dijous, 26 de maig del 2016

CRÓNICAS EN TINTA AZUL. TOMA DE CONTACTO

Pues sí, otro año con el periscopio enfocado a las venturas y desventuras de un pueblo de costa en época de remojo. Nos hemos adelantado un poco a lo que venía siendo habitual. Pero ya se sabe, donde hay patrón no manda el marinero, al menos en las decisiones domésticas. La verdad es que de remojo por ahora, nada de nada. Todavía hace fresquito, sobre todo por las tardes, y el tiempo no acompaña mucho, casi cada día nublado esta semana. Los establecimientos ya han puesto a punto sus instalaciones y el ayuntamiento se ha esforzado para que todos los km de costa estén a punto de revista. Pese a que me gusta gruñir, no  puedo por menos que felicitar el dinamismo municipal, por otro lado necesario si se pretende vivir de los rebaños de forasteros. Hace tantos años que me muevo por estos lares que ya casi nada me sorprende, aunque es raro que a menudo no encuentres algún hecho que no te llame la atención.

Yo también me estoy poniendo a punto, si es que ello es posible. Como siempre la bicicleta ha sido la primera intervención tratando de afinar y pulir todos los puntos débiles del artefacto: limpieza, engrase, neumáticos, luz de freno y carga de batería. Si está limpia pero no hay batería, adiós bicicleta. La única novedad que aporto personalmente este año, es un llamativo aumento del volumen perimetral de barriga, qué le vamos a hacer. Bueno, y un llamativo pantalón corto negro, creación del Sr. Armani y deferencia de mi hija que no se llama Armani, sino Montse. También he tenido que renovar el portátil que tenía aquí, se murió en el transcurso de la semana santa, y no creo que fuera por fervor santificado, más bien por cansancio. Por vestir no me rompo demasiado los cascos aquí, me gusta ir siempre con camiseta, sin textos ni dibujos ni reivindicaciones de ningún tipo. Me siento cómodo, eso sí, lisas y de todos colores. Ep !! Miento, este año tengo una que tiene texto y colores por un tubo. Es una que hicimos para celebrar los siete años de vida de mi blog en La Vanguardia. Algo teníamos que hacer. Y el tren sigue con sus itinerarios ininterrumpidamente.

Leo ya hace tres días los altercados en Barcelona, ​​ciudad de congresos, ferias y de exhibición cultural y de civismo con una imagen internacional muy prestigiada. Al parecer puede volver a peligrar el que tantos años ha costado levantar. Con el desbarajuste europeo pasa algo parecido con los inmigrantes, alicatan la tragedia de bonitos colores, y en Barcelona se quiere alicatar el incivismo con una nefasta gestión que no hace más que alimentar los antisistema. Curiosa palabra. La Sra. Colau desgaja las costuras municipales, le va grande el vestido. The Guardian dice que es el alcalde más radical de Europa. Y además se quiere cargar acontecimientos de gran trascendencia social y económica para la ciudad y el país. Es lícito ir contra los intereses que funcionan bien y proporcionan millones a espuertas? El buenismo engendra el voto populista y el populismo cuando recibe el baño de realismo se da cuenta que las cosas no eran como pensaban. Que le pregunten a la cazadora de pana de González y Guerra.




Quería estrenar la terraza del náutico con el primer aperitivo de la temporada, pero me he tenido que conformar con una mesa tras los cristales, hace fresco. Como las vistas te ponen de muy mala leche al ver una gigantesca concentración de yates, me he conformado con unas almendras bien tostaditas y un escocés de lustrosa etiqueta. Entre sorbo y sorbo me acordaba de las sabias palabras, que no comparto, del gran John Wayne: "no me fío de las personas que no beben". Y a fe de Dios que el Centauro del Desierto entendía un óvulo en temática Bourbon y juego raso y patada en la cara. Ahora se han cumplido 109 años desde su llegada con 45 cts. Cuando se marchó medía 192. Todavía me quedan cuatro almendras y un sorbito, hasta la vista.

divendres, 20 de maig del 2016

TODAVÍA SUENA LA PANDERETA?



Si no fuera por la gravedad de los acontecimientos, bien podríamos calificar España como un país de pandereta. También es cierto que nunca ha dejado de serlo, digan lo que digan los grandes gurús de este país que los hay a cientos, a cientos de miles. Es la constante disquisición entre altitud de miras y el inmovilismo, el eterno debate de los colores, la realidad comparada y contrastada con nuestros vecinos. España puede equiparar su democracia con la que rige en Europa central? Tenemos los mismos estándares de calidad democrática que se ponen de manifiesto en las decisiones de otros países? Los políticos españoles merecen la consideración y respeto que despiertan sus colegas europeos?

Me temo que todas las respuestas a estos interrogantes serían ignoradas por un buen puñado de inmovilistas, a los que no convencen las medidas aperturistas, ni el reciclaje de la administración, ni la separación de los poderes del estado, ni la intromisión de la justicia y la sociedad en los gravísimos asuntos de la corrupción. España anda renqueante, cojea ostensiblemente, adolece de una clara patología de pérdida de visión y bloqueo de oído. Miren si llega a ser grave la situación política en España, que según las intenciones de voto del próximo 26 de junio, aparece de nuevo el PP como primera opción, el preferido por una mayoría de votantes. Es lícito que una mayoría vote a un partido líder absoluto en corrupción y en desgobierno? Claro que sí, otra respuesta sería poner en duda la legitimidad de la democracia. Pero también se pone de manifiesto con ese gesto que la democracia sigue siendo en España un feudo del inmovilismo. Todo lo que no sea comulgar con el status de la España tradicional, dominante, excluyente y agresiva, no solamente es condenable, sino que no existe. El credo a seguir de la derecha “nacional” y un buen bocado de la izquierda, siempre tambaleante y dubitativa, se asienta en el antiguo dominio castellano. También Andalucía y Extremadura se apuntan a ese vigor nacional, aunque escenifiquen un clamor de reivindicación socialistoide que ya no se sostiene. Blas Infante ha subsistido para adorno y culto de ignorantes aduladores en plazas y nomenclátor de calles , los de qué hay de lo mío o el nefasto café para todos. El padre de la patria andaluza ya tan solo se reivindica para poder abastecer, de por vida, la despensa meridional. Todo el sur español se suma al chollo de levantar muros y escenificar supuestos agravios provenientes de cualquier movimiento que proceda de Catalunya, para ensalzar las glorias de España, que mantienen in secula seculorum el statu quo para que el sur  se beneficie de los demás.  Al poder madrileño/castellano le sienta bien, le complace, lo defiende, lo obliga, a que las zonas más productivas de España, no solo Catalunya, financien las escaseces y carencias de media España. Los más productivos se asfixian fiscalmente para que otros puedan seguir secularmente quejándose, pero llenando los bolsillos.

El Toro de la Vega, Franco, Himmler y Guadamur, el desprecio por todas las lenguas que no sean el castellano, las corridas de toros en pleno siglo XXI, la corrupción pseudo consentida excepto la procedente de Catalunya, los altos cargos de la administración en manos de reliquias franquistas, decisiones que ponen los pelos de punta a la mismísima judicatura, tics inconstitucionales sumergidos en el debate estéril. Esta es la España que pretende dar lecciones a Europa. La misma que envía embajadores en misiones de información a un puñado de cancillerías para explicar las maldades de un territorio díscolo que está a un paso de abrir su propio camino, cansado de insultos, oprobios, negaciones y desarbolado económicamente. La misma España que pretende noquear la libertad de expresión en un acto deportivo porque no le gusta la estelada. La misma que coincidiendo con la prohibición de las estelades, autoriza una manifestación de índole nazi. 


Si, todavía suena la pandereta, pero no es esto lo peor. España está condenada secularmente a ser distinta, diferente, reacia a cambios trascendentales que claman al cielo. Lo lleva en su ADN. Es un país de pandereta. 

dimecres, 11 de maig del 2016

CAMINOS DE ESPINAS SIN ROSAS

El pesado y obsoleto Sr. Rajoy ahora dice que no son tiempos para "amateurs", naturalmente se refiere a los partidos de nuevo cuño. Esta multitud de gente joven, irrespetuosos, inexpertos, atrevidos, mal vestidos y sin contención. No se preocupen, no voy a hablar de política, está demostrado que cuando escribo de política las ventas bajan, los lectores pasan página. Y lo entiendo perfectamente, yo también estoy harto de esta pandilla de facinerosos corruptos, pésimos gestores, aprovechados y en la mayoría de casos, ineptos.

No, no voy a hablar de política, pero déjenme decir que tal vez una fuerte sacudida de los pilares de la ilegitimada y oxidada democracia española le convendría, un cambio de caras y de maneras. Han ido demasiado lejos en todos los sentidos. Subsiste una puesta en escena egoísta y personal, no un interés estricto por la comunidad, para el colectivo, y esto vale para todo el arco parlamentario. También tengo que decir a la gente "normal", no radicalizada, que no tienen que preocuparse, que serán cuatro años de sobresaltos, metidas de pata, ridículos de primera página y de rectificaciones a toda prisa. Tras una accidentada legislatura las cosas es posible que empiecen a reconducirse, sin que ello signifique volver al letal y asfixiante bipartidismo. Todos son necesarios pero los populismos chirrían tarde o temprano.

La Iglesia, a pesar de estar sufriendo una importante disminución de fieles, también necesita un lavado integral, incluido el de bajos. Estoy sorprendido por la línea adoptada por Francisco, en dos mil años de historia es el primer director general de la santa empresa que adopta un postulado totalmente diferente. Quiere "trabajar" por los desvalidos, los marginados, los pobres, los refugiados, los sin techo, los gays, los enfermos, los oprimidos, los corruptos o pedófilos. Yo guardo mis reservas en cuanto a la viabilidad de los proyectos del pontífice, luchar contra poderosos intereses tiene su riesgo. Juan Pablo I duró sólo 33 días su pontificado, y como todos los asuntos vaticanos, su muerte quedó sellada dentro de los muros Berninianos. Las teorías abarcan desde el infarto hasta el envenenamiento, desde la curia romana hasta la CIA, pasando por la Rusia comunista. Nada se ha podido contrastar ni confirmar, no hubo autopsia. Tan sólo había anunciado su propósito de lavar la iglesia por dentro y por fuera. Prácticamente no le dio tiempo ni a lavarse las manos.
Gino Flaim es un sacerdote de Trento que con relación a la pedofilia "eclesiástica" dijo: "La pedofilia la puedo entender, la homosexualidad no lo sé. He estado mucho con niños, los conozco, y sé que por desgracia hay algunos que buscan afecto porque no lo tienen en casa, y pueden encontrar algún sacerdote que ceda ". El Papa Francisco declaró que "La pedofilia es una lepra en nuestra casa y cerca de un 2% de los sacerdotes católicos son parte del problema". Otro: "Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan ". Estas santas palabras son de Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife. Y el obispo de Cancún dice: "Hay que perdonar a los sacerdotes pederastas, no sabían lo que hacían".

De modo que, amigos, tenemos un problema de raíz política y el otro de creencias religiosas. Si es que queda alguien con sentido religioso de la vida. Mucho me temo que los políticos seguirán tocándonos lo que no suena con su alarmante falta de profesionalidad, por decirlo suavemente, y que el bienaventurado Francisco tiene tantos huesos para roer que tengo serias dudas de que pueda salir triunfante en su camino por el calvario y, desgraciadamente, indemne.


dimarts, 3 de maig del 2016

OBSOLESCENCIA

Creo que en alguna ocasión ya lo he comentado, fue en un viaje a Ámsterdam. Tenía una animada y paciente conversación con un muchacho nativo, los holandeses hablan perfectamente su lengua más el inglés, todos. Había llegado pocas horas antes al aeropuerto de Schiphol y en aquel momento me encontraba ya en el centro de la ciudad, en una conocida cafetería especializada en las tartas de zanahoria. Allí la zanahoria y las patatas fritas gozan de gran predicamento. Aunque si les digo la verdad prefiero la zanahoria en la verdura o la ensalada. Bien, el caso es que el establecimiento se hallaba repleto de gente y nos dieron mesa en un bonito altillo que también congregaba un buen puñado de clientes. Se accedía mediante una tortuosa escalera de caracol. El caso es que al marchar puse máxima atención al descender por la retorcida escalera, pero desgraciadamente no la suficiente puesto que en el penúltimo peldaño se me liaron las piernas y emprendí un gracioso vuelo durante el que volqué una mesa con sus correspondientes zanahorias azucaradas, esparciendo mis sufridos huesos por el suelo, entre patas de mesa y zapatos. Solo en aquel momento fui consciente de que me había dejado olvidado mi pobre menisco entre los barrotes del caracol. El dolor era tan intenso que me vi obligado a llorar sonriendo. Y eso no es fácil. La cosa no tiene más historia que un cebollazo de dilatadas consecuencias y un ridículo de los que dan que hablar. Somos seres racionales y como tal ya me llevé mi ración de zanahoria al vapor del caracol y fundido de menisco al hierro forjado.



No cabe duda de que a medida que vamos creciendo nuestras facultades van mermando, y lo que es un servidor ya lleva su buena dosis de crecimiento acumulado. Si bien lo que más me preocupa en la actualidad no son los tortazos que me puedan sobrevenir, las limitaciones al esfuerzo o la carencia de lotes, ustedes ya me entienden. Quizá lo que más me afecta es lo tocante a la situación anímica. Esto ya es más trascendente, preocupante, da que pensar. Al fin y al cabo, si no puedes alcanzar los cuatro polvos en una perfumada y loca noche, pues que sean tres. Ustedes también ya me entienden. Ahora bien, sufrir pérdida o ausencia de deseos, ilusiones, proyectos o aventuras, aquí sí que el panorama ya se viste de renuncia púrpura. Los pequeños y grandes viajes que han sido mi seña de identidad a lo largo del trayecto, están atravesando una época de obsolescencia. Efectivamente, me estoy convirtiendo en un ordenador antiguo, en una bicicleta sin ruedas, en una estilográfica sin plumín. Son objetos obsolescentes; pasados, antiguos, superados, amortizados, viejos, inadaptados. Como yo.

Si un nieto me pregunta, abuelo estas triste? Cómo diablos le digo a la criatura que soy una bicicleta sin ruedas o un ordenador abollado. No lo entendería, no sabe lo que es una metáfora, una licencia gramatical o un quiebro de palabras. Pero es que no es ni esa la cuestión, es que estoy abollado de verdad. Y cómo le digo al niño, hijo mío, tu abuelo está triste porque está abollado. En fin, olvidemos la obsolescencia ni que sea por un rato. Las salidas nocturnas no me han gustado nunca ni nunca las he practicado. Pero es que ahora empiezan a sobrarme hasta las diurnas, me da pereza ir a cualquier parte. Ni al restaurante me apetece acudir. De compras mucho menos, la moto en el garaje con obsolescencia, la botella del whisky como muerta, las salidas a la montaña olvidadas, los trajes y corbatas en el sueño de los justos, ir al cine he olvidado lo que significa, admirar a las mujeres de buen ver, eso no se me ha olvidado.


Que quieren que les diga, tengo de sobreponerme, volver a ilusionarme por los sueños, por los deseos contenidos, por aquellos lugares en los que cada mirada es un suspiro, cada paisaje un latido, cada kilómetro una puerta abierta a la esperanza. Hay que olvidar la obsolescencia, no estoy obsoleto. Y esto mismo les aconsejo.