dimecres, 11 d’octubre del 2017

LA FONDA DE HERMÍNIA. PEDAZO VI

“ROSENDU Y DOLORES”

El Rosendu es un hombre que no sirve para el negocio, o mejor dicho, no sirve para nada. Tiene tres años más que ella y le preocupa irse quedando sin pelo, que la bebida ya no le caiga muy bien y, principalmente dos cosas, a saber: que no quiere servir mesas el domingo y averiguar de una vez por todas quien cojones es el Niño. Aunque todo hay que decirlo, él le habla al Niño como si fuera su hijo. Más allá de este perfil es difícil de encontrar algún aspecto que resulte interesante o atractivo en la vida de este señor. Casi siempre está sentado en el taburete de recepción mirando las ilustraciones de los Lecturas viejos, y haciendo los ocho errores del diario. El libro de reservas lo tiene totalmente prohibido tocar, lo mismo que la caja, ni cinco. Hace tres años anotó cuatro reservas, con 13 personas, para comer el 17 de julio. Así lo hizo, pero del año anterior. El cristo que le montó la Sra. Herminia ha quedado como uno de los días más violentos en la historia de la fonda. Hace 25 años que duerme en otra habitación en el extremo opuesto del pasillo. No le gusta el fútbol, ​​los toros, el cine, ni leer, ni la televisión ni la música. Y dicen que las mujeres tampoco, pero si ve una de esas regateras que dicen "tócame", no le hace ascos, ep, pero no toca. Ni por supuesto doblar el lomo. Fuma. Si es que Herminia le da dinero. El par de docenas de cabellos que le quedan se los peina de lado y eso, aparte de que parece un buñuelo, lo hace más mayor. Incluso, todo él hace como un poco de contrapelo, de tufillo, ya me entienden. Con su mujer hacen una pareja, un matrimonio ciertamente extraño, difícil de comprender. De hecho, Rosendu no es que sea un infeliz, un cabestro. Es más que eso, anda por la vida como un autómata, como si estuviera solo, para él no existen las motivaciones, las alegrías o las emociones y se muestra totalmente indiferente ante los sucesos diarios, como el fútbol, ​​la política, los viajes o el aburrimiento. Bien, el aburrimiento puede que no venga al caso porque en definitiva vive como dentro de una burbuja llena de silencio y aburrimiento. Es su mundo. Cualquier chica de hoy en día diría que este tío está clasificado en la categoría de los intirables.




La hija, Dolores, la niña, actualmente tiene 24 años, a diferencia de su progenitor, tiene una muy bonita presencia. Oportunidades para estudiar no le han faltado, y ha sabido aprovecharlas. Su preparación académica dista de sus padres la lejanía que puede haber entre Rocanúa y Sidney. Los padres, ambos, son burros de solemnidad. Cursó la primaria en el mismo pueblo y el bachillerato en Barcelona. Los estudios universitarios también los inició en Can pixapins hasta el tercer año de carrera. El resto y un máster los cursó en Londres. Hoy es toda una ingeniera de telecomunicaciones, lo que su madre califica de ... no sé, todo esto de teléfonos y teles. Es alegre como todos los jóvenes pero tiene muy claro dónde están los límites personales. Algo retraída de carácter, una pizca de timidez, pero muy agradable en el trato, y la conversación la cultiva de la manera más agradable. Menos de política se le puede hablar de todo y, muy posiblemente, le dará sopas con honda a su contertulio. Seguramente es la única persona, no de la fonda, de todo el pueblo, que el erotismo, el sexo y todas las inmundicias que casi arrastran a todo el mundo, para ella son temas ausentes, de momento. Ella en la fonda no tiene ninguna responsabilidad, pero ha convivido desde que nació y, por tanto, no sólo es su casa, sino que le guarda un gran aprecio. Como toda persona bien nacida. En la temporada de verano, sin que nadie le mande, muchos días se pone el delantal y ayuda a servir las mesas. A su madre no le gusta, a su padre tanto le da con tal de que a él no le toquen los cojones, dice. Herminia cada verano le dice lo mismo, ya lo hacen las chicas, niña. Es igual así van más tranquilas, la niña. La madre quiere que pase por las mesas de los veraneantes preferentes y los enjabone con lo de los teléfonos y las teles y así verán que aquí hay nivel, que no todos son como su padre. Ahora hay un poco de mal ambiente puesto que la niña dice que posiblemente a finales del verano se irá a Helsinki, le han hecho una oferta de trabajo en una multinacional de casas prefabricadas de madera. El Niño le decía el otro día a un vecino que no había oído nunca un trabajo que se llame el Sinki. Cosas de hoy en día. Dolores duerme en la habitación contigua a la de su madre, la opuesta a la del Niño. Se entiende perfectamente que en el estante que tiene sólo guarde un cine NIC de lata, con todo este grupo de fariseos, nunca se sabe. Si pusiera libros de materia de telecomunicaciones todo lo que podrían imaginar es que quizá planeaba abrir una tienda de teléfonos y arradios en Rocanúa. Paletos lanudos.

Continuará.