dijous, 23 de febrer del 2017

EFLUVIOS DE PESCADO A LA LUNA

La vida sigue sorprendiéndonos con nuevos descubrimientos, algunos placenteros y otros muchos de cariz muy negativo, humillantes y perversos. Si no que se lo pregunten a Kelly Fidoe-White, británica de 36 años, que padece una extraña enfermedad de la que apenas se cuentan poco más de 500 casos en todo el mundo. La afección en cuestión se conoce por trimetilaminuria. Esa dolencia hace que los enfermos que la padecen desprendan una poderosa olor a pescado. Quien piense por un momento que semejante efluvio pueda ser el de una mariscada, lubina al horno, o de cigalas al aceite de oliva, se llevará una desilusión. Se trata de un hedor fortísimo a pescado del que no se acercarían ni los gatos más atrevidos y voraces del barrio. Ni que decir tiene que la pobre mujer, Kelly, ha padecido lo indecible en los distintos puestos de trabajo que ha tenido, hasta el punto que, a día de hoy, por expresa petición suya, desarrolla su labor como radióloga en turno nocturno para coincidir con un número de personas muy inferior al de día. Según sus declaraciones ese olor lo describe como de pescado y cebolla, camino de sofrito. Realmente ese desorden metabólico se presta a cuchufletas o, directamente, a escoñarse de risa, si no fuera por las terribles repercusiones “diarias” en la vida de esta mujer. Dice que se ducha cuatro veces al día, que ha gastado fortunas en desodorantes, pero nada, el olor a sardina petrificada persiste, penetra, ahoga. También tiene mala leche la cosa, porque partiendo y aceptando que es un desorden de su metabolismo, por qué necesariamente han de ser aromas de tiburón blanco en retirada y no de Eau de Rochas, por ejemplo. Excuso decir que el trance en el autobús o en el cine debe ser como para soltarle los galgos, pobre. Hace 16 años que Kelly encontró el amor en Internet. Se casó con Michael, de 45 años, quien confiesa que el olor de ella algunas veces le ha afectado de manera negativa pero jamás le ha dicho nada, un santo, vamos.




En otro orden de cosas y siempre atento a los avances de la ciencia, me hago eco de un persistente rumor nacido en los entresijos de Silicon Valley, en el que se relata que un grupo de ingenieros está trabajando en lo que podríamos tildar del futuro a la carta, proyecto a diez años vista: pasar un fin de semana en la luna. Lo dicho, no es ningún coñazo ni broma de los santos inocentes. Los desarrolladores del macro proyecto auguran un abanico de posibilidades más ilusionantes que el fervor que aplicaron en su tarea los viejos buscadores de pepitas de oro en el salvaje oeste. Parafraseando a John F. Kennedy han declarado “No hemos elegido ir a la luna porque sea fácil, sino porque es un buen negocio”. El sueño norte-americano sigue vivo. En efecto, el satélite selenita contiene todos los recursos que comienzan a escasear en la tierra; agua, energía y tierras cultivables. Sin obviar la importancia de su índole turística. Segundas residencias, confortables hotelitos, campos de golf de dos mil hoyos, fábricas de vidrio por aquello de la luna, tascas con tapas, etc. Eso sin contar con que puedan aparecer inesperadamente señoritas selenitas. En ese caso más de uno subiría de la tierra los viernes por la tarde a encontrarse con su selenita y montarse unos bonitos polvos lunares. Por no hablar de las lógicas casas de mala reputación en la luna. Sería una revolución total, los ejecutivos dirían “querida este finde no iremos a la Cerdaña, nos lo montaremos en la luna”. Yo ya avanzo que no iré, me da miedo el avión, y el cohete más. Por el contrario, los enamorados ya no podrán prometerse la luna, y la luna de Valencia se irá a tomar por allá. Los que venden muebles ya no podrían decir “mire que armario con su luna tan grande”, se echarían a reír en su cara. Los episodios de luna llena cerrado por vacaciones, por aquello de que no dormiría ni Dios. Y en los episodios de cama, pues ya se sabe…”Cariño, que no te crece?. Es que estamos en luna menguante, cari.

dijous, 16 de febrer del 2017

CLOACAS O TULIPANES

Me he estado un buen rato mirando el teclado sin saber de qué escribir. Yo no soy una excepción, también estoy embadurnado de toda la porquería que nos vierten constantemente en los noticiarios y periódicos. Como diría un ultra español, el panorama se ha vuelto dantesco. La nefasta Operación Diálogo, que no ha existido nunca, ahora se ha transformado en Operación mentira, confabulación, enredo. Resulta que la violencia está ascendiendo sensiblemente de tono en Cataluña, a pesar de no haberla visto nadie por ninguna parte. Incluso el detestable periodista Inda, colega de fechorías con Marhuenda, catalán de carambola y renegado, acaba de declarar que ahora en Cataluña hay más violencia que en los tiempos más álgidos de ETA. La proporción es inexistente: País vasco cerca de mil muertos, en Cataluña cero. También es mala leche que, sin duda, muchos lo creerán. Lo único que me encaja de todo esto es que forma parte de la última maniobra del inoperante gobierno español con la intención de abonar el terreno para proceder a una intervención o suspensión de la Generalitat de Catalunya. Este es el diálogo y éstas sus armas; la mentira y el juego sucio. Y a todo esto la Comunidad Europea bostezando y mirando hacia las auroras boreales en Laponia.

Con las manos paralizadas encima del teclado pensando y sin éxito, me exigía un esfuerzo para alejarme de las alcantarillas, huir de los ennegrecidos nubarrones que todo lo oscurecen y todo lo enfangan. Y de repente, como una de aquellas jugarretas que te hace la mente, no sé ni cómo, me ha venido a la cabeza una población holandesa que conocí hace pocos años y, como yo, millones de visitantes. Su nombre es Volendam, en la costa norte de Holanda y a pocos km de Ámsterdam. El pueblo tiene unos veinte mil habitantes, la mayoría de religión católica. Antiguamente se hizo un nombre a cuenta de su flota pesquera, hoy en plena recesión. El turismo se ha impuesto y los quesos también.



Ese día, al llegar, busqué una tienda de deporte para comprarme un abrigo para el cuello, hacía mucho viento y muy frío. En cualquier lugar del país de los tulipanes te puedes entender en holandés o inglés, criaturas incluidas. Los autóctonos de más edad los ves pasear por los callejones o la fachada del mar ataviados con los vestidos típicos del país y calzados con zuecos de madera coloreada, auténticamente vistosos. Abundan las tiendas de zuecos y quesos de todo tipo. En Holanda, como todos los países del norte, no hay manera de establecer ninguna comparación con nosotros, y de España ya ni hablamos. Son gente culta, organizada, pulcra y civilizada, además de bilingües o trilingües. La antítesis de aquí, donde los idiomas son ignorados sino perseguidos, sin ningún tipo de rubor.

La parte antigua de Volendam se compone de casitas bajas típicas de aquellos lugares, pintadas a todo color y la sensación que te causan es, aparte de admiración, de confort y comodidad. Los diminutos jardines y fachadas llenas de flores. Una curiosidad en la calle principal de la zona marítima, son una hilera de unas veinte casas en las que, en la parte posterior, la calle, todas tienen el comedor a la vista a través de grandes ventanales. No me interesé por los motivos de aquella exposición de intimidad familiar. Viene a ser como una competición para dejar claro qué familia lo tiene mejor decorado. Hay todos los estilos, nórdicos, y con mobiliarios muy adecuados. No se ve nunca a nadie de día, como no puede ser de otra manera, de no ser así sería cómico y vergonzante tal vez. Eso sí, casas y calles inmaculados.

No sé porque me han venido estas visiones de un tiempo ya pasado, pero no olvidado. Tal vez por lo que decíamos antes de la saturación de guerras fratricidas que tenemos aquí, de momento orales. Pero es que llegan a hacerse odiosas de verdad. El mero hecho de ver a los gobernantes que bregan por aquí abajo, a veces cogerías el portante y te irías a un lugar como Volendam ... o Ámsterdam, o Rotterdam, o Utrecht. ¿Y porque no a una Cataluña libre?

divendres, 10 de febrer del 2017

HACIA DONDE VAMOS (O ¿HASTA CUANDO?)

Este es un blog, como su propio nombre sugiere, que nació para compartir vivencias, aventuras y viajes de los que me siento muy añorado. Pronto soplará las velas de sus ocho años de permanencia en las redes. Recuerdo que en sus inicios tuvo una audiencia poco menos que deplorable, en esta vida todo cuesta mucho más de lo que uno se imagina. Apenas cinco o seis personas que tuvieron la paciencia de seguir el rastro del humo del Tren. Hoy, afortunadamente, las cosas han cambiado mucho y aquellos pacientes viajeros iniciales se han multiplicado por unos cuantos cientos de los que me siento muy agradecido. El tren durante los primeros cinco o seis años circuló por infinitos lugares enfrentándose a nevadas, tempestades, incidencias y, por encima de todo, con lugares y paisajes que tuve la gran suerte de conocer.

En estos últimos tiempos el Tren ha ido virando por vías de servicio y sus viejos itinerarios han devenido a circular por estos convulsos tiempos que corren en los que las estaciones están vacías y sus jardines yermos, ya no hay flores ni cerezos y el reloj del andén marca solo la hora de las calamidades. No sé qué está pasando ni por qué. Tan solo sé que mis acompañantes crecen, me urgen a compartir desdichas e inquietantes noticias, rumores y amenazas, palabras de mal agüero, futuros envueltos en plomizos nubarrones. Ya casi nadie me pregunta por los pétalos desmayados del otoño, o las vertientes nevadas, ni los almendros, retorcidos y durmientes, que llenan mis ventanales de vida como los majestuosos y erguidos olivos. Como los tristes viñedos.

Ayer alguien dijo que la democracia española está enferma, yo también lo creo. Qué es lo qué está pasando? Qué grave delito es el que estamos cometiendo para que se abran los cielos y los infiernos atestándonos con toda clase de excrementos? Es tanta la pestilencia que se vierte encima nuestro que creo que no somos ni capaces ni conscientes de su verdadera magnitud. Siempre hemos sido un pueblo maltratado, olvidado, exprimido y humillado. Tan terrible es levantar la mano, gritar en el desierto, y decir “Miren, les queremos mucho, pero exigimos el divorcio, no se preocupen, ya nos arreglaremos. Nos hartan sus desprecios y su orgullo. Están cegados por el odio y la envidia indisimulada. Cada uno en su casa y Dios en la de todos.



Las furibundas reacciones de muchos sí que responden a un estado mental enfermizo, encolerizado. Algunos políticos y periodistas españoles hacen del menosprecio y el insulto una oda de mil versos a cuál más ofensivo. De algunos comentaristas aficionados ya ni los menciono, inundan de vómitos los medios como un volcán de estiércol. Ambos hablan con la displicencia de quien se considera amo del cortijo. En esta España de navajeros embozados se permite casi todo: el insulto y la frivolidad, una voraz corrupción que lleva aparejada una pérfida impunidad, las tropelías consentidas de algún ministro, las puertas giratorias y un larguísimo etcétera. Hoy mismo Gabriel Albiac presta su firma en ABC para que Mas sea liquidado, deseo que se une a cuatro peticiones de fusilamiento que he recogido de los medios.  Enric Millo, flamante nuevo delegado del gobierno en Catalunya, acaba de declarar que “la democracia española es un referente europeo” Pobre de mí, y yo que creía que era una democracia con graves déficits.

Los sucesivos gobiernos de España, y el de ahora más, secularmente se han distinguido por ser refractarios al diálogo, al pacto, al acuerdo, a hablar. Siempre ordeno y mando o exclusión. El juicio que hoy ha concluido contra Mas, Ortega y Rigau, es un claro alegato en contra de la independencia, uno más, cuando el sustrato, de momento, no es otro que intentar mediante un referéndum conocer la opinión de los catalanes al respecto. Se les acusa de desobediencia (25 sentencias favorables a Catalunya que el gobierno ha desobedecido). Dice el gobierno que no tratan de judicializar la política, yo creo que es evidente de que sí. Se desvinculan siempre cuando alguna voz los acusa de abusar del Tribunal Constitucional, lo ignoro aun cuando lo suponga. Francisco Pérez de los Cobos, presidente del Constitucional a punto de cesar; militante del P.P. de 2008 a 2011. Andrés Ollero, presumiblemente sucesor del anterior; diputado del P.P. en el Congreso entre 1986 y 2003.


Disminuye la velocidad del Tren. Una vieja estación camuflada por la niebla, enmohecida y aislada, nos dará cobijo por esta noche. Apenas distingo una tenue luz en la lejanía.

divendres, 3 de febrer del 2017

ESTO SE DESMORONA

Dentro de un par de días Catalunya pasará por el trance de ver juzgado por la justicia española al ex presidente Mas, dos miembros de su gobierno y algo más adelante al consejero Homs. Y en fechas también cercanas, a la presidenta del Parlament de Catalunya. Bien, todo ello es un caso insólito en las democracias occidentales que, sin entrar en detalles, nos pone ya directamente en antecedentes de qué clase de estado es el que tenemos. Me resulta cansino y casi inocuo resaltar el por qué Catalunya es la locomotora de España en todos los sentidos imaginables y la más europea y moderna de todas las regiones peninsulares, al igual del porque España sigue regida por conceptos anticuados con una visión decimonónica de la política.

Se trata de malversación de las arcas públicas, de descuido en la gestión de gobierno, de no cumplir sus compromisos económicos con el estado? No, nada de eso, el delito a perseguir es haber convocado a la población a un referéndum NO vinculante, o sea, disponer las urnas para que la gente pueda votar, qué es la esencia más pura y cristalina de la democracia. Ayer Barcelona despertó tomada por 250 guardias civiles para llevar a cabo una de las obras preferidas del gobierno español: la prueba o el castigo del telediario. Haber citado emisoras de televisión y radio, antes que a los mismos interesados, para que todo el mundo pueda presenciar lo mala que es Catalunya. A mi estas ocurrencias siempre me recuerdan a Rajoy de turné por España con sus mesitas y banderitas, recolectando firmas en contra del estatut de Catalunya, que terminaban siendo un voto contra Catalunya. La secular, perenne y recurrente catalanofobia. Que nadie olvide que la fobia contra Catalunya hace tres siglos que permanece intacta y en el candelero. Aunque en los últimos tres decenios se haya incrementado.



A mi modo de ver España es una nación acabada, un tremendo cortocircuito está fundiendo los plomos uno tras otro. Su deuda exterior es tan desorbitada que ningún economista reconocido pondrá en duda que esa deuda es impagable, no se podrá devolver nunca. Con la dependencia que ello supone de directrices externas; Europa reclama su dinero. A nivel de organización administrativa es un verdadero desastre, predomina el clientelismo, el amiguismo y el tapa bocas. Rancios hábitos. El bipartidismo que ha existido, o existe con distinto barniz, es el lastre más ruinoso que ha podido sufrir España en aras a su progreso. Da igual P.P. que el PSOE, políticamente son garbanzos del mismo garbanzal. Impera el dominio castellano y sus élites de toda la vida para no moverse ni un ápice de lo que ha sido durante tiempos inmemoriales. Todo sigue igual, recaudan de tres pequeñas regiones del país y subvencionan al resto que se sienten contentos y agradecidos, teniendo a andaluces y extremeños de palmeros eternos. Llegado el caso, improbable, de que España no tuviera las tres regiones productivas y paganas, quien le pondría el cascabel al gato para que las que siempre han vivido de la subvención se pusieran manos a la obra? Difícil, muy difícil.

Como problema añadido hay las televisiones oficiales, y privadas, y la mayoría de prensa que casan perfectamente con este estereotipo de la España bullanguera y cutre, casposa ya hoy. Les conviene no mover un dedo y alimentar la clientela con la televisión más bazofia y arrastrada que uno pueda llegar a imaginar. Delirante. Como decíamos al principio, ayer el show catalán llenó de gozo a la mayoría de la piel de toro, y cuando no, será el caso Pujol. Que por cierto creo que somos los únicos interesados en que se descorra el velo y sepamos qué hay de verdad de una vez por todas. Pero la alegre España seguirá queriendo ignorar que Bankia, Noos, financiación Barcenas PP o los eres andaluces son casos equivalentes a diez mil Pujol, pero eso no les cuenta. Por no hablar de las andanzas del rey emérito y sus “extraños” gastos a cuenta del erario, nosotros.


No pasa nada, Spain is different. Y los díscolos y molestos catalanes dicen que quieren marcharse de todo este lamentable embrollo, Y digo yo, por qué?