divendres, 10 de febrer del 2017

HACIA DONDE VAMOS (O ¿HASTA CUANDO?)

Este es un blog, como su propio nombre sugiere, que nació para compartir vivencias, aventuras y viajes de los que me siento muy añorado. Pronto soplará las velas de sus ocho años de permanencia en las redes. Recuerdo que en sus inicios tuvo una audiencia poco menos que deplorable, en esta vida todo cuesta mucho más de lo que uno se imagina. Apenas cinco o seis personas que tuvieron la paciencia de seguir el rastro del humo del Tren. Hoy, afortunadamente, las cosas han cambiado mucho y aquellos pacientes viajeros iniciales se han multiplicado por unos cuantos cientos de los que me siento muy agradecido. El tren durante los primeros cinco o seis años circuló por infinitos lugares enfrentándose a nevadas, tempestades, incidencias y, por encima de todo, con lugares y paisajes que tuve la gran suerte de conocer.

En estos últimos tiempos el Tren ha ido virando por vías de servicio y sus viejos itinerarios han devenido a circular por estos convulsos tiempos que corren en los que las estaciones están vacías y sus jardines yermos, ya no hay flores ni cerezos y el reloj del andén marca solo la hora de las calamidades. No sé qué está pasando ni por qué. Tan solo sé que mis acompañantes crecen, me urgen a compartir desdichas e inquietantes noticias, rumores y amenazas, palabras de mal agüero, futuros envueltos en plomizos nubarrones. Ya casi nadie me pregunta por los pétalos desmayados del otoño, o las vertientes nevadas, ni los almendros, retorcidos y durmientes, que llenan mis ventanales de vida como los majestuosos y erguidos olivos. Como los tristes viñedos.

Ayer alguien dijo que la democracia española está enferma, yo también lo creo. Qué es lo qué está pasando? Qué grave delito es el que estamos cometiendo para que se abran los cielos y los infiernos atestándonos con toda clase de excrementos? Es tanta la pestilencia que se vierte encima nuestro que creo que no somos ni capaces ni conscientes de su verdadera magnitud. Siempre hemos sido un pueblo maltratado, olvidado, exprimido y humillado. Tan terrible es levantar la mano, gritar en el desierto, y decir “Miren, les queremos mucho, pero exigimos el divorcio, no se preocupen, ya nos arreglaremos. Nos hartan sus desprecios y su orgullo. Están cegados por el odio y la envidia indisimulada. Cada uno en su casa y Dios en la de todos.



Las furibundas reacciones de muchos sí que responden a un estado mental enfermizo, encolerizado. Algunos políticos y periodistas españoles hacen del menosprecio y el insulto una oda de mil versos a cuál más ofensivo. De algunos comentaristas aficionados ya ni los menciono, inundan de vómitos los medios como un volcán de estiércol. Ambos hablan con la displicencia de quien se considera amo del cortijo. En esta España de navajeros embozados se permite casi todo: el insulto y la frivolidad, una voraz corrupción que lleva aparejada una pérfida impunidad, las tropelías consentidas de algún ministro, las puertas giratorias y un larguísimo etcétera. Hoy mismo Gabriel Albiac presta su firma en ABC para que Mas sea liquidado, deseo que se une a cuatro peticiones de fusilamiento que he recogido de los medios.  Enric Millo, flamante nuevo delegado del gobierno en Catalunya, acaba de declarar que “la democracia española es un referente europeo” Pobre de mí, y yo que creía que era una democracia con graves déficits.

Los sucesivos gobiernos de España, y el de ahora más, secularmente se han distinguido por ser refractarios al diálogo, al pacto, al acuerdo, a hablar. Siempre ordeno y mando o exclusión. El juicio que hoy ha concluido contra Mas, Ortega y Rigau, es un claro alegato en contra de la independencia, uno más, cuando el sustrato, de momento, no es otro que intentar mediante un referéndum conocer la opinión de los catalanes al respecto. Se les acusa de desobediencia (25 sentencias favorables a Catalunya que el gobierno ha desobedecido). Dice el gobierno que no tratan de judicializar la política, yo creo que es evidente de que sí. Se desvinculan siempre cuando alguna voz los acusa de abusar del Tribunal Constitucional, lo ignoro aun cuando lo suponga. Francisco Pérez de los Cobos, presidente del Constitucional a punto de cesar; militante del P.P. de 2008 a 2011. Andrés Ollero, presumiblemente sucesor del anterior; diputado del P.P. en el Congreso entre 1986 y 2003.


Disminuye la velocidad del Tren. Una vieja estación camuflada por la niebla, enmohecida y aislada, nos dará cobijo por esta noche. Apenas distingo una tenue luz en la lejanía.