diumenge, 4 de març del 2018

A LA LECHERA LE HAN BIRLADO LA LECHE.


Circula por la Red un informe que, de ser verídico, hay como para ponerse a temblar. Tampoco se puede considerar como una novedad, algo había trompeteado ya en nuestros tímpanos. El caso es que viene avalado por prestigiosos periódicos internacionales, y de su contenido algunas cosas sabemos ya, de oídas y por espasmos en nuestras propias carnes. La prensa española en general, tan comprensiva y complaciente con las recetas dispensadas por el gobierno de turno, se viste de distraída y mira hacia otra parte, por ejemplo, al salto mortal de la hormiga tigre, o al desiderátum catalán que aporta a la prensa española y al 70% de la población española, carnaza para destripar y entretenimiento de ignorantes, pacifistas, tertulianos de hormigón armado, periodistas abyectos, cobradores perpetuos y defensores de regímenes innombrables. Vean, vean, un resumen de lo dicho;

“Para la prensa internacional estamos ante el mayor desfalco de la historia de España y probablemente de Europa.
El gobierno del PP de Rajoy está usando hasta el 97,4% de los fondos de reserva del sistema de pensiones en comprar deuda pública. Es decir, el Estado español pone en el mercado deuda soberana, pero el único que la compra es el  propio Estado español, que se adquiere a sí mismo la deuda que emite, usando para ello los fondos que garantiza las pensiones futuras.
El diario económico  alemán Deutche Wirtchaftsnachrichten, titulaba así un artículo el día 4 de enero de 2013 “Saqueo de los fondos de pensiones para comprar bonos del Gobierno de España”y en dicho artículo decía “al menos el 90% de los activos totales de los fondos de pensiones del Estado español convertidas en bonos de España. El diario The Wall Street Journal, publicó un artículo el 3 de enero de 2013, titulado “España usa fondos que  respaldan el pago de pensiones para comprar deuda soberana”.
El artículo decía “España ha estado vaciando sigilosamente la mayor alcancía del país, El Fondo de Reserva de la seguridad Social, que ha usado como comprador de última instancia de los bonos del gobierno, una operación dudosa sobre el papel del fondo como garante de las futuras pensiones. La maniobra, que ha pasado desapercibida, está por concluir ya que queda muy poco dinero disponible. Al menos el 90% del fondo de 65.000 millones de euros, unos 85.700 millones de dólares, ha sido invertido en deuda española con cada vez más riesgo. El conocido diario Financial Times calificaba a Mariano Rajoy como “político provinciano” y a Luis de Guindos como “el peor ministro de economía de Europa”. El semanario alemán Der Spiegel considera que el gobierno español está saqueando el fondo de reserva de las pensiones. “España ha saqueado en silencio la hucha más grande del país, el fondo de reserva de la Seguridad Social debido a sus dificultades financieras”.


Bien, ante esta perspectiva podemos entrar en depresión, echarnos a llorar o suplicar a santa Rita que todo sea una broma. De muy mal gusto, eso sí. Lo de que suban cada año, a modo de castigo, un 0’25%, ya huele a monumental engaño o estafa, como quieran. Si un euro más al mes ha de solucionar la vida  de quienes más lo necesitan, algo extraño y  grave está pasando. Cierto que la señora Cospedal ya dijo aquello de que las pensiones, ni tocarlas. Por ahí va la cosa. Algún otro preboste también ha afirmado que los pensionistas han vivido demasiado bien. El partido Popular ha sentenciado que protegen a los pensionistas, y últimamente el gobernador del Banco de España, Luis Maria Linde,  ha dicho que aquellos pensionistas que disfruten de una vivienda propia, eso ya constituye la mitad de la pensión. Quizá habrá que revisarlas. Como si no las hubieran pagado ya, con hipoteca incluida, IBI anual y palos varios. Lo dice alguien que cobra 176.000 euros al año y, claro, el hombre, desde el ático ve las cosas más pequeñitas. En resumen, uno ya no sabe si ha hecho bien en nacer o tenía de haberse quedado dentro de la goma. Porque no me negaran que todo esto relacionado con las pensiones de jubilación, o es una medida de presión al pobre y desgraciado pensionista para que se someta a la confabulación de los astros, o bien es el coño de la Bernarda que, para el caso, es lo mismo.