dimecres, 16 de novembre del 2016

FORNICAR DE PASADA

Estamos avanzando a toda prisa hacia una sociedad totalmente despersonalizada, hoy lo que prima es sacar pasta de donde sea y como sea. En cierto modo, como siempre, nos estamos americanizando, se trata de que mediante millonarias demandas basadas en accidentes o incidentes, en muchos casos absurdas y fuera de lugar, alguien quiera beneficiarse de un sistema irracional y embolsarse lo que no conseguiría ni en doce vidas. Mayormente gente sin escrúpulos a las que les importa una higa los perjuicios que puedan ocasionar. El arañazo de un perrito, el microondas que explotó porque el imbécil no sirve ni para calentar, la reclamación de un idiota al que le saltó la dentadura postiza con unas nueces, el indocumentado que dijo abrasarse el paladar con un café con leche, la dependienta que flirteó con la caja y luego acusó al panadero de extorsión merendándose un año de baja, etc…El abanico de aspirantes al pelotazo es descomunal.

Pero acabo de enterarme de uno del que no había tenido noticia jamás en la vida. He de reconocer que el asunto tiene mala leche en grandes cantidades. Los hechos se remontan al año 2010, en el estado de Missouri (EEUU). Una mujer cursó una reclamación a sus suegros desconocidos, por gastos de manutención de su hijito. Felicity, que así se llama la demandante, trabajaba en un tanatorio (morgue para los yanquis) como maquilladora de cadáveres. Un buen día, en el  que ya había “arreglado” a unos cuantos, cuál no sería su sorpresa al descubrir que su nuevo trabajo sería para un señor con mala cara pero con una erección de caballo. Felicity, que algo de necrófila debía ser, no se lo pensó dos veces y saltó a la camilla del muerto apretando las piernas y engullendo aquel pedazo tieso del finado. Yo no sé si es posible orgasmarse rodeado de ataúdes, crucifijos, recordatorios y candelabros. El caso es que la moza se pegó un chute de aquí te espero, más tarde, en el juicio, se sabría qué tal práctica la había cometido en incontables veces. El epílogo es que el fallecido eyaculó en las entrañas de Felicity. Tal como lo oyen. Mi ignorancia me ha impulsado a documentarme sobre el hecho y efectivamente, no con frecuencia, pero se dan casos de eyaculación a larga distancia, temporal. La erección ya es más frecuente, de ahí que la empleada ya iba bien servida.

A los dos meses en un chequeo rutinario se le diagnosticó un embarazo, y ella dedujo de quien podía ser el padre por una cuestión de fechas. Ingresó en la cárcel por profanación de cadáver y necrofilia. Hasta aquí la funesta historia de una mujer de mucho temple y de ideas demasiado claras. No me gusta frivolizar acerca de ciertos hechos, pero a partir de ahí me he preguntado si cabría la posibilidad de hacer un referéndum entre los recién fallecidos, varones, y preguntarles si estarían de acuerdo en que una vez arregladitos les parecería bien un quítame de ahí esas pajas. Quizá nos sorprenderíamos del resultado.




Aquí entra en juego lo de la demanda por manutención. Porque solo de pensar que a un par de abueletes se les reclame un desliz de su hijo cometido a las 24 horas de fallecer, es algo así como estrambótico, difícil de creer. Entiendo que Missouri está en el Medio Oeste, rodeado por Nebraska, Kansas, Indiana o Kentucki, y que sus hombres son de gran fortaleza, viriles y algo pendencieros. Pero de ahí a deshidratarse post mortem, joder, hay un abismo. Sí que antes los ahorcaban y a la madera, pero no había decoradoras, las balas silbaban a todas horas y no era tiempo de contemplaciones. No sé qué juez falló, pero estoy seguro que al ver los dos viejecitos sentados, pensaría como coño los condeno a pagar si es un asunto que no entiendo ni yo. En fin, fornicar para ver.