viene a confirmar mi suposición de que nos encontramos a los pies de una democracia platanera, por no decir bananera, de hechos y tics absolutistas, imperativos, excluyentes, diferente, porque efectivamente…Spain is different.

Ahora mismo todos los departamentos gubernamentales españoles están obsesionados en conseguir opiniones favorables a sus intereses de todas las cancillerías posibles, empezando por los de asuntos exteriores comandado por el inefable Sr. Margallo. Vanas pretensiones hasta ahora porque lo único que han logrado son declaraciones de tono híper diplomático y sin entrar en el fondo de la cuestión. Incluido el Sr. Obama que se ha limitado a declarar una obviedad como un templo. Esperen a que se produzca una confirmación de una mayoría independentista el día 27, mi cumpleaños, que verán a las mismas cancillerías llamar asustados al Sr. Margallo interesándose por saber cómo van a pagar la deuda contraída. No hay que olvidar que el pelotazo español triplica al griego.


dijous, 10 de setembre del 2015

ENSEÑANZA Y POESÍA

Dentro de pocos días todos los niños y otros que ya se afeitan comenzarán un nuevo curso escolar. Algunos pequeños lo harán con lágrimas en los ojos, mientras que los de patillas pobladas entrarán en sus aulas entre saludos y bromas más o menos sinceras. Cada año por estas fechas me viene a la cabeza mi ya muy lejana experiencia colegial. Todo era muy gris y la enseñanza muy rígida, por decirlo suavemente, suavidad que es una grande y piadosa mentira. Estudié en un colegio religioso hasta que los pelos de las piernas empezaron a brotar. Tampoco creo que la enseñanza pública se diferenciara demasiado, es más, seguro que mucho peor, al menos en instalaciones, espacios y actividades extra escolares. Pero en cuanto al cuadro docente, realmente lastimoso en ambos casos. No guardo ningún grato recuerdo ni de maestros ni de hermanos, unos por vocación superflua y los otros supongo que por sueldos de hambre y miseria. A pesar de las alocuciones como Signum fidei o Ora et labora que presidían la congregación Lasallista, la ayuda al necesitado y el saber cristiano, mis únicos vídeos mentales registrados son de prepotencia, férrea disciplina, tics de homosexualidad, hipocresía y fanatismo religioso .

Tampoco quiero exagerar, ni tampoco he heredado convicciones de ningún tipo, supongo que son rémoras compartidas por millones de personas. Mi duda es si la enseñanza actual ha evolucionado hacia la excelencia por parte de los enseñantes. Si las encuestas dicen la verdad, el maestro que nos gusta no es el diligente que llega puntual a clase y cumple meticulosamente con el programa. Los adolescentes ya no están por los abucheos, los toques de pito o las aburridas y repetitivas lecciones en las que uno declama como un loro cuestiones vagas y difusas en un tono reiterativo, mientras el resto se revuelven en el asiento medio adormecidos sin parar de bostezar . Ni se enseña ni se aprende. "Muéstrame un corazón que esté libre de necios sueños, y te enseñaré un hombre feliz". La pasión es necesaria en el que se hace y cuando lo tenemos que transmitir a un cerebro puro y limpio, deseoso de aprender, aun tenemos que poner más énfasis. El profesor debe sentir esta necesidad imperiosa de transmitir el conocimiento cautivando el alumnado, no repitiendo unos textos recitados sin temple y exentos de contagio, huérfanos de convicción, muertos antes de empezar el primer aliento. El educador debe ser un artista creativo, innovador, buen comunicador y el mejor compañero. Para tener éxito no es necesario estar en el estrado, al contrario, integrado como un compañero más del grupo, pero sabiendo ser líder, arrastrando las creencias e ideas para que todo el mundo participe y disfrute. "Sólo en soñar tenemos libertad, siempre ha sido así, y siempre así será".

Carpe diem, aprovecha el momento. El día de hoy no se volverá a repetir, vive intensamente cada instante. Aprende a amar el conocimiento, sólo así conrearás tu personalidad y, con ella, sabrás y podrás dar vida a los demás también. No te permitas caer en el aburrimiento, la indiferencia o la holgazanería. Sueña todo lo que puedas y eleva los objetivos, no te conformes escondido en el anonimato de un grupo o las intrascendencias poco aleccionadoras. Creo que algo ya ha cambiado, ya se hacen las cosas de otra manera, pero me persiste la duda de si ya lo hemos de dar por bueno o debemos seguir hurgando para que el alumnado disfrute estudiando. "Chicos, tenéis que esforzaros para encontrar vuestra propia voz. Por qué cuanto más tiempo esperéis para empezar, menos probabilidades tendréis de encontrarla”. La mayoría de los hombres llevan una vida de silenciosa desesperación. No os resignéis.

Si no hemos tenido un Robin Williams en nuestras vidas, alguien nos ha negado la oportunidad de ser mejores de lo que somos. Y no hablo de ingresar en el Club de los poetas muertos, sino, solamente, de enseñar y aprender. Carpe diem.