He
leído en el periódico un acontecimiento que de entrada me ha dejado un poco
descolocado. El titular en cuestión decía <Preservativos en la nieve>.
Claro, leído tal cual podía suponer diferentes acepciones: usarlos como globos
de colores, como bolsitas de agua para prevenir la deshidratación, como protectores
de los dedos bajo el guante, etc. Incluso, muy deprimente, he caído en la cuenta
de que los pequeños de casa, de las casas, pudieran pedir en la recepción de
los hoteles de montaña varios ejemplares de colores creyendo que podrían tratarse
de inocentes matasuegras festivos o fundas para las gafas.
Nada de
todo esto, qué error el mío, y qué alivio también para mí. Se trata nada más y
nada menos que de una decisión de los Organizadores de los Juegos Olímpicos de
invierno de Pyeongchang (Corea del Sur). Han hecho una provisión de 110000
condones para ser distribuidos, mayormente, entre los participantes, los bravos
deportistas. 40000 para las chicas, 40000 para los chicos, 12000 para el centro
de prensa y 18000 en los estadios que acogerán las competiciones. Muy bien, de
acuerdo, me parece bien el reparto, incluso muy bien pensado. Pero... a ver, a
ver; me están diciendo que ya dan como un hecho consumado que a los deportistas
que han de participar en la cita deportiva más importante de su vida, de unos
especialistas en sudar y hacer de su cuerpo una maraña de músculos y bolas (bolas
de bíceps) y que los periodistas, verdaderos filósofos de la palabra, se van a
Corea a follar como almas poseídas por el Dios Eros? Pues sí.
Ya me
sabrán perdonar lo de follar, quería decir lo de relaciones sexuales y tal y tal. Pero es que
estaba realmente muy asombrado y perturbado. Bueno, ahora ya he visto que es una
buena y necesaria causa: prevención de la propagación del virus del sida. Es
verdad, es necesario estar al loro y debemos felicitar al comité organizador de
los juegos de invierno, que por cierto ha manifestado <que esperan que la
iniciativa contribuya a un "exitoso desarrollo de los Juegos" y
desean a los atletas seguridad y éxito>. También han matizado que no creen
que se consuman todos los profilácticos. Se dispondrán cestitos de colores
llenos de condones en los aseos de las
villas olímpicas de hombres y mujeres. En el caso de los periodistas no se dice donde los pondrán,
quizás dentro del sombrero, no lo sé. El portavoz de la organización, Geun-Sik,
manifestó en tono distendido y amable que <Muchos deportistas se llevarán condones
a su casa como recuerdo de los Juegos> Espero que estén por estrenar.
¿Cuántas medallas me traes, hijo? Mira mamá, por pelos no pudo ser, pero te he traído
un bonito tapete de colores típico de
allí, para que lo pongas encima de la tele. ¡Madre mía, qué susto!
No
puedo ni quiero imaginarme el alboroto por la noche en los pasillos de las villas.
Americanos con rusas, alemanes con mozambiqueñas, chinos con tahitianas,
noruegos con marroquíes, los colchones del gimnasio deshilachados y el trapecio
decorado, la limusina del presidente de los Juegos abarrotada de gente rasgando
tapizados, las papeleras incendiadas, y como hay para el padre y para la madre,
las chicas ataviadas con bonitos collares de condones de colorines. Un cielo,
vaya. Yo soy un poco incrédulo, ya verán. Pero me pregunto si han de hacer un
slalom, un bajada de aquellas a toda leche, a tumba abierta y sorteando las
banderitas, quieren decir que estos jóvenes atletas no bajarán dando tumbos y
en la meta se clavaran una ostia de aquellas que hacen época? Porque las
rodillas no son de goma, y con tantas flexiones...
Y que me dicen de aquellos tipos que bajan a doscientos por hora por un
endemoniado circuito en la nieve, montados encima de una plancha y de boca
abajo, muy seguramente con los bajos hechos un colgajo! ¿Quién nos asegura que
a la velocidad que alcanzan, no saldrán disparados en una curva y aterricen en Corea
del Norte? Ya solo faltaría eso, prisioneros del cabezudo aquel, los bajos en
remojo insuflé y sin condones. Y las chicas? Tan contentas como están con los
caramelitos del lavabo y que se den cuenta el día del desfile triunfal y
reparto de medallas, que tienen las maletas abarrotadas de condones pero que ya
no les quedan bragas? ¿Y los periodistas, llegando a Carolina del Sur o
Logroño, con cinco kg menos y demacrados?
En fin,
qué le vamos a hacer, todo sea por la prevención. Y por el espíritu olímpico ¡faltaría
más!
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada