Pues que hay dos clases
de gente: los que van a alguna parte y los que no van a ninguna parte. Eso sí
que es cierto. Aunque la frase está dicha
dentro del contexto de una gran película, es evidente que para generalizar no
es válida. Las diferencias de criterio y
opinión son casi tan variadas como personas hay en este planeta. Si como
sugiere el protagonista de la escena se trata de evidenciar que hay personas
arriesgadas y otras de más pacientes y conformistas, pues es cierto. Los
primeros tienen más posibilidades de triunfar –o estrellarse- y las otras
vivirán sin tantos sobresaltos pero quedarán estancadas. Y somos lo que hemos vivido.
Señores, voy a serles franco: estoy hasta los cojones de
todos nosotros. Es la voz del hartazgo en boca de un ex presidente de
gobierno español. La insoslayable política española ha tocado fondo en virtud a
décadas de mayorías absolutas de los llamados dos partidos mayoritarios españoles,
dando como resultado una democracia de baja calidad -eufemismo-. Un hombre honesto no puede sentir placer en ejercer el
poder sobre sus conciudadanos. Si por
arte de magia se pudieran llevar a los tribunales a todos los políticos de los
últimos treinta años manchados por la sombra de la duda o la pésima gestión,
nos quedaríamos todos en el hospicio para huérfanos de gobernantes. El
lenguaje político no está interesado en la verdad, sino en el poder y su
mantenimiento. Son españoles los que no pueden ser otra cosa, otra cita
de un ex presidente. En fin, Lo siento mucho, me he equivocado y no
volverá a ocurrir. Una de las
citas más jocosas que he oído en mi vida por ser de quien es.
La
pregunta nunca es indiscreta, siempre lo es la respuesta, Puede ser, pero es que
hay cada pregunta que merece bastonazos por impertinente, interesada o
con doble intención. Hay mucha gente perdida, desorientada, que deambula por
senderos que no llevan a ninguna parte y se nutren de la crítica, la envidia,
el egoísmo. Los que al chafarderio y el cotilleo le llaman curiosidad. No hay viento favorable para quien no sabe adónde va. Pocos ven lo que
somos y, en cambio, todos ven lo que aparentamos.
Luego están los de siempre, los perennes, los de no me he dado cuenta, se me ha olvidado, creo que te lo dije, no
recuerdo haberlo comentado…colgados del árbol que solo da frutos de
confusión, de malentendidos, que no son otra cosa sino una falta de
convicciones, de concreciones, son balanceos en la duplicidad en la que se
mueven y que manipulan según convenga. El primer paso indispensable para
conseguir las cosas que quieres de la vida es este: decide lo que quieres.
Gregorio Morán es además de un gran
escritor alguien que no se anda con chiquitas a la hora de pronunciarse sobre
alguna cuestión que no le encaja: Las redes sociales conceden el derecho a la
palabra a legiones de imbéciles que antes se expresaban solo en el bar después
de beber un vino. Hombre, Gregorio, vamos a conceder el beneficio de la
duda al menos a millones de personas que participan de buena fe y con tan solo
la apetencia de ocupar un tiempo que para ellos es muerto o apuran la
posibilidad de engañar a la soledad. Sin menoscabo de esa legión de imbéciles
que siguen y seguirán presentes en todos los órdenes de la vida. Los
hay que ya no corremos para llegar a ningún sitio, sino para no quedarnos
rezagados.
La vida es corta, si, pero son tantos
los tiempos vacíos que no rellenamos, son tantos los pasos que andamos sin un
destino claro, sin preguntarnos ningún por qué. Nos convertimos sin darnos
cuenta en autómatas vagando por un espacio cerrado y oculto que lleva por
nombre soledad. Y a veces, marginación. Quien no ha leído un libro en 70 años, solo
habrá vivido su vida. Los que hayan leído libros vivirán cinco mil vidas
-Umberto Eco-
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