diumenge, 14 de setembre del 2014

CARTA A ERIKA

Mira Erika, en tu última carta me formulas preguntas muy atinadas con relación a lo que está ocurriendo entre Catalunya y España desde hace trescientos años y que ahora se está precipitando vertiginosamente. Siento no poder ser todo lo explícito que quisiera pero es que ni yo mismo se las respuestas. Tú has estado varias veces aquí y sabes por demás que enterrada la dictadura hace ya muchos años, hicimos el salto a la democracia mediante un periodo de negociaciones partidistas que se ha dado en llamar “período de transición” El café para todos fue el engendro más alucinante y estéril que vio la luz bajo la atenta mirada de las pistolas que marcó la andadura hasta nuestros días concretándose como un grave error del que casi todos se sienten defraudados y arrepentidos.
El único paralelismo que se puede establecer entre Holanda y España es que ambas son naciones europeas, poco más. La democracia española viene a ser como todo lo español desde siglos, democracia a la española. No consolidada, descafeinada, remendada con tics autoritarios. Me contabas el ridículo de la semana pasada que dejó estupefactos a periodistas, autoridades y público en Ámsterdam al mediar la embajada española para frenar la presentación de Victus, el libro de Sánchez Piñol. No os es posible entender actos como este, de censura, porque vivís en una auténtica democracia, pero aquí, querida Erika, las decisiones se toman a golpe de ordeno y mando. España hoy está en pleno proceso de descomposición, no tiene posibilidad alguna de remedio como nación moderna, democrática y europea. El reset ha de ser total. Tú ya sabes que el garante de una democracia es su sistema judicial y el Constitucional ha de ser la esencia vigilante. Pues aquí los miembros del alto tribunal son escogidos a dedo por los dos partidos mayoritarios del estado. No te digo más.
En España hablar idioma distinto al castellano está mal visto, sea alemán, catalán, francés o chino. La lengua del imperio domina y desprecia. La incultura es poco menos que asfixiante. Mentalidad de aportar no existe, pero sí la de recibir y exprimir en todos los ámbitos. Mañana se celebra la Diada de la que sé que estás al tanto. En este justo momento, Erika, ya no es menester hablar de identidad, lengua, trabajo o símbolos, ya no, ahora se trata ya solo de fatiga, de hastío, cansancio de ser vilipendiados, amenazados, estrujados o humillados. Catalunya necesita y pide aire fresco, hablar por su boca, despegarse de esta secular rémora que empobrece su presente y frena y condiciona su futuro. Creo que podemos y debemos.
Tratándose de España no hay nada fácil, esto no son tus verdes prados de molinos de viento ni siquiera una humilde orilla del Támesis. Se quieren cargar la gallina de los huevos de oro, antes que poner en orden su corral. Ya sabes que en estos instantes somos culpables del mayor y más horrendo crimen en una democracia: querer votar!

Termino Erika, me conoces y sabes que acataré lo que la mayoría decida, sé lo que quiero pero también soy demócrata. Te mando un fuerte abrazo de todos nosotros, incluida Milú, y pase lo que pase no dudes que la próxima primavera volveremos a reunirnos todos en Zaanse Schans bajo las gigantescas palas de un molino, oteando la perfecta formación de los patos en el estanque, y dando cuenta de la merendola en medio de la verde pradera. No te olvides del pastel de zanahoria.