diumenge, 17 de desembre del 2017

CON SU PERMISO, ALZO LA COPA.

Esta semana en el fantástico Palazzo Venezia de Roma, ha tenido lugar la dieciseisava edición de los prestigiosos premios Europa de Teatro. El clima del público ha subido la temperatura al conocer que el ganador –ex aequo con Isabelle Huppert- ha sido el gran actor Jeremy Irons. Es un actor al que he seguido desde sus inicios, inexpresivo para algunos y reconcentrado para otros. Nada ajeno a la prestigiosa tradición teatral británica. Si en el cine destaca por su marcada idiosincrasia, tras las candilejas es un actorazo sin paliativos. Lo último que he visto de él, con retraso, ha sido el film La Correspondencia, de Giuseppe Tornatore y banda sonora del genial Ennio Morricone. Tuvo una tibia acogida, en principio, pero Irons, fiel a su estilo como ausente, irónico, perdido, distraído, tierno y educado, sobresale en su calculada réplica a su joven amante. Los años no perdonan y su gestualidad adolece de cierta flaqueza que compensa con escenas de alto contenido erótico.


Hablo de este actor, con principios y creencias un tanto enrevesadas, en primer lugar porque es un gran actor, a nadie deja indiferente, en un sentido u otro, pero es que además, gente cercana a mí me han identificado siempre a él. Ojo! Sin coñas ni carcajadas, en un plano informal, jolgorio festivo y entre amigos y familia. Evidentemente no hablo para nada del físico, no nos parecemos en nada, Irons es un personaje atractivo y seductor, y un servidor, pues bueno, que les voy a decir. Sí es posible que en la actitud, el gesto o la mirada, tengamos un parecido, conmigo y con otros tantos millones de hombres. Tampoco su cuenta corriente tiene parecido alguno con la mía, lógico.

Fanny Ardant subrayó de Irons su concentración, su voz suave y oscura, su generosidad y la capacidad para abrirse emocionalmente y totalmente al público, pero manteniendo el control absoluto de la situación. Sí, dicen que soy un mandón, que me gusta tomar la iniciativa y controlar todos los pasos. Algo así como desconfiar de los demás y creer que solo yo puedo salir victorioso. Claro que también tiene otras interpretaciones, por ejemplo, ser un fulano engreído, metomentodo y mal fiado. “Cuando te aburres en alguna cosa empiezas a hacer las cosas mal, hubo un tiempo en que me aburrí del cine”, dice el astro. Hombre! en una versión más de estar por casa, siempre me han dicho que soy culico mal asiento. Es verdad, me aburro pronto y me canso de las rutinas. Me gusta innovar, cambiar, buscar, renovar…en fin, un tío insoportable. Otra frase de este descendiente shakespeariano, “el consumismo se nos ha escapado de las manos y de aquí unas décadas lamentaremos como nos estábamos matando por hacer dinero”. Pues hombre, no digo que no, pero no en un sentido general. Desgraciadamente hoy es mucha la gente que se está matando no para hacer dinero, o amasarlo, sino que únicamente pelean para subsistir, para no morir de inanición, cosa muy distinta a morir de éxito. Es cierto que quien puede, gasta cantidades nada despreciables en chorradas y bagatelas que son manifiesta y lastimosamente absolutamente prescindibles. Mi sosias inglés tiene un formidable castillo en Irlanda, yo no.


En fin, no hagan mucho caso, tarde de aburrimiento y frío. Alzo mi copa para este gran actor, pero sin líquido. Para todos ustedes que tienen la santa paciencia de leerme, sí que la alzo llena de burbujas de oro y brindo por todos nosotros, para que podamos seguir incordiando pletóricos y, finalmente, que Dios nos libre del 155, somos una comunidad maldita, de acuerdo, pero no imbéciles del todo.