dijous, 27 d’agost del 2015

CONTEMPORIZANDO

A tenor de mi último post de la serie CRÓNICAS EN TINTA AZUL, cabría deducir que ya he abandonado el panorama marítimo, pero no es así, quedan cosas por hacer, ventanas que cerrar, capítulos por concluir. Flecos de cierta relevancia por su repercusión y otros que podríamos etiquetar como sandeces o nimiedades pero que también reclaman atención. Sí que se nota un cierto éxodo de veraneantes, entre otras palpables razones porque es más fácil encontrar aparcamiento en las calles de la población. Pronto el litoral adoptará una imagen desnuda, plácida, como extraída de una foto intemporal. Las grandes aglomeraciones no serán más que una mirada atrás.

Todo apunta a que se acercan meses con especiales turbulencias y difíciles de predecir. Sin ir más lejos el próximo mes de setiembre se producirán dos hechos de distinto calado y según como se miren, de gran transcendencia. Y en el mismo día. De una parte, un servidor cumplirá un año, un año más a sumar a los que ya tengo, y en otro escenario más serio, y más empalagoso, elecciones al Parlamento catalán, que siguen siendo confundidas por mucha gente como votaciones para decidir, o no, la independencia de Catalunya. Otra cosa es que tengan un “sesgo” plebiscitario. Sigo pensando que es necesario un cursillo acelerado de pedagogía acerca de un acontecimiento de tanta relevancia, la gente tiene muchas dudas por esclarecer, miedos que atemperar, y desconfianzas sin justificar.

No deja de ser curioso que muchas personas se inquieten al pensar quien les pagará la pensión llegado el momento, desconfiando de un futuro y posible estado catalán. Sin embargo nadie dice esta boca es mía de la situación del sistema de pensiones de la Seguridad Social española. Según un estudio de una agencia internacional se plantean tres posibles escenarios. El más pesimista dice que la caja estará agotada en cinco años, y el más realista sitúa el límite en el 2024, mientras que el más optimista coloca la fallida para el 2028. Añádase a este panorama el zarpazo del gobierno español al Fondo de Reservas del que ya resta la mitad de lo que había. Un regalito envenenado, vaya. Eso sí, alta velocidad –AVE-  la habrá para la cabra hispánica de Málaga hasta los crustáceos de Vigo. Y todo eso por qué? Fácil, pues porque Spain is different. No sé si me explico.

Como diría un viejo zorro de Oregón, antes de que lleguen las nieves he de llevar el coche de mi mujer a revisión. Se lo cambiamos en febrero y en pocos días alcanzará los quince mil km. De los que ella habrá hecho unos 24 y un servidor el resto. Me siento cómodo en él, funciona a la perfección y en el mundo rural se defiende con holgura, permitiendo que el mío repose plácidamente en el garaje y que me mire celoso y malcarado cuando bajo a por vino o leña. A propósito de la leña, mediante una soberbia estratagema comercial en junio me desprendí del almacén donde guardo la preciada madera y cientos de chismes que nadie sabe para qué sirven. Estaba cerca de casa i ahora he trasladado los cachivaches a otro almacén pero que dista 10 kmts. de casa. No me preocupa porque en la fase invernal, y allí es larga, a lo sumo voy un par de veces a la semana a por leña. Tampoco es tanto.

Cuando la lotería nos da la espalda convertimos la efeméride en el día de la salud…mientras haya salud…Y cuando el verano toca a su fin, entonces la cosa va de Navidad. Lo he oído estos días alguna vez…no nos daremos cuenta y estaremos en Navidad. Pero cómo no nos vamos a dar cuenta si falta un tercio de año! Una de dos, o nos precipitamos en las predicciones o el año tiene dos semanas. Del poco cine que veo, pese a considerarme un entusiasta cinéfilo, últimamente reparo en las películas de escenarios de frío en las que el guaperas de turno hace su entrada en la cabaña despojándose de un pellizón de tres pares de bemoles quedándose en camiseta y tejanos. Me gusta el detalle, y aprovechando el inclemente helor de mi pueblo pienso ponerlo en práctica. Aunque bien pensado, al primer estornudo me tendré de oír la rancia canción del….Tú eres tonto o qué? Pues sí, pero quizá más que tonto, soñador.