divendres, 28 d’octubre del 2016

LA CASTA DE LOS DESCASTADOS. TAN SOLO CASPA.

Después de seguir por televisión los debates para la investidura del presidente del gobierno no nos queda otra opción que resignarnos al obligado conformismo. España no tiene remedio, vuelven a cambiarse los muebles de sitio para que todo siga igual. Las mismas caras, mismos discursos, iguales objetivos. Es realmente penoso tener que aceptar que esto no tiene remedio. Rajoy no solamente predica con algo de humildad, sino que se ha maquillado con las plumas de gallo que inspiran su  intolerancia, aquella verborrea ininteligible con la que con muchas palabras se consigue no decir absolutamente nada. Rodeado de unas bancadas sonrientes y sumisas, lanza sus mensajes en el hemiciclo con la ceguera habitual y espacia sus párrafos para que sean vitoreados y aplaudidos por los corifeos que, más que eficientes diputados, parecen miembros de un consejo de administración jaleando el reparto de dividendos. Su líder es un hombre gris, un funcionario de visera y manguitos tras una ventanilla, el hombre tranquilo que afronta los grandes y decisivos cambios con la inacción y el silencio. Sentado a la puerta no ve desfilar los cadáveres de sus contrincantes políticos, porque, finalmente, no hay cadáveres porque siempre lo han sido, ni tan solo eso, acaso solo percibe las sombras y las brumas de su inquietante, sórdida e incompetente gestión. Sus ministros, forjados al temple del hierro colado, no despuntan en nada, no demuestran en su supuesto cometido ningún hecho, ningún logro, nada que los sustraiga del ostracismo más vacuo e inane. No gobiernan, en todo caso, mandan. Ay! el ordeno y mando, tan ceñido a la riñonera española que no hay manera de cercenarlo de esas vísceras ancladas en el poder absoluto, en el limbo de la sociedad. En España jamás se ha gobernado, siempre mandado, cosa distinta. Y así piensan seguir. Es tan espeluznante y patético su sentido de la democracia que esta misma tarde ha soltado sin rubor la frase: No encuentro en el Congreso complicidades para gobernar con estabilidad”. Después de limosnear durante un año alguien a quien arrimarse, y ya lo ha conseguido, pretende que también se auto amordacen, darles unos caramelitos de cicuta, y gobernar a sus anchas durante los cuatro años de la legislatura. Para la derecha española, y la izquierda, gobernar en coalición es una broma inaceptable.




Dice Rajoy que “nosotros ofrecemos un proyecto en el que no se divide a la gente”, puede ser, quizá no la divida pero la hace trizas, la pulveriza y la amodorra de aburrimiento y de asco ante tanto ladronicio vergonzante. En cuanto al “desafío catalán” –invento español- el aspirante dice “admito no tener claro  el procedimiento ni el foro”. La frase se despacha por sí sola, esta es la reacción de Rajoy ante el dosier más importante que tiene España encima de la mesa hace ya un par de años. Lo mismo que el premier inglés con Escocia. David Cameron es la antítesis de Rajoy, así como la Cámara de los Comunes es incomparable al Congreso de Diputados. No hay que olvidar, por si éramos pocos, que la sombra franquista se extiende por los cuatro puntos cardinales del toro. Quizá Rajoy ignore el procedimiento (?) pero el foro lo ha tenido siempre claro: el Tribunal Constitucional y los ministros de Exteriores e Interior, expertos fontaneros. Estamos pagando con creces la democracia blanda o el déficit democrático en España. Por no hablar del bochornoso y esperpéntico espectáculo del PSOE que ha dado origen a la epidemia diarreica más aguda jamás vista en todas las cancillerías europeas, ya de por sí castigadas con continuos colapsos del músculo irrisorio, provenientes de las trifulcas de la Marca España. No tiene remedio la Marca. El PSOE  practicará el lametazo hostil pero lametazo al fin, porque España nos necesita, dicen. De verdad que los socialistas necesitan lamer a la derecha más intransigente y corrupta de la reciente historia? No veo castas, solo caspa maloliente. Porque ambos son lo mismo, el freno de mano para que España se descuelgue de la modernidad. Casta de caspa.