dijous, 22 de desembre del 2016

NO QUISIERON ESCUCHARTE, ORIANA

Pensando en el recién y apocalíptico nuevo atentado terrorista en Berlín, se me ha ocurrido una maquiavélica coincidencia: ciudades que han sido víctimas de esta detestable lacra y que nosotros hayamos visitado. Madrid, Niza, Berlín, Londres, Nueva York, París, Bruselas, en alguna de ellas mi estancia fue casi coincidente con la orgía de terror y sangre que se cebó en ellas. Documentando mi atribulada memoria descubro que el siete y ocho de septiembre de 2004 me encontraba en Madrid, para regresar a casa la noche del día 8 desde la estación de Atocha. Tres días después las cercanías de Atocha ardían entre ríos de sangre. Niza, 13 de julio de 2014, unas fotos con aires veraniegos delatan mi presencia en el Paseo de los Ingleses de la bella ciudad de la Costa azul, justo dos años después un camión suicida arrasa el paseo sembrándolo de cadáveres. Hoy hace dos días, con el mismo nefasto método del camión, doce personas sucumben a los pies de la Iglesia de la Memoria. Unos tres años antes fotografié esta plaza, corazón de Berlín. Siete de abril de 2005, tres bombas causan una masacre en el metro londinense, estuve el año pasado y viajé en metro. Visité Nueva York en 1999 y 2002, septiembre. El once de septiembre de un año antes se producía el atentado más sanguinario y a la vez espectacular del historial terrorista, en el corazón de la city, en el corazón del capitalismo, si hay un Dios aquel día se distrajo. Otra vez setiembre, día 13 del 2015, las terrazas del viejo París atestadas de gente, saltan por los aires por la acción de unos comandos terroristas. Ahí si coincidió que dos semanas antes estuvimos en esos barrios asolados. En Marzo de este año que concluye, la sangre corrió por el aeropuerto de Bruselas atestado de viajeros.

Todos estos vergonzantes episodios han sido cometidos por facciones islamistas de distinto signo pero con un común denominador: el dominio de Occidente a la fuerza. Todos estos actos vandálicos, que son solo una muestra de los habidos, arrojan un siniestro saldo de 3782 muertos y más de 15600 heridos de los que sin distinción de ningún tipo agrupan hombres, mujeres y niños. El mundo es una convulsión de sucesos en permanente crecimiento y que abarca los cinco continentes. Hay que tener en cuenta que me he limitado, por razones de pura curiosidad, a mencionar siete destinos que he conocido y que han sido visitados por el horror. No son nada más que un botón de muestra de las calamidades y muerte que sacuden el planeta cada día.



Oriana Fallaci nació en Florencia en 1929, fue periodista, escritora, corresponsal de guerra y activista. Una mujer de acusado carácter que se enfrentó al establishment con un ajustado y certero discurso acerca del terrorismo islámico. Su defensa de las incómodas verdades cautivó a muchos al tiempo que se granjeaba el desprecio y recusación de los poderes fácticos de Occidente, más proclives a lo que hoy denominan buenismo. Durante su retiro en Manhattan fue testigo del apocalipsis de la mañana del 11 de septiembre. De ahí nació La Rabia y el Orgullo del que se vendieron millones de libros. Con su brutal sinceridad expone con todo lujo de detalles su visión del islamismo radical, removiendo conciencias y alertando de un futuro que para nosotros comienza a ser presente. Describe la realidad global de la Guerra Santa. Nunca fue oída, murió al poco tiempo y el terrorismo siguió multiplicándose. <<Hay momentos en la vida, en los que callar se convierte en una culpa y hablar en una obligación. Un deber civil, un desafío moral, un imperativo categórico del que uno no se puede evadir. No queréis entender que, si no nos oponemos, si no nos defendemos, si no luchamos, la yihad vencerá. Y destruirá el mundo que, bien o mal, hemos conseguido construir>>.


Hoy las izquierdas son más proclives a ese buenismo, es un tema de muy difícil solución, porque no se puede generalizar ni la xenofobia cabe en la democracia. Ahora bien, si ya tenemos instalado el caballo de Troya, no debemos permitir su ocupación.