divendres, 28 d’abril del 2017

LARGOS TRAGOS DE… ¡PRIMAVERA

De lo que se escribe en un blog lo llaman un post, pero es una palabra que no solemos usar, lo ventilamos diciendo "ya he terminado el artículo de esta semana". Pero tampoco es un artículo convencional porque por artículo solemos entender lo que escribe un periodista o una persona de un reconocido prestigio dentro de su profesión. Los blogs, que los hay muy especializados y muy buenos, de infinitas materias, suelen ser razonamientos personales o narraciones literarias escritas con más o menos dosis de inventiva y de experiencias personales.

Dicho esto, ya me puedo dejar engullir por el tobogán de la sinceridad y dar un vistazo a vuelo de pájaro por las pinturas y escenarios con que suelo ensimismarme. ¿Para qué?, pues sencillamente porque ya estamos en primavera y en las almas medio bohemias se nos disparan las ilusiones y nos late un pueril hormigueo que se mece en nuestro interior, como pequeñas burbujas, al igual que pellizcos de labios amorosos. Porque los colores han vuelto a cambiar, a irradiarse todas las tonalidades de la paleta, incluidas las más llamativas y chillonas. Primavera, primer verdor. No hay lugar para el aburrimiento, ni para mirar atrás removiendo las nostalgias, los malos momentos. Es tiempo de vivirlo con plenitud, arrinconando los miedos y las indecisiones, haciendo lo que siempre hemos anhelado y no hemos tenido valor para afrontarlo, desfalleciendo y amparándonos en la auto complacencia, en las excusas piadosas y los engaños innecesarios. ¡Vive!



La literatura, el cine o la poesía van llenos de primavera. "Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”. Pablo Neruda. Es tiempo de vivir íntegramente minuto a minuto, no dejarse vencer por los inconvenientes, el desánimo o, mucho menos, por la indiferencia. Cuando la vida te aporte razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír. Pisa la hierba húmeda, desafía la tristeza mirando las flores, camina por los bancales soleados, ríete con los pájaros, chapotea por encima de los arroyos. Muéstrate agradecido y da gracias que la primavera esté contigo.

Cuando en la primavera no había televisión, todavía era una palabra por inventar, cuando la vida era sólo una sórdida pelea por la pura supervivencia y a los euros se les llamaba céntimos, la gente se apropiaba de la calle y convertía las noches en un gran salón en donde comprar y vender historias mediante la palabra. Palabras preñadas de recuerdos. Sillas en círculo y los abuelos en lugar preeminente resguardados de la brisa marinera. Se escuchaba al abuelo con respeto y orgullosa admiración. En primavera ya se podía vestir la sudada camiseta y el zurrón atestado de hambre. De madrugada el carro y la mula, a golpes de herradura, rompiendo justo el silencio para despertar gorriones y sueños imposibles, siguiendo vetustas grietas hundidas en el camino en medio de extensos sembrados verdes, salpicados sólo por la nariz de tímidas amapolas. Pero, no teniendo nada y careciendo de casi todo, ya conocieron la luz de la primavera antes que nosotros, que lo tenemos todo. No se puede comprar la primavera, pero tenemos el privilegio de sentirla y amarla.


"Realmente soy un soñador práctico, mis sueños no son bagatelas en el aire. Lo que yo quiero es convertir mis sueños en realidad ". Si Gandhi quería ser práctico con sus sueños, como no lo había de ser un soñador como yo. Que me he pasado la vida observando el paso de las estaciones desde la ventana del tren. Embelesado.