HOY EMPEZAMOS LA PUBLICACIÓN DE "LA FONDA DE LA HERMINIA" CON EL PRIMER CAPITULO. RELATO DE TONO HUMORÍSTICO PARA DESCRIBIR LA VIDA DE PUEBLO A TRAVÉS DE UNA FAMÍLIA DE LO MÁS SURREALISTA. SEGUIRÁ EN LAS PRÓXIMAS SEMANAS.
Pedazo
primero
MEAPINOS
INTRÉPIDOS
Estamos en el pre Pirineo, en la cara sur, rodeados de altas
colinas y de impresionantes cumbres que hacen de agentes fronterizos. Estos
valles están llenos de pequeños pueblos y pedanías donde la gente, de la
solidaridad hacen una manera de vivir, hoy te ayudo yo y mañana lo haces por
mí. Vivir en la montaña no es cosa fácil, es muy duro. Pero disfrutar de los
valles verdes es un regalo de Dios. Se ha puesto de moda que vengan por estos
parajes gente de ciudad que, al sufrir las exclusiones del trabajo, la falta de
trabajo o, lo que es peor, han hecho siete días de estancia el año pasado, han
creído que huyendo hacia montaña las cosas serán más fáciles para sobrevivir:
un huerto, media docena de gallinas, un gallo, dos patos, un cerdo y una bomba
manual para sacar agua del pozo. De electricidad nada de nada, esto es para los
meapinos, se trata de no dañar la naturaleza, un pequeño generador para cuatro
bombillas y el portátil. Se decantan por una casita en el valle o una prehistórica
borda en ruinas, ya nos lo haremos, paciencia y constancia. Nada de tele ni de
comodidades urbanas, tan sólo un destartalado 4X4 que cae a trozos, como debe
ser. Queremos ser gente rústica, enamorada de la montaña, queremos vivir de la
naturaleza. ¡Muy bien, así me gusta, valientes! Les emociona despertarse en
medio de un prado verde y florido donde el sol hace sus primeros bostezos, los
animales saludan a su manera, el perro, muy importante el perro, los apabulla a
saltos y besitos. Desgraciadamente deben ser muy diestros en la administración
del sol, toda vez que hacia allá las diez y media ya desaparece tras un pedazo
de montaña que tienen enfrente. Él descubrirá que hacer de albañil, carpintero
o pintor no es exactamente como aquellos programas de la tele que seguía con
tanto entusiasmo e ilusión -Haga su propia casa-. Pero donde encuentra más
inconvenientes es en el huerto. Efectivamente, aunque en la feria de San Mateo
haya comprado semillas de todo tipo, para plantar las lechugas, tomates,
cebollas, ajos y patatas, se da cuenta de que el libro de instrucciones no sólo
es una mierda como un tractor, sino que ve hastiado como sus manos de contable
de segunda le están quedando como las suelas de los zapatos mordidas y, muy
lamentablemente, los riñones le queman como una antorcha, privándole incluso de
abrocharse las alpargatas. Alpargatas que ,con el coño de las ramitas y las
ortigas, ya las mandó a rodar por el barranco del Ángel, muy próximo. Pero el desencanto
no termina aquí; cuando harto de proferir maldiciones y blasfemias, cuando las
callosidades de las manos le revientan, cuando el mango de la azada chorrea de
sangre mientras cava los bonitos surcos del huerto, entonces, sólo entonces se
da cuenta de que allí no hay agua para regar! Al instante se le enciende la
luz, iré sacando cubos del pozo. Y unos cojones sacaré 500 cubos de agua cada
dos días! Y todavía no le ha dicho nadie que en verano el pozo se seca.
Bueno, tampoco quisiera parecer que pretendo hacer un
alegato en contra del mundo rural, todo lo contrario, nada más lejos de mis
creencias, para mí todas las bendiciones son pocas para la gente que con sus
esfuerzos y toneladas de dignidad hacen posible la vida en estos lugares. Otra
cosa son las decisiones tomadas a golpe de sangre o querer ver bucólico lo que
sólo son pedruscos y matorrales. Y mucho peor creerse que uno es capaz de
hacerlo todo en esta vida. De todas maneras, parece ser, de acuerdo con las conversaciones
de gente que lo saben a ciencia cierta, que en estos procesos ciertamente
laboriosos y muy comprometidos por parte de pixapins que optan por reciclarse,
que el factor "mujer" es mucho más explosivo, si se me permite la
expresión. Así es, la mujer es más vulnerable como también suele ser mucho más
realista que los ceñudos de los hombres. Dicen que una tarde de otoño avanzado,
llegaban los chillidos y la algarabía de una parejita en proceso de adaptación
al medio, a unos 3 km del pueblo. Eres un hijo de puta me has enredado. Hombre,
enredado no, tú también estabas ilusionada. Me tengo que calentar el agua todo
el día, no tenemos agua caliente. Voy a mear al corral a media noche, con las
bestias y no hay luz, el cerdo me mira y el perro me huele. Me prometiste una
casa como la de Raíces Profundas, allá en el Oeste. Tenía de todo, joder, y
pasaba un río cerca. Alan Ladd sabía hacer de todo. Yo tengo una casa que es
una mierda y quizás todo lo que nos aportará aquella película serán los indios.
Las lechugas que cosechas no las quieren ni las gallinas, las patatas huelen
mal y el cerdo dice que me las coma yo, y los patos se mueren de hambre, tienen
más pico que cuerpo. No quiero vivir más en esta casa de mierda y moscas. No
tengo lavadora, ni microondas, ni calentador, ni estufa. Me muero de frío y con
las manos cosidas de sabañones. No nos da el sol y en la mierda de jeep que
compraste no quiere subir ni el perro de los ruidos y chasquidos que suelta. Y
tú con el martillo y cuatro clavos en la boca aún no has tapado ni un agujero
de las ventanas. ¡La madre que me parió, pero que hemos hecho!
Bueno, se hace evidente que, en cualquier caso, nunca
llueve a gusto de todos. Y ahora llueve sobre esta parejita de granjeros Playmobil.
Seguirá
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada