divendres, 30 de setembre del 2016

VENDO VOTO

Pues sí, pongo a la venta una de las partes más íntimas del intelecto. Porque las otras, las otras partes que no forman parte del intelecto, no puedo ponerlas en subasta, las necesito y, dado el caso, tampoco es previsible que hubiera muchas bofetadas por pujar. Parece que se confirman las peores expectativas, será necesaria una tercera convocatoria para dilucidar quién coño va a dirigir este cachondo país. Lo de cachondo dicho con el mayor respeto, una piel de toro no se pone cachonda, se ponen los ineptos profesionales de la cosa política que, lejos de dedicarse al noble menester de legislar, invierten su tiempo y nuestros dineros en sestear en el parlamento, compartir copas, sobarse en abrazos de arma blanca, y poner en aprietos sus flácidos vientres en mesones y ventas, zampándose el cogollo de los mejores manjares. Eso sí, tirando de Visa Oro que tan virtuosamente les hemos facilitado los votantes. Somos así de singulares. O de tontos.

Vamos a ver, un voto es un voto, no hay que olvidar que en ocasiones un solo papelito de estos puede encumbrar un diputado a la poltrona o bajarlo a los infiernos. Sin tarjeta Visa, sin lujosos manteles, exento de vacaciones pagadas, sin amante. Ese es el motivo por el que he puesto mi voto en venta, y aunque con cómodos plazos de pago, su precio es alto dentro de una escala tarifaria que contempla el partido al que pertenece, lo mangante que pueda ser y el grado de corrupción que ostente su organización política. Normas que determinan por eliminación a los partidos que gocen de prestigio, prudencia, credibilidad y honradez. Estos cotizan a la baja, demasiado demócratas, nada corruptos y ejemplos a seguir. No interesan.

No es difícil entender que si son incapaces de hacer bien su trabajo, sean la comidilla de toda Europa, cobren por zanganear y nos amenacen con nuevas elecciones para las fiestas de Navidad, uno se oponga con todas sus fuerzas a tan disparatada trayectoria aunque solo sea por amor propio. No voy a darle la espalda a los turrones y al asado de reno finlandés, o a los villancicos de los niños frente al pesebre de figuritas de barro y las de ofensivo plástico, porque a un grupito de amigos se les ha ocurrido optar a la Visa Oro que todo lo ve y todo lo paga. Es decir, nosotros somos los Visa. Hasta aquí podíamos llegar. Al menos en Inglaterra puedes llegarte a casa del Sr. Diputado y decirle al oído <<Tu eres un joputa porque no has cumplido lo que prometiste>>. Pero aquí si lo intentases te encerrarían en la cangrí por joputa, que es muy distinto. Son dos varas de medir: una mide y la otra te jode.



Esto no es Londres, ya lo sé, donde un jefe de filas puede llegar a equipararse, trabajando duro,  con un Lord y residir en Kensington & Chelsea y los martes cenar en Alain Ducasse at The Dorchester de Mayfair, donde además de comer exquisiteces, al despedirte te hacen un traje a base de libras esterlinas. Pero alerta! Si el diputado no defiende a capa y espada sus promesas bombeadas durante la campaña electoral, puede acabar cenando cada día bajo un puente del Támesis. En España la operativa es distinta, como la cuadratura del círculo, o sea, un bodrio. Aquí ni el conserje cumple con lo dicho, por las noches se pone ciego de tintorro en el Viva España y algún fin de semana se apunta a la montería de Don Fulano, que no persigue al zorro, como mucho algunas zorrillas. Y como se da el caso de que   en su día no prometió nada o nada creíble, en las próximas elecciones sigue siendo votado y a vivir que son tres días.


Ya digo, vendo el voto para las fiestas de Navidad. Si se confía en mi honradez el precio es más asequible y cumpliré mi palabra. Si por el contrario he de ir a votar acompañado del cliente y a la hora que diga, la cosa ya es más onerosa (Me pierdo el reno finlandés, el momento espiritual de los niños o la siesta reparadora). Abstenerse curiosos y bolsillos menguados. Se dan referencias y si es preciso canto ranchera al compás de la guitarra camino del colegio. Facilidades de pago.

dijous, 22 de setembre del 2016

EFEMÉRIDES DE ALGUNAS VÍRGENES

A mi uno de los paisajes que más me ha seducido, sin ningún género de dudas, ha sido en el noroeste italiano. Tierra arcillosa, fecunda, ocre y verde  por todas partes bajo la atenta mirada de los cipreses. Es muy posible que el paraíso terrenal mencionado en la historia sagrada sea precisamente ahí, en La Toscana. Todo ello con la aquiescencia y permiso de la Marca España que, ya se sabe, España es como la madre, que no hay más que una. Y además es de “lo más bonito del mundo entero”. Aun así he de reconocer que frecuentemente peco de indeciso, dudo ante el dilema, me ofusco y decido con la pretensión de simular firmeza, convicción, pero no es cierto ni falso del todo, sino todo lo contrario. Quien entiende de lo que sabe, defiende con ahínco que en el mediterráneo hay tres paraísos universales: La Toscana, La Provenza y l’Empordà. Eso dicen, conozco los tres paraísos y creo que me decido por La Toscana. Eso sí, contando con la benevolencia de Marbella y Benidorm aunque, la verdad, esta última la hermano más con Manhattan que con el Mediterráneo, por aquello de los rascacielos levantados junto a  la orilla herida del mar. España es muy pundonorosa en cuanto a la planificación urbanística de sus costas, sobre todo en levante en donde se ha edificado allá donde a uno le ha salido de los botillos y en lógica y consecuente concordancia con la prestigiada Marca España.



No en vano en aquellas planicies de suaves colinas vieron la luz grandes personajes como: Leonardo da Vinci, Dante Alighieri, Galileo Galilei, Miguel Ángel, Americo Vespucio, Maquiavelo, mi segundo padre, Puccini, Lorenzo de Medici y hasta dos cineastas, Roberto Benigni y Franco Zeffirelli. Aquí, al único Franco que conozco es uno que se fotografiaba a caballo cubierto con una mullida capa, que nació en El Ferrol y firmaba condenas a muerte. Marca España. No es que sea mejor o peor, es simplemente distinto, otra manera, un estilo diferente de enfocar el mundo. Si Puccini escribió Tosca, el de El Ferrol compuso Zasca!, obra extensa en varios actos donde recibía hasta el apuntador, y si el apuntador era catalán entonces concluía con una sórdida apoteosis, fusil en mano.  Que le vamos a  hacer, es una simple cuestión de gustos, si bien estaremos casi todos de acuerdo en que hay gustos muy parecidos al de  la cicuta.

El debate político europeo está ausente en los vericuetos y trifulcas de la pseudo política española. España, y su marca, es diferente a Europa en casi todo, ya lo dijo Fraga pero no hemos sabido entenderlo nunca. En la alborotada y dulce Piazza de Campo, en Siena, se celebra dos veces al año la fiesta del Palio, por la Virgen de Provenzano en julio y la de la Virgen de La Asunción en agosto. Fiesta de origen medieval en donde los distintos barrios o distritos de la ciudad compiten en una vistosa y tumultuosa carrera de caballos, circundando la plaza con lances realmente sugestivos en donde los corceles engalanados galopan sobre los desgastados adoquines al encuentro del Palio. En ambas fechas Siena se halla atiborrada de turistas de medio mundo ávidos de conocer de cerca la emoción de las cabalgaduras en tan reducido espacio y el colorido de los estandartes en plazas, calles y balcones. Aquí, en donde La Marca capitaliza lo bueno y mejor de su catálogo, existe otra medieval tradición, la conocida como Torneo del Toro de la Vega. Cruel y espantoso vía crucis en el que un toro es perseguido, picado y lanceado hasta la muerte. Muerte sádica, lenta, cruda y estandarte del dolor de un ser vivo elevado a la quinta esencia. El toro es soltado cerca de la Plaza Mayor de Tordesillas, corre escoltado por la multitud hasta cruzar el puente sobre el Duero y alcanzar la zona del Cristo de las Batallas –pobre Cristo-. Una vez en el Campo del Honor comienza la liturgia, el lanceo, que consiste en hundirle la lanza en un costado hasta la muerte. Y lo hace con más agujeros que un colador. Caballistas y multitud celebran con gran jolgorio tan siniestro propósito un martes de septiembre, para la Virgen de la Peña.


Qué les voy a decir, si encuentro una ventana en mi devastada agenda, igual me planteo un torneo de cuatro o cinco días en San Gimignano. No habrá toros, ni caballos ni lanzas. Pero los colores y la luz que entrarán por mis ojos les aseguro que no las cambio por ninguna marca. Tan solo pasear y evitar a quien no quiera oírme. Marca? No, por favor. 

dimecres, 14 de setembre del 2016

LA GRAN CAGADA

Un tema curioso, por no llamarlo con su propio nombre: escatológico. Así es, en el año 2010 afortunadamente me libré de un viaje a la India con un grupito de amigos. En aquellos tiempos yo estaba en plena efervescencia viajera y no pude compaginarlo con mi agenda. Al cabo de los meses celebramos una cena para poner negro sobre blanco a nuestras distintas singladuras de los últimos tiempos. Como es lógico todo el mundo hablaba con pasión y deleite de los lugares visitados, haciendo hincapié en sus singularidades y asombros. El reducido destacamento que optó por viajar a la India fue el más derrotista, el más decaído, no sé si el más vulnerable, creo que no. Aterrizaron en Nueva Delhi y allí permanecieron seis días, antes de iniciar un periplo que les llevaría hasta MumbaiBombay-. En su discurso las palabras más repetidas fueron excrementos y defecación.

Hago esta introducción para situarnos en el lugar, los acontecimientos y las consecuencias. El gobierno de la India, con 1300 millones de habitantes, se ha propuesto tomar medidas para avergonzar y erradicar la ancestral costumbre de defecar por todos los lados, menos en baños y retretes. En ese país hay ya mucha gente que ha dejado atrás la pobreza pero no el hábito de bajarse los pantalones en cualquier lugar. El gobierno lo tiene difícil, muy difícil. Los anuncios de televisión y vallas publicitarias hurgan en el contraste de ser un país emergente con la mayor economía en movimiento, en donde hacer las necesidades al aire libre es la norma habitual en la mayoría de pueblos y extrarradios de las ciudades. Mis amigos comprobaron desde un tren como en los arrabales de la capital, a primeras horas de la mañana, había legiones de hombres en cuclillas abonando la infecta tierra de las afueras. Que por mucho abono que le echen tan solo brotan los diablos. Horas más tarde es el turno de “ellas” que, en la misma posición, siembran de mierda el ambiente. Y hablo de hectáreas, no de un rinconcito tras una derruida pared. Con el objetivo de dar fin a las mega cagadas indias, el gobierno ha construido millones de aseos repartidos por el país, para dar por terminada esta costumbre en 2019. No creo que el lema machacón que han ideado pueda limitar una liturgia de miles de años; “Solo el hábito de usar un inodoro es un progreso real”. Al menos en la India rural.



Actualmente debido a ese progreso no tan incipiente, se da el caso de que casi todos los defecadores tiran de Smartphone durante su alivio. Se venden millones de televisores, neveras y motocicletas, pero en casa, sin aseo y las vías del tren a rebosar de infectas y pestilentes boñigas. Tener un aseo en el hogar sigue siendo considerado impuro por muchos aldeanos. Al menos la monarquía francesa se cagaba en el trono recibiendo a emisarios y diplomáticos en Versalles, pero un lazarillo bajo el trono retiraba los excrementos y limpiaba el culo del monarca. Eso si no se orinaba sobre la paja que cubría el suelo mientras dictaba cartas cortesanas. No les quedó otro remedio que inventar el perfume, Versalles, en toda su grandeza, olía a corte de marranos.

Ya lo han intentado otras veces en la India, pero nada. En algunas aldeas con castas antiquísimas los hombres obligaron a las mujeres hacer uso de los inodoros de la calle, con el velo y el sari puestos. Ellos no. No quiero imaginarme a que debían oler los saris, y los efluvios de los hombres provenientes de unos calzones entre podridos y momificados, me nublan el pensamiento. Me alegro de no haber compartido aquel viaje, y no porque sea muy escrupuloso, sino porque, conociéndome como me conozco, ya me veo tomando un bañito en el Ganges y verme rodeado y acosado por vacas sagradas más muertas que vivas, roídas por los infectos insectos, perros podridos y ciento veinte toneladas de churros varios balanceándose al son de un Sitar, que es su mega guitarra. Exxx!


Para concluir, miren, ya sé que la gran cagada no es un título para un artículo, y les pido excusas, pero…cómo lo podríamos titular?

dimecres, 7 de setembre del 2016

DIÓS HIZO A LA PATATA?

Semana de transición, pocas novedades a reseñar, o sea, siguen cruzando los vientos y peinando a contrapelo este desbarajuste y devastado país al que algunos llaman marca España, como podrían llamarle marca Citroën. Ayer martes, la fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal, Agustina Madrigal para Pilar Rahola, cogió la escoba de dar escobazos para repartir candela a los díscolos independentistas en un solemne acto con motivo de la apertura del año judicial. Al parecer, cosa seria, no tonterías como la Diada en Catalunya. Un servidor, que es lego en cuestiones de legalidad y formalismos de cintura para arriba, le pasa algo parecido a Rahola, en menor medida porque soy más tonto, y es que no he comprendido muy bien el discurso de la Sra. Fiscal. Dice textualmente que “la ley está por encima de todo y los que la incumplen ponen en peligro la democracia”, “la Fiscalía actuará por todas las vías (recuerdan…”No les vamos a pasar ni una”) “La demagogia de las fuerzas independentistas que contraponen legitimidad democrática y legalidad constitucional”. Es curioso que en un acto de gran importancia de las estructuras de Estado, se emplee tanta dedicación a Catalunya, casi que es un honor y todo.



Pero a ver, a ver, en primer lugar el máximo interés en Catalunya es celebrar un referéndum para poder saber de una vez cuantos jugadores tiene cada equipo. Petición que no hace Antoñito el Albóndigas sino el 80 % de la población catalana, y dentro de ese porcentaje hay la tira de jugadores que no quieren participar de la Independence Catalonien league, pero quieren manifestarlo mediante voto (y urna, claro). Estos no son independentistas, pero por exigir un referéndum también entran en el vestuario de los amenazados, los proscritos, los menos democráticos de España. Ya me estoy liando, casi que ya no distingo entre buenos y malos, autoritarios y demócratas, leyes o sociedad, sumisión a las leyes o son las personas las que hacen leyes, acomodarse a la ley o acomodar la ley a la sociedad. Exigir más democracia mediante el voto o prohibir que la gente pueda expresarse. Ya digo, se me cruzan las neuronas.

Es normal que una fiscal general haga un discurso con tanta pólvora política? No lo sé, soy un palurdo. Cuando se dice que la ley está por encima de todo y los que la incumplen ponen en peligro la democracia, a qué nos estamos refiriendo? A hacer concentraciones mastodónticas por todo el territorio en un ambiento reivindicativo, festivo, familiar y carente de incidentes (como no sean de importación) o tener ministros y directores Antifraude que conspiran para destruir la reputación de adversarios políticos. Convocar a la población a un referéndum de cartón piedra, con urnas de cartón o enviar altos cargos a Andorra para amenazar a la banca con el fin de que suministren información de políticos catalanes. Ya digo, soy corto de luces y no sé discernir, es lo que tiene ser catalán, no entendemos, no somos solidarios con el país, no insistimos para hablar, negociar, acordar, no hemos seguido durante años estrictamente la ley. No hemos colaborado con los gobiernos de España para poder crear mayorías en tiempos de vacas flacas, dando una manita. No hay una cascada de artículos de nuestro Estatut que han sido suspendidos por el Constitucional, habiendo sido copiados por el andaluz y no recurridos.


De verdad, lo juro, llega un momento que ya no sé si Dios hizo al hombre o el hombre surgió de una patata. Da igual, alea jacta est, que diría un estirado presuntuoso como yo. Me pregunto si no estaremos todos un poco locos, las cosas tendrían que ser más sencillas, más fáciles. Si en toda la Europa civilizada, por poner un ejemplo, existen decenas de países con gobiernos de coalición, por qué resulta impensable en la marca España. Si en esos mismos países se dialoga y se discute hasta la saciedad todos los quebraderos de cabeza que origina la acción política, por qué en la marca España se sacuden el muerto de encima y lo pasan al Tribunal Constitucional? Acaso han perdido el habla, Sr. Rajoy?