diumenge, 4 de maig del 2014

LAS PALABRAS DEL SILENCIO

Muchas veces confundimos la palabra silencio con la inhóspita soledad de la noche. Parece que silencio y noche vayan unidos en la imaginación, quien eres tú que entre nocturnas sombras sorprendes de este modo mis secretos y te escondes en la oscuridad de mis pensamientos. Para algunos silencio es timidez o aburrimiento, otros porque sufren penalidad o frustración, y son legión los que creen que la noche es fuente inagotable de creación, de recrear los afilados destellos del alma, de ordenar las palabras según el dictado del corazón, aprovechando la pasiva elocuencia del silencio y el tránsito mudo de las horas. La noche oscura y escurridiza esconde muchas verdades que el día deslumbra y ciega con su luz, dicen.
Alguien dijo que el sentimiento más profundo se revela siempre en el silencio, tal vez no sepamos entender que lo que a veces callamos tenía de haber sido proclamado en voz alta, o antes de enfurecernos meditar si cuando obtenemos una callada por respuesta no nos están sintetizando la razón. Deambulamos por un jardín repleto de vegetación, de sutiles colores y estrechos senderos en los que con insistencia buscamos respuestas y salidasa nuestras trifulcas existenciales, sin apercibirnos de que una y otra vez volvemos a topar con las mismas flores y piedras, iguales enigmas sin resolver, puertas entreabiertas. Encerrados en un laberinto vital.
Hay quien cree que esconderse tras unas gafas negras le aísla del entorno, piensa que la coraza de cristal oscuro le faculta paraescudriñar esquinas y rostros manteniéndose en la impunidad, en la transparencia. Pero no somos transparentes, no tenemos el don de pasar inadvertidos ni de ser opacos para los demás. Nos delata nuestro propio yo, los gestos, las miradas, las muecas, las ausencias y las presencias. Solo cabe armarse hasta los dientes con la palabra, salir a pecho descubierto y sonreír ante el balanceo de las amapolas en los trigales, el calor  de una mano abierta, los labios en una mejilla o el te prometo que nunca más. Si pudiera sellar mi arrepentimiento y cumplir la penitencia, lo haría, una y cien veces, pero no hay oraciones para la cobardía. 
Cuan profunda es la herida que ciega toda ilusión, si no fuera porque donde muere una ilusión siempre nace una esperanza. El que calla otorga, no es cierto, al menos no es cierto del todo. Paseando por la ribera del río, entre guijarros y cañaverales, por donde el silencio se disfraza de murmullo líquido, donde las aves en vuelo rasante sacian su diminuta sed y los juncos se proyectan erectos, me pregunto si el silencio es cosa solo de madrugadas, de oscuros espacios de tiempo en donde las horas son algo más que sesenta minutos. Pero no, la palabra es intemporal, tanto como el pensamiento que la sugiere, no hay día o noche para los silencios, solo hay silencios. Compré un caro reloj pensando que con ello podría comprar el tiempo, qué vana y estúpida decisión.
No hay que disfrazar ni esconder las palabras, ni buscar un tiempo para emitirlas, no busques lo que no existe. Tan solo me arrepiento de lo que no he hecho, de lo que pudo haber sido y no fue. No guardes tus sentimientos para la noche que fue creada para el descanso, o para el día que es para vivirlo, manifiesta tus sentimientos como un río que discurre lenta pero inexorablemente, no hay río de día o río de noche. No hay silencios dosificados, tan solo la palabra que fluye escandalosa, o calladaPor todo lo que pudimos pensar, y no pensamos, por todo lo que pudimos hacer, y no hicimos, por todo lo que pudimos decir, y no dijimos.