divendres, 31 de juliol del 2015

CRÓNICAS EN TINTA AZUL (VI)

Ya hace algunos días que las nubes enseñan la patita, como si quisieran soltar agua. Pero de momento nada, más bochorno. Por lo que anuncian los periódicos noto al Sr. Rajoy cada día más nervioso, reiteradamente amenazador. Como si tuviera un grave problema del que no se siente capaz de solucionarlo, y no le permite dormir tranquilo. Por las mañanas el mar se despierta con una etiqueta ennegrecida, oscura, refleja el cielo encapotado. También se ve más gente, sensible aumento de barrigones con pantalón corto y señoras de buen ver, no todas, con transparencias más que saludables y estimulantes. De aquellas que activan la puñetera imaginación y estiran los dientes.

Martes aperitivo en la terraza, cubierta, del Copacabana. Sombra y fresquito. En la hora de levantar el codo y lubricar el gaznate. Gente de conversación amena y los cuatro pijos de rigor haciendo el longuis, como de costumbre. En la mesa de al lado una pareja de unos cuarenta y pico y una señora mayor con la morrera abultada. Un servidor estaba entregado a la lectura sin poder evitar oír esta conversación que al principio me inquietó.
  -Finalmente los niños han ido al Montseny, ¿verdad?                                                                       -Sí, la niña prefería la Costa Brava pero hizo caso a su hermano.                                                      -Y tú sigues haciendo el pendón de noche?                                                                                    -    -Bueno, salgo los viernes, si puedo. Supongo que tú seguirás haciendo de puta fina?
En este punto la señora intervino con voz temblorosa y cierta virulencia.
        -El Hecho de que os hayáis separado no presupone que os faltéis al respeto.

Bueno, no tiene más importancia que la de haber perturbado la apacible ingesta de mi Martini seco. El hombre acosado se levantó de un salto visiblemente molesto y al pasar frente a mí se le entendió ... par de brujas! Nada, cosas cotidianas que Joaquin Luna nos podría ilustrar con una master class, como gran oficiante que es de las pequeñas trifulcas conyugales y sus inconfesables pasatiempos.

Aparte de estar hasta los mismos globos oculares de abrir el periódico o la televisión y encontrarme de frente con la incierta Independencia, el que más me disgusta es la cantidad de tonterías que se llegan a leer. Hay gente que o es muy ignorante o tiene muy mala leche. El 27/S no marcha nadie, ni se rompe España, ni pondrán una aduana en Alcarràs o Ulldecona. Se trata sólo de que la gente opine: seguir como hasta ahora, hechos una mierda, o aspirar a la posibilidad de tener nuestra propia caja de herramientas y prescindir de los seculares mecánicos centralistas; caros y malos. Yo lo tengo claro. Además de ser mi aniversario.

La bicicleta necesitaría visitar el lavadero, tiene mucho polvo incrustado, y también engrasarse piñones y cadena. También debería hacer algo con el asiento, quizás cambiarlo. Empiezo a sentirme las nalgas adoloridas, maltratadas, sensibles, irritadas y cabreadas. Y yo más. El culo también tiene sus cosas. Hoy sí, es un día turbio, tapado, oscuro y con un fresquito que enamora. De positivo poco, cuatro gotas mal contadas. No he cogido la bicicleta porque  me temía lo peor. He ido en coche y sorprendentemente he encontrado aparcamientos por todas partes. Me parece que el censo de la población no llega a las veinte mil personas, pero en verano sobrepasa las cien mil de largo. Mientras daba cuenta de mis rebanadas con fuet, una señora que desbordaba de todo menos juventud, se ha sentado en la mesa de al lado arremangándose una especie de batita y acto seguido ha entrado en éxtasis leyendo un libro en su tableta. A mí no me verán nunca con esto entre manos, nada como el aroma de un libro suavizándote los dedos con su aroma.


Nosotros en verano no viajamos jamás en la vida, no soporto las aglomeraciones y mucho menos el calor. Sin embargo, justo por estos fechas solemos ir tres o cuatro días a Port-Bou o Capri. Desde que hace años estuvimos un par de semanas en la perla de la bahía de Nápoles quedé narcotizado para siempre. Pero quien manda en casa ha dicho que hace mucho calor y yo he callado como una piedra. Tendido a la sombra, diario en las manos, Martini seco a la diestra  y a verlas venir, caramba no! Esto es lo que dice Rajoy!