Apenas
hace una hora que he llegado a casa, un poco cansado, pero con optimismo.
Caramba, treinta Y cinco minutos de la estación de Sants hasta aquí, bien,
hasta aquí no, hasta la estación del AVE, y veinte minutos más con el coche
hasta aquí, ahora sí. En el tren venía mucha gente con destino a Madrid Puerta
de Atocha. Buena gente, medio adormilada y sin rastros aparentes de aflicción o
mal humor, para el repaso que sufrió ayer el equipo de sus amores, el Real
Madrid, "De las glorias deportivas
que campean por España, va el Madrid con su bandera limpia y blanca que no
empaña, ¡Hala Madrid ! ¡Hala Madrid! ", dice su himno.
Ya
hacía días que, en toda Cataluña, incluida la capital de la futura república
catalana, se respiraba un ambiente extraño, expectante, temeroso. Ya sólo
faltaría que ahora que se cumple un año de la paliza a la rebelde población,
más la ausencia justificada del santo patrón de todas las pelotas habidas y por
haber, San Messi, vinieran Sergio Ramos y compañía, y nos pusieran un culo como
un tomate. O nos hicieran tragar la roja barretina y lo de más que un club.
Cabe decir que, al principio, en el túnel de vestuarios, tierra de nadie, se
prodigaron los abrazos, besos y palmaditas en el culo entre los dos
contendientes. Virgen de los Remedios, pensé, echándome mano a la cartera, pero
qué coño de besos y miradas comprometidas, ¡vergüenza y tronío es lo que ahora
toca!
La
verdad es que la ficción volvió a superar la realidad. ¡Virgen del Perpetuo Socorro!
Sólo empezar ya me llegaron los efluvios y las maneras del futuro consejero
Piqué y sus compañeros de la zaga. Qué manera de ligar los toques, qué
transversalidad, que ganas, hambre de gloria. Los de más que un club iban
tejiendo, no un macramé, sino una manta, la manta de goles que les clavaron. Se oía esto no es un encaje de bolillos, es
de golillos.
El
trascendental momento que estábamos viviendo era inversamente proporcional a la
cara que lucía Florentino, jobar, qué semblante más acurrucado y constreñido.
No sé lo que le pasaría por la cabeza, pero seguro que nada bueno. No quisiera
estar en la piel de Lopetegui, más que nada porque no me arrancaran la piel a
tiras. Al inicio de la segunda parte, aquello ya empezaba a parecer el día de
las porras y corredizas. Pero los chicos echaron mano del pecho y mellizos y ya
volvíamos a estar en Bruselas. El mejor defensa del mundo y parte del planeta
Venus, Sergio Ramos, inició su retórica académica para hacer patente su
disgusto dirigido a Piqué. Quiyo, ya
empesamo a habla en catalán coño. Manía de desir gol. Te he dixo mil veces que
se dise goo! Que etamo en Ejpaña, joee!
Bueno
dejemos las anécdotas, ocupémonos de lo serio, de la sustancia, del tuétano. El
aspirante a consejero Suárez tenía un hambre a prueba de los hermanos Roca.
Tres veces agujereó las redes merengues, bajo la tierna mirada de San Messi,
que compartía su localidad con dos niños y el yeso de su brazo. Incluso me
pareció que le enviaba una bendición. ¿Juega mejor el Barça sin Messi? Mejor
que me calle y no me meta en líos. Quiero destacar el último gol, obra de
Arturo Vidal, indio Sioux de los Andes. Uy, pero en los Andes no hay Sioux.
Bien, es igual, remató de manera contundente con aquel hacha que lleva
incorporada en su cráneo. Qué placer, qué gusto, qué manera de secar el
merengue. Otro que también optará a algún cargo popular.
Enhorabuena
y felicidades a todos los muchachos del más que un club. Tarde de gloria y de
sueños republicanos. Cinco huevos fritos contra una croqueta es un ágape que
quisiera compartir con todos ustedes mucho más a menudo.
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