dissabte, 2 d’agost del 2014

CRÓNICAS EN TINTA AZUL (V

Creo que ya he revelado en distintas ocasiones mi afición en verano a desayunar en lugares donde la perspectiva marítima sea esencial, primordial diría, y poniendo mucho en valor si el establecimiento dispone de Wifi. Aquí en la costa la falta de cobertura es un pecado imperdonable, me tiene aburrido, he contratado 4 gigas adicionales y me duran lo que un bollo en la puerta del colegio o en las manos de Bárcenas. El caso es que en las dos últimas semanas he querido probar dos nuevos establecimientos en donde desplegar mis conspicuas dotes de observación unido al frugal desayuno. Constato que a igual menú, mismo personal, idéntico horario, misma terraza, en todos ellos se producen fluctuaciones de precio cada día que van de: 5’80, 6’40, 7’80 euros. No protesto nunca pero me parece un deplorable bochorno, una nefasta política empresarial, una procaz ofensa a la gente de bien, y a la de mal también. Hace pocas semanas desembolsé por una botella de frío y agradable, pero absolutamente intrascendente Chianti, desde 8 hasta treinta euros pero, claro, era en La Toscana y entonces ejerces de guiri tan a gusto. Y de las copitas de Grapa ya me callo.

No llueve pero el cielo está plomizo y nubes amenazadoras cabalgan hacia mi zona. Creo que este es el tercer verano que no me sumerjo en la fría e impactante agua del mar ni en la solitaria piscina. Pero no por ello voy rebozado de mugre, la ducha mañanera y muchos días la de tarde-noche, se ocupan de higienizar mi funda dérmica. La impresión que me produce el agua fría no creo que sea buena para ,  llegó un momento que se me erizaba el cabello, el corazón se aceleraba peligrosamente, el vello corporal se electrificaba y llegué a temerme lo peor. Casi comparable a un regio orgasmo, pero en frío. Por cierto, al orgasmo no he renunciado pero como si lo hubiera hecho.Aquí en casa, ya saben, nos repartimos el trabajo sin ningún problema, solo somos dos. Yo salgo con la bicicleta poco antes de las nueve y mi mujer se ocupa del resto. De esta forma se hace todo más llevadero. Ella tampoco va nunca a la playa, que la tiene a un paso corto, como mucho sale a la piscina una horita y no todos los días. Yo no me meto jamás con el prójimo, pero si me gusta decirles lo que hay que hacer. Los hijos y los nietos campan por sus respetos, a lo sumo nos visitarán un par o tres de días en agosto.

Hoy hace un día realmente bochornoso, casi que asfixiante, y no me refiero precisamente a los rayos solares. Ahora mismo me acaban de servir la tónica helada y el café de rigor, cortito, pero con sabor a esencias de droguería. Decía que el calor es sofocante, pero nada a ver con las borrascas, las lunas o las isobaras. En todo caso los varapalos que nos llegarán de la árida meseta. La visita del president a la caverna de los dinosaurios y los influjos pujolianos puede sufrir un traspié, pero no adelantemos acontecimientos, ya se verá. En cualquier caso habrá que seguir picando piedra.

He recibido un email que me ha alegrado la mañana, pero por poco tiempo. Corto pero explícito y esperanzador: Te necesito, te amo. Ante lo cual he procedido a investigar de inmediato si el remitente era una fémina o de algún torso peludo. Una vez aclarado el enigma he redactado la respuesta adecuada y educada: Sra. o Srta. Debo deducir que algún dedito la ha traicionado y ha pulsado una tecla equivocada. De no ser así, le ruego que me disculpe por no poder responderle en los mismos términos. Nada me gustaría tanto como sentir esa pasión que desprende entre mis brazos, aunque ya no estoy para muchos achuchones.No obstante, si frecuenta usted mis círculos, guíñeme un ojo, al menos sabré de qué y con quién hablo. Respetuosamente, Pep.